Las demandas antimonopolio empiezan a estar a la orden del día en el mundo del deporte. El caso de la Superliga ha provocado que otras categorías quieran seguir los pasos de la competición impulsada por el Real Madrid para modernizar la Champions League y acabar con el monopolio que ejerce la UEFA sobre el fútbol de clubes europeo. Los blancos han encontrado una réplica al otro lado del charco y con la figura de Michael Jordan como el principal promotor de un cambio en la NASCAR.
El mejor jugador de baloncesto de la historia es propietario del equipo 23XI Racing, uno de las 15 escuderías pata negra de la competición. Michael Jordan y uno de los equipos más laureados de la competición, Front Row, quieren terminar con la dictadura existente en la NASCAR y que consiste básicamente en que la competición no es rentable ni viable. Además, los equipos no tienen voz en la gobernanza de la competición, pese a costear todos los gastos.
¿A qué les suena estas reclamaciones a Superliga? Pues hay todavía más. Jordan y sus aliados acusan a la NASCAR de un monopolio basado «en cláusulas de exclusividad», en que cuentan con «la propiedad de la mayoría de las pistas del calendario de la Cup Series» pagando por competir allí y un «control abusivo sobre las reglas, regulaciones y sanciones».
La NASCAR arrebató los privilegios a los dos equipos para competir la pasada temporada con la licencia charter, la que pertenece a los 15 equipos top de la competición, desencadenándose la demanda actual. Jordan y Front Row exigen una indemnización millonaria –se habla de 100 millones de dólares– por no poder ejercer su derecho a participar como equipos grandes y afirman que los 13 equipos restantes aceptaron las condiciones de la NASCAR coaccionados.
Michael Jordan leaves court after Day 3 of this seismic NASCAR trial in Charlotte. pic.twitter.com/jb2CjvmedM
— Scott Fowler (@scott_fowler) December 3, 2025
Michael Jordan y todo su equipo de abogados están echando el resto para que el monopolio de la NASCAR termine y se pueda caminar hacia una organización como sucede en las grandes ligas estadounidenses con los clubes con voz y no pagando por participar para sostener la competición. «Me podría resultar muy incómodo llevarle la contraria a Michael Jordan, así que no creo que lo haga», dijo uno de los participantes en el jurado del caso.
Michael Jordan ve crecer a los rivales
Mientras tanto, la Fórmula 1 ha ido ganando terreno en Estados Unidos estos últimos años con estos conflictos internos aumentando hasta a tres Grandes Premios (Miami, Texas y Las Vegas) su presencia en Estados Unidos. Liberty Media ha sabido materializar la oportunidad cuando antes el deporte donde triunfan Fernando Alonso y Carlos Sainz era residual frente a la NASCAR.
El mítico 23 ha empleado también este argumento en su demanda para exigir la modernización de una competición que comenzó en 1948, que tocó el cielo en los años 2000 y que de un tiempo a esta parte entró en declive. Jordan, igual que el Real Madrid, está muy interesado en dar un giro de tuerca a una NASCAR que ahora está en unas cotas de popularidad bajísimas.
El ejemplo de la Superliga ha sido seguido por Jordan y su gente para que la NASCAR negocie o se rasque el bolsillo. El mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos tiene dinero y recursos de sobra tras haber vendido la propiedad de los Charlotte Hornets por 3.000 millones de dólares hace dos años. Veremos si este caso no sienta un precedente más para que la UEFA cese en su monopolio de la Champions.