El Real Madrid está atento a todos los acontecimientos que rodean al Clásico. Los comunicados de Tsumani y los tuits de Carles Puigdemont arengando a las masas a manifestarse de cara al partido en el Camp Nou han inquietado al club blanco hasta el punto de que en las oficinas del Bernabéu no verían con malos ojos una suspensión del encuentro.
La entidad blanca tiene claro que la seguridad de sus jugadores es lo más importante de cara al choque. Es la prioridad absoluta. Garantizar que todos los acontecimientos, especialmente los traslados, ocurran con normalidad entraña uno de las principales exigencias de los madridistas. El equipo no quiere, de ninguna manera, verse en desventaja ante el Barça. Por poner un ejemplo, si el autobús del club se retrasa media hora en su entrada al Camp Nou por culpa de los manifestantes… ¿podría el Real Madrid solicitar un aplazamiento?
Esas situaciones están en la mente de un Real Madrid que, viendo el clima que está adquiriendo el partido a una semana vista, no ve ninguna locura aplazarlo e incluso moverlo a un campo neutral. El desplazamiento a otra fecha representa un asunto peliagudo porque por normativa el choque se debe disputar antes de que se inicie la segunda vuelta del campeonato de Liga, antes del 20 de enero de 2020.
La Federación Española de Fútbol ha dejado claro que no puede hacer nada en lo referente a seguridad para el equipo blanco y que esa área de actuación depende exclusivamente de la Policía o Mossos de Escuadra en el exterior y del Barcelona y la Liga en el interior del Camp Nou. El organismo presidido por Luis Rubiales sólo puede suspender el encuentro por razones de fuerza mayor o si un alguno de los implicados le traslada una solicitud para que no se celebre el encuentro.
De momento nadie ha dicho esta boca es mía, pero la espiral de acontecimientos inquietan y mucho al Real Madrid. El Tsunami independentista, lejos de relajar su discurso, irá incrementando la hostilidad de sus mensajes conforme se acerque el Clásico.