Al Real Madrid se le pone jeta de campeón. Los de Ancelotti pasaron el rodillo ante el Getafe en un partido redondo y divertido. Carletto rotó a Kroos y Modric, pero Camavinga y Valverde dieron al equipo más ritmo y dinamismo. Casemiro y Lucas Vázquez firmaron los goles del equipo blanco, que llega al duelo ante el Chelsea pletórico de confianza y con la Liga más que encargada. Hasta Bale volvió a jugar en el Bernabéu más de dos años después.
Contra el Getafe sí se atrevió Ancelotti a hacer con el equipo lo que Pocholo hacía con su pelo: oxigenarlo. Agitó su once titular habitual y metió gente nueva, quizá porque el técnico del Real Madrid tenía una ceja pendiente del partido del martes ante el Chelsea. Descanso para Carvajal, Mendy, Kroos y Modric, que para Carletto es mucha rotación.
Entraban directos al once Lucas Vázquez y Marcelo en los laterales, además de Camavinga por Kroos y Rodrygo por un Valverde que retrasaba su sitio de Stamford Bridge para vestirse de Modric. Ceballos, alabado por Ancelotti ante los periodistas, seguía en el banquillo. Y el once quedaba como sigue: Courtois; Lucas, Militao, Alaba, Marcelo; Casemiro, Camavinga, Valverde; Rodrygo, Vinicius y Benzema.
Enfrente un Getafe exigido que ya ganó al Real Madrid en el Coliseum gracias a una de esas pifias que con tanta torpeza como inocencia perpetra Militao. Pero lo del Bernabéu prometía ser otra historia. Quique plantó una defensa de cinco que apenas tardó tres minutos Benzema en desmontar. El francés tiró un desmarque de ruptura y aprovechó una asistencia sin querer de Vinicius para marcar, pero estaba en fuera de juego.
El Getafe no acusó el susto y redobló su apuesta táctica: 5-3-2 en campo propio pero con las líneas muy juntas y la defensa adelantada, lo que recortaba al máximo el espacio al Real Madrid. A los de Ancelotti les tocaba madurar el partido. Y cocinarlo. Así lo fue haciendo con buen ritmo gracias a un ubicuo Camavinga y con Marcelo y Lucas Vázquez muy profundos. Los blancos monopolizaban la pelota como el City el día del Atlético.
Fede Valverde hizo lucirse a Soria en el 18 con una media volea que se envenenó tras el centro a medida de Benzema. Todos los futbolistas menos Courtois estaban en campo del Getafe. El siguiente en percutir fue Vinicius tras un soberbio caño a Djené que le habilitó para una incursión en el área que finalizó con un disparo raso y centrado. El cántaro del Real Madrid vivía en la fuente del Getafe.
Aprieta el Madrid
El aplastante dominio territorial del Real Madrid no se traducía en ocasiones claras, quizá porque Benzema estaba más vigilado que el Banco de España. El partido estaba justo donde Quique lo había dibujado en su pizarra. Pero al Getafe le quedaba todavía una hora que resistir. Y eso parecía mucho tiempo cuando tienes delante al líder de la Liga.
En el 34 Alaba corrigió un error de Militao para abortar una ocasión de gol de Borja Mayoral, que se había plantado solo en el área tras el fallo del brasileño. La ocasión picó al Real Madrid, que respondió en forma de sopapo. El 1-0 lo gestó Vinicius con un pase con el exterior que buscaba el salto monumental de Benzema en el punto de penalti. Karim no llegó por un pelo, pero sí Casemiro, que atacó el espacio y marcó en plancha.
El Real Madrid encontró por fin el gol merecido. Los de Ancelotti habían activado el modo campeón y no estaban dispuestos a levantar el pie. Ni siquiera Casemiro, que vio amarilla por protestar y no jugará en el Pizjuán. También fue amonestado Fede Valverde antes del descanso por pasarse de frenada. Daños colaterales con los que el líder abrochó un primer tiempo notable.
Partido encarrilado
El duelo se reanudó con sendos cambios en el Getafe pero con el mismo escenario sobre el césped. Dominaba el Real Madrid e intentaba contragolpear el equipo de Quique. El partido sufría una sacudida de vértigo cuando la pelota llegaba a los pies de Vinicius, que la agitaba como una coctelera.
El que pudo marcar en el 56 fue Marcelo después de una doble pared levantada entre Camavinga (muy buen partido el suyo) y ese jugador del Renacimiento que se llama Benzema. El Madrid seguía desatado con un fútbol descarado, veloz y preciso al tiempo. Se veía venir el segundo. Que pudo llegar en un derechazo tremendo con el que Fede Valverde abrochó una falta ensayada por Ancelotti.
Sí que llegó poco después con una preciosa jugada por la banda derecha que dibujaron Rodrygo y Lucas Vázquez. Ambos bailaron un chotis en el pico del área con los defensas del Getafe y el lateral marcó con talento y calma en un disparo de zurda que se coló por el palo largo de David Soria.
Con el 2-0 y el partido más que encarrilado Ancelotti quiso dar entrada a Bale en el Bernabéu dos años y dos meses después. Le metió al filo del 75, cuando sonó la alarma de su Nokia, por un ovacionado Benzema. El madridismo dedicó una pitada histórica a un futbolista enorme que se ha comportado como un mal profesional al que le han sobrado media docena de detalles de mal gusto con el club.
Los minutos postreros en el Bernabéu se convirtieron en un juicio a Bale, que fue declarado culpable por el veredicto unánime del madridismo. El duelo ya no tenía historia, pero el Real Madrid siguió dominándolo hasta el final. Los blancos lograron una victoria cómoda y solvente, que pudo incluso llegar a categoría de goleada, que les lleva al partido ante el Chelsea en uno de los mejores momentos de la temporada.