Eduardo Camavinga sigue demostrando que está llamado a hacer historia en el Real Madrid. En el ya histórico Clásico de Copa del Rey, el mediocentro hizo un partido perfecto fuera de su posición. Fue el encargado de cubrir el lateral zurdo, donde amenazaba la presencia de Raphinha, y consiguió hacer de su costado un muro infranqueable para cualquier jugador del conjunto culé. Fue probablemente su mayor exhibición hasta la fecha con la elástica madridista.
El joven jugador francés ha ido ganando galones hasta convertirse en un jugador fundamental para Ancelotti, lejos ya de ser sólo el revulsivo perfecto que fue el pasado curso, donde aportaba ese extra de energía necesario en los momentos importantes. La confianza del técnico en él es plena, ya no sólo para jugar en su posición, donde parece haberle ganado terreno a Tchouaméni, sino como recambio de emergencia en el lateral izquierdo.
En la vuelta de semifinales de Copa, el italiano volvió a tirar de Camavinga para suplir la ausencia de Mendy. Y el resultado no pudo ser mejor. El francés sobresalió en una posición en la que apenas ha jugado una decena de ocasiones y por necesidad. De nuevo con su compatriota lesionado, fue el recurso del que tiró Ancelotti por delante de Nacho, pensando quizás en que su presencia podría ser de ayuda también en el centro del campo.
Lo que empezó como un experimento hace apenas dos meses se ha consolidado como un recurso más que útil. Camavinga ha respondido fuera de posición de la mejor de las maneras y, ante el Barça, dio un auténtico recital. El francés fue el mejor de los cuatro de atrás, secando a todo el que intentaba penetrar por su costado y diluyendo a un inoperante Raphinha.
Sus números no ofrecen lugar a dudas. Recuperó nueve balones, hizo ocho entradas y todas ellas se saldaron con éxito, sin cometer si quiera falta. Una de ellas, además, siendo el último hombre, salvando un balón con toda la intención que estuvo a punto de ser rematado por Raphinha con el empate a cero en el marcador. Ganó 10 de los 14 duelos que disputó y despejó la pelota en siete ocasiones.
Secó a Raphinha
Camavinga fue el principal responsable del mal partido de Raphinha, al que acabó desquiciando. El brasileño fue uno de los grandes señalados de la noche, al encontrarse enfrente con un gigante que le cortó el paso. Xavi acabó sustituyéndole en el 66′, después de haber perdido nueve de los duelos que disputó, de completar únicamente un regate de los seis intentados y de perder 23 balones.
Pero no fue únicamente en el aspecto defensivo donde destacó Camavinga. El jugador, que ha demostrado ser un pulmón en el centro del campo para el conjunto blanco, demostró también sus grandes dotes a la hora de darle salida al balón. Fue una apuesta segura a la hora de facilitar la circulación del balón, puesto que completó con éxito los 33 pases que dio.
Camavinga se consagró en la que fue su noche más completa como jugador del Real Madrid. El francés ya fue fundamental el pasado año en los momentos importantes en Champions, cuando salía para revolucionar el equipo y darle un empujón con su físico y potencia. Ahora, en su segunda temporada, se está consolidando como un futbolista total, con un futuro más que prodigioso en la entidad.
