Rodrygo Goes marca la diferencia. El brasileño volvió a demostrar una vez más que es un futbolista extraordinario, capaz de mejorar el juego del equipo y a todos sus compañeros. Frente al Elche dio dos asistencias que aprovecharon Benzema y Asensio, pero lo más importante es que abandonó el Martínez Valero tras dar una clase magistral de fútbol. Como dijo Benzema en su día, el joven carioca juega para los que saben de fútbol y lo que hizo ente el conjunto ilicitano fue la confirmación de que en sus botas hay un crack mundial.
La lectura de Rodrygo de partido fue impresionante. Entendió el juego con una solvencia impropia de un jugador de tan sólo 21 años. Su objetivo no es adornarse, el brasileño tiene sólo un reto cuando está en el terreno de juego: hacer daño al rival sea como sea. Se mueve con naturalidad y calma, trata la pelota con clase y se mueve siempre por donde debe. Ante el Elche empezó en la banda y con el paso de los minutos empezó a jugar por dentro, donde terminó de condenar a los de Jorge Almirón. Terminó el duelo entrando por la izquierda, demostrando que juega como y donde quiere. Y lo que es más importante, casi siempre con acierto.
En el Real Madrid saben que esta tiene que ser la temporada de Rodrygo. El brasileño debe seguir los pasos que dio la temporada pasada Vinicius para terminar de romper como crack mundial. La confianza del club y de Ancelotti en él es máxima, pero sabe que tiene que tener paciencia. Aunque, como es normal, esto todavía le cuesta asimilarlo.
A Rodrygo le molestó ser suplente en el Clásico. En el primer gran partido de la temporada, Ancelotti apostó por el equipo que ganó la Champions con dos cambios, Lunin por el lesionado Courtois y Tchouaméni por Casemiro. El brasileño saltó al campo en el minuto 85 y tuvo tiempo de provocar un penalti que el mismo transformó para terminar de cerrar el duelo. Su reto es dejar claro a Carletto que también puede jugar de inicio en los duelos de tronío y con exhibiciones como la del Martínez Valero está más cerca de conseguirlo.