A falta de Benzema, Vinicius y Rodrygo reinaron en el Bernabéu. Los dos brasileños firmaron sendos golazos en la segunda mitad para remontar el tanto inicial del Mallorca que igualó, también con un maravilloso gol, Fede Valverde. Rüdiger abrochó la cuenta y el equipo de Ancelotti se mantiene líder en solitario después de firmar un pleno al 15 de puntos en las cinco primeras jornadas.
Entre el vermú y el aperitivo jugaba el Real Madrid. Horario extraño, vive Dios. Como extrañas ya no son las rotaciones para Ancelotti, que ha reciclado sus viejos métodos y por fin ha entrado en el siglo XXI. Le ayuda tener a su lado a su hijo Davide, que igual le enseña a hacer un bizum que le recuerda que ahora se pueden hacer cinco cambios por partido. Sea por convicción propia o familiar, el caso es que Carletto rota. Y ante el Mallorca no iba a ser menos.
Descansaban Carvajal, Tchouaméni y Modric –amén de los lesionados Militao y Benzema– y entraban al once Lucas Vázquez, Ceballos y Rodrygo, por lo que Fede Valverde retrasaba su posición de extremo a interior. Por Militao entra Rüdiger (el cambio suena para mejor) y por Benzema repetía Hazard, renacido, resucitado y redimido de sus pecados con sus buenos minutos en Celtic Park. En Bernabéu, entre la esperanza y el recelo, estaba listo para examinar al belga, que nunca ha sido ni la sombra del crack que el Madrid fichó del Chelsea.
Resumimos el once y al lío: Courtois; Lucas, Rüdiger, Alaba, Mendy; Kroos, Valverde, Ceballos; Rodrygo, Vinicius y Benzema. Enfrente el Mallorca de un Javier Aguirre que suele convertir sus equipos en un ejército de entregados soldados. Y que saltó al Bernabéu con susto para la parroquia blanca. No tardó ni 35 segundos Muriqi en tirar un desmarque, deshacerse de Rüdiger con un sombrero y sacarse un disparo seco en el área que rechazó Courtois con pulso firme. Menos mal que el fabuloso portero blanco siempre está de guardia como la funeraria.
Repuesto del susto, el Real Madrid se dedicó a monopolizar la pelota y el Mallorca a replegarse. Un disparo de Ceballos primero y una arrancada de Vinicius después fueron los primeros avisos del campeón. Especialmente llamativa fue la de Vini, español de nuevo cuño, al que se le escapó el balón de entre los pies cuando estaba en el mano a mano con Rajkovic.
Aperitivo en el Bernabéu
Reculó el Mallorca. O le encerró el Real Madrid, lo que prefieran. Los delanteros blancos jugaban al fútbol sala rodeados de rivales bermellones. Lucían Rodrygo y Vinicius y hasta Hazard si me apuran. Pero me tienen que apurar, ¿eh? Una falta peligrosísima en la frontal permitía al Madrid inaugurar el marcador al cuarto de hora. Se preparaban Kroos y Alaba. Lanzó el alemán pero su disparo se estrelló contra la barrera.
También la tuvo Rodrygo cinco minutos después tras una buena conducción individual pero el disparo del brasileño se fue a las grúas del Bernabéu. El Mallorca necesitaba enfriar el partido y lo hizo a tarascada limpia. El objetivo de los de Aguirre era Vinicius, igual que en su día fue Guti en aquel derbi. También Rodrygo se llevó lo suyo y tuvo una ocasión clara en el 26, con un disparo que le salió centradísimo y blandito.
El Mallorca jugaba con el tiempo a su favor. Su objetivo era llegar al descanso con el 0-0. Y a Javier Aguirre le vino Dios a ver en sus intenciones a eso del minuto 35. Fue una falta lateral que botó Kang-in Lee al segundo palo. Se durmió Courtois en una pelota que era suya y se durmieron Mendy y Kroos, que no fueron capaces de sujetar a Muriqi, que cabeceó a placer en el segundo palo.
Reaccionó el Real Madrid con paciencia y toque. Siguió acumulando (y fallando) ocasiones ante un Mallorca que cerraba filas en torno a su portero con la misma fidelidad y pasión que los 50 amiguetes que se llevó Pedro Sánchez a charlar a La Moncloa. Ancelotti empezaba a desesperarse y al Bernabéu le entraban las prisas.
Pero ya saben ustedes que en el Bernabéu suceden fenómenos paranormales con cierta frecuencia. Ante el Mallorca ocurrió en el 47. Fede Valverde cogió la pelota en su campo, condujo, condujo, condujo. Aceleró, aceleró, aceleró. Nadie pudo con él como si fuera el caballo de Atila. Se plantó en la frontal y se sacó un zurdazo tan violento que se alojó en la escuadra de Rajkovic justo al filo del descanso.
Golazo de Valverde
Del que regresamos con 1-1 en el marcador y un partido nuevo pero de sólo 45 minutos. El Mallorca seguía retrocediendo, centímetro a centímetro, y el Real Madrid no desesperaba en su dominio, toque a toque. Ancelotti movió ficha poco antes de la hora de partido. Fuera Mendy y Hazard y dentro Nacho y Modric. Alaba pasaba al lateral izquierdo, Fede Valverde subía al extremo y Rodrygo ocupaba la posición de falso delantero centro.
Con los cambios el Real Madrid acentuó aún más su dominio sobre un Mallorca encerrado en su área como un anacoreta futbolístico. A Carletto aún le quedaba las balas de Camavinga y Asensio en la recámara si necesitaba darle otra vuelta de tuerca al partido. Como la que pudo darle Grenier en el 63 si no hubiera desperdiciado un pase de la muerte para marcar solito dentro del área. La echó fuera.
En el 69 metió Ancelotti a Camavinga por un fundido Ceballos. Un minuto después, tuvo que agotar las ventanas para meter a Carvajal por Lucas Vázquez, que se retiró lesionado. Otro partido en blanco para Asensio, que se había pasado medio aperitivo calentando al sol.
Hubo que esperar al 72 para que al Real Madrid le funcionara la conexión brasileña. Fue Rodrygo el que arrancó la jugada tras pase de Modric, eliminó a varios rivales y asistió a Vinicius, que resolvió con habilidad con la zurda con una picadita preciosa ante la media salida de Rajkovic.
El tanto tranquilizó al Real Madrid, que había remado como si fueran de Oxford para ganar el partido. Y ahora el crono jugaba a favor de los de Ancelotti, que supieron esconder la pelota hasta el final para guardar la ropa de la victoria después de haber nadado tanto. Abrocharon el triunfo rimero Rodrygo con un golazo impresionante, casi maradoniano, en una jugada en la que sentó a medio Mallorca, y luego Rüdiger en una jugada a balón parado. Al final, los blancos, con la segunda remontada liguera en cinco partidos, siguen en lo más alto de la tabla con el pleno al 15.