Gareth Bale no autoriza a que el Real Madrid emita partes médicos sobre su estado físico como hacen habitualmente los clubes de la Liga cuando alguno de sus jugadores está lesionado. El galés no quiere que trasciendan sus dolencias y se ampara en la ley para preservar su privacidad en lo que respecta a su salud. Es algo que lleva haciendo desde hace mucho tiempo y no es el primer caso en el fútbol.
El fantasma de las lesiones habituales persigue a Gareth Bale. Esa fama de frecuentemente lesionado le hace perder puntos a la hora de que un club apueste por él o le mejoren su contrato y, por ello, el galés es muy celoso de su privacidad. Bale no permite al Real Madrid que emita partes médicos sobre su estado físico, una práctica completamente habitual en el fútbol español, no tanto en otras Ligas como en Alemania o Inglaterra.
Lo cierto es que la ley ampara el derecho del de Cardiff a que no se informe sobre su salud. El artículo 22.4 de la Ley 31/1995 dispone que el acceso a la información médica del trabajador tiene que ser restringido al personal médico y a las autoridades sanitarias y nadie más puede tener acceso a ella sin el consentimiento expreso del trabajador.
En los últimos dos años, el conjunto blanco sólo ha emitido dos partes médicos relativos a la salud del 11 blanco. El último data de enero de este año, cuando la entidad madridista informaba de una lesión en el sóleo del galés, la dolencia más recurrente en el jugador. Para encontrar otro parte suyo hay que echar la vista atrás a septiembre de 2017.
El caso de Bale ha llamado la atención porque en España se ve como algo normal conocer el alcance de las lesiones o incluso fotografías de los jugadores tras sus operaciones, algo que en Inglaterra o Estados Unidos no se concibe en absoluto. En otros países europeos también se suele informar sobre las dolencias de sus jugadores, pero dependiendo de la situación se hace de una forma más detallada o por encima.