«Hay tres poderes en el Parlamento. Pero allí, en la galería de los periodistas está el Cuarto Poder, el más importante de todos ellos». Cuando Edmund Burke pronunció esa icónica frase en la Cámara de los Comunes señalaba literalmente a la tribuna donde se colocaba la prensa que seguía rutinariamente las sesiones del parlamento británico durante el siglo XVIII. Pero lo sustancial de aquel eslogan, tan directo, tan digno de una obra de Shakespeare, lanzado en la catedral de la oratoria por un pelirrojo irlandés que inspiró parte del discurso político de líderes como Churchill, Thatcher o el propio Reagan es subrayar la importancia de los otros. Los invisibles. A quienes nadie presta atención, pues se supone no la merecen, pero que en ocasiones, desde la sombra, atrapan la luz.
Iluminar el camino
Nada se entiende del todo sin las partes, sin los pequeños grandes detalles. Pequeños de tamaño como Luka Modric pero inabarcables de talento e inteligencia táctica y emocional como el croata. Extensos y luengos de alzada como Joselu pero secos y cortos en tiempos como un código morse…
Lo cierto es que ambos, y alguno más, representan el Cuarto Poder del líder. Una potencia que se traduce no en caballos si no en puntos y desde siempre.
Este año el elegido es Joselu, ahora verán por qué, pero su baja, por varios partidos, hace que se Ancelotti necesitara replicar la fórmula con otro “cuarto” y vaya opción le salió. Una muy parecida a los goles desde las esquinas, donde intervienen directamente Kroos y Modric por dos veces, para que in extremis anoten Rüdiger, Tchouámeni o Lucas, quien por cierto ya había marcado ante el Sevilla, haciendo la de Joselu pero cuyo tanto fue anulado vía VAR…
De ratones y hombres
Muy recomendable una obra maestra como la novela de Steinbeck. El Madrid también es grande. Lo es porque cuida hasta el más mínimo detalle como lo hizo el autor estadounidense para describir desde dentro una realidad desconocida y dura… A veces en el deporte nada es lo que parece. Todo depende de dónde se quiera poner el foco. Nos cuesta comprender que el fútbol es justo lo inesperado. Simplemente un juego. Tan bello, tan imponderable… Una casualidad… quizá lo sea. Quizá, a veces…
Pero (casi) siempre gana el más preparado y sobre todo quien se adapta mejor al entorno. Algo cambiante, orgánico como los seres que lo practican, arbitran y observan. Tan vivo como la pelota, que ya se sabe, no conoce dueño, viene y va, antojadiza, palo dentro, palo fuera como jueza más implacable que el propio tiempo…
El 14 este año es Joselu Mato. A punto de hacer 34 años. En verdad es un 9. Juega de 9, se mueve como un 9, hace goles como un 9 y los celebra como si volviera a tener, eso, 9 años. Pero en el césped y el barro se pelea como un delantero centro y realiza esa tarea intangible, invisible pero capital en el campo de batalla de los arietes contra el muro defensivo. Está en primera línea de combate. Orgulloso de serlo y de servir al bien común. “Señor. Sí, señor”. Parece pensar en voz alta mientras escucha a Ancelotti o parte de su equipo. Es un ejecutor audaz e instintivo. Lleva los movimientos del frente de ataque tatuados en en cada poro de su piel. Es el soldado Joselu. Él sabe que en el frente todo pasa, todo acontece, nada es secundario aunque no te lleves los honores…
Un equipo con tres primeros espadas bien definidos, Bellingham, Vinicius, Rodrygo, necesita un cuarto jugador que sume puntos desde la penumbra. Directa o indirectamente. Por características o por cualidades diferenciales. Ese nombre es el de Joselu. Un gol cada 110 minutos. Eso supone estar cerca de 1 gol por partido en estadística directa. Pero además interviene en otros 4 goles con sus asistencias. Hablamos del total de las competiciones que ha disputado entre Liga, Champions, Copa y Supercopa. En resumen, 35 partidos y 14 goles (13 para otros) entre todas.
La clave de bóveda
Como en arquitectura, Joselu, pieza grande de la estructura blanca, sustenta algunas veces el ataque (y el resultado) de su equipo. Ante un Sevilla cerrado, sin dejar espacios a la espalda, con los centrales muy cómodos, Carletto aprovechó una de sus jugadas maestras de tablero sacando a Modric para el disparo desde la frontal, ya lo había intentado antes Valverde. Son los distintos trajes del fondo de armario del italiano.
Con el gallego nacido en Alemania el Madrid ha sacado partidos apretados como ante el Celta, con una asistencia en el 0-1, con goles ante Getafe y Real Sociedad en sendos 2-1 en casa, con gol y asistencia en crítico 0-3 al Girona en Montilivi, con doblete al Getafe en Coliseum este mismo mes y con el gol del empate en Vallecas contra el Rayo antes de caer lesionado…Sólo en Liga, para seguir siendo líder, y siendo justos con su aportación al resultado de cada partido Joselu vale cerca de 12 puntos…Esos son 4 partidos de diferencia. Es casi la ventaja actual con el Atleti del Cholo y más que la existente con Girona y Barça. Casi nada.
De Asensios y Rodrygos
Y llegamos al origen. En muchas de las últimas ligas que ha ganado el Madrid existe este factor. A un tridente colosal, temible, va unido un cuarto en la sombra que suma y convence. Y sirve para ganar títulos importantes, dobletes o simplemente romper ciclos hegemónicos que parecían inmunes, eternos…
- En la última de Ancelotti, la 21-22, el tridente era, o debía ser, Benzema, Vinicius y Hazard. Pero Marco Asensio, y Rodrygo, pasaron por ambos lados al belga. El mallorquín marcó 10 goles en 31 partidos y Rodrygo 4 tantos más 4 asistencias en 33 además de ser el héroe de la Gran Noche de Champions camino a París con dos goles en dos minutos contra el City de Guardiola.
- En el penúltimo doblete Liga y Champions también, temporada 16-17, esta vez con Zinedine Zidane el tridente lo conformaban Cristiano (25 goles en 29 partidos) Benzema (11 goles y 5 asistencias en 29 partidos) y Bale (7 goles y 2 asistencias en 19 choques). Morata fue clave como cuarto elemento con 14 goles en 14 partidos como titular.
- Con José Mourinho en la 11-12 estamos a vueltas con los “perros y los gatos” Con un tridente donde Cristiano se va hasta los 46 goles y 12 asistencias en 37 partidos como titular, Benzema llega a 21 goles y 8 pases de gol en 26 duelos en el once y Gonzalo Higuaín con 22 goles y 7 asistencias en 18 partidos como titular. Es Di María (y Mesut Özil en parte) el ángel de la guarda como cuarto poder del equipo blanco con 5 goles y 14 asistencias en solo 16 partidos en el once que gana la Liga y pone fin al dominio de Pep Guardiola tras tres años consecutivos…
Hay más casos, como lo fue Morientes en era de los Balones de Oro, o el recordado José Antonio Reyes cuya huella fue más allá de ese gol con valor a título de Liga ante el Mallorca en la última jornada en el Bernabéu.
Es la autoridad del Cuarto Poder. La libertad de manejarse en el banquillo, el campo, la grada, o, sobre todo, la tribuna de prensa que señalaba siglos atrás en el Parlamento británico Edmund Burke. Algunos de este Cuarto Poder, el de los medios, le han negado a Joselu hasta el beneficio de la duda. Y sin embargo ahora, varios de aquellos escépticos, lo echan de menos hasta en el triunfo blanco. Porque detrás del telón, fuera del foco o las luces, se encuentra una sombra alargada de uno noventa. La cara oculta del verdadero poder.