El Real Madrid tiene una nueva estrella en su plantilla, una cuyo fulgurante brillo se ha empezado a notar desde el primer día. Dzanan Musa ya ha levantado su primer título con el equipo blanco y además lo ha hecho siendo un jugador muy importante. El bosnio tiene todas las papeletas para convertirse en un cimiento del nuevo proyecto de Chus Mateo, tal y como se ha comprobado en la Supercopa Endesa. Su impacto ha sido instantáneo y su liderazgo, tan precoz como celebrado en el club.
Los números no engañan. Musa fue el mejor del Real Madrid en la semifinal contra el Real Betis (21 puntos, 7 asistencias y 33 de valoración) y se erigió en el escudero ideal para Walter Tavares en la final contra el Barcelona, al que endosó 19 puntos. Fresco a pesar de que disputó el Eurobasket con Bosnia, donde lideró la sorprendente victoria frente a la Eslovenia de Luka Doncic, el balcánico barrunta un futuro brillante con la camiseta blanca.
A pesar de su juventud, apenas 23 años, Musa ya cuenta con un buen número de experiencias en el baloncesto profesional, al que llegó con la vitola de gran promesa después de proclamarse MVP del Europeo sub-16 en 2015. Debutó en las filas del KK Cedevita croata, donde rindió a tan buen nivel que llamó la atención de la NBA. Brooklyn Nets lo seleccionaron en el draft de 2018 y no dudó en probar suerte en la mejor liga del mundo.
😜 Saludos de brates, de campeones, de cracks o como quieras llamarlos.@DzMusa | @RMBaloncesto #SupercopaEndesa pic.twitter.com/dwaVeQVUGc
— #SupercopaEndesa (@ACBCOM) September 25, 2022
Pero esa oportunidad probablemente le llegó demasiado pronto. Estuvo dos temporadas en Estados Unidos y disputó una cincuentena de partidos en los que apenas logró destacar. Frustrado por su fallida aventura al otro lado del charco, en enero de 2021 volvió a Europa para enrolarse en las filas del Anadolu Efes, pero tampoco logró adapatarse al equipo turco y enseguida abandonó el club.
Musa necesitaba hacer borrón y cuenta nueva en su carrera y el siguiente paso que dio sorprendió a propios extraños. Se decidió por el baloncesto español, pero no por un club de los grandes, sino por uno recién ascendido a la Liga Endesa: el Río Breogán. La apuesta no le pudo salir mejor. En Galicia recuperó su mejor versión y brilló tanto que fue nombrado MVP de la competición nacional con un equipo que ni siquiera se clasificó para las eliminatorias por el título, con el mérito añadido que eso implica.
Sin embargo, ese año de renacimiento concluyó con el mayor susto de su carrera, la fractura de tráquea que sufrió durante un partido contra el Manresa. Tuvo que ser operado de urgencia y se perdió los últimos partidos de la temporada, pero la llamativa cicatriz que tiene en el cuello es la única secuela que le ha quedado. Poco después llamó a su puerta el Real Madrid, que le ofreció un contrato de dos años. «En cuanto me llamaron ni me lo pensé», confesó la semana pasada ante la prensa. Una vez más, su apuesta parece ganadora.