Casemiro ha podido recargar pilas durante esta semana, en la que se ha ahorrado más de 2.000 kilómetros para jugar tres encuentros clasificatorios para el Mundial de Qatar con Brasil. Una infección en una muela le dejó fuera de la selección. Tras varios días en los que lo ha pasado muy mal, ya que esta dolencia le ha provocado dolor, fiebre y no le ha permitido comer con normalidad, ya está totalmente recuperado. Ha comenzado a entrenar el interior de las instalaciones, pero la idea es que en los próximos días salte al césped para comenzar a preparar los duelos de Champions y Liga que se disputarán la próxima semana.
El Real Madrid no jugará este fin de semana ante el Athletic compromiso liguero, ya que el encuentro ha quedado aplazado por el regreso de los jugadores sudamericanos. Por lo tanto, los hombres de Carlo Ancelotti preparan el viaje a Ucrania, donde se medirán al Shakhtar Donetsk en la tercera jornada de la fase de grupos de la Champions con la obligación de ganar tras el tropezón ante el Sheriff, y a Barcelona, donde disputarán el primer Clásico de la temporada el próximo domingo 24 de octubre. Los blancos se la juegan y para ello esperan tener al mejor Casemiro después de que esta dolencia, aunque dolorosa, le haya permitido recargar las baterías para todo lo que viene por delante.
Casemiro comenzó la temporada lejos de su mejor nivel. El brasileño es un fijo tanto en el Real Madrid como en con su país. De hecho, encadena seis temporadas jugando más de 50 partidos. Este ritmo ha pasado factura en sus piernas, mostrando una clara falta de frescura. Sus movimientos estaban siendo lentos y no era ese jugador que se hace amo y señor del centro del campo. Tampoco llegaba a tiempo a la presión, una de las señas de identidad del equipo de Ancelotti. El carioca necesitaba un respiro y un dolor de muelas se lo ha facilitado.
Ahora, Pintus trabajará para recuperar la frescura en las piernas de Casemiro, que ya han tenido un merecido descanso. Su presencia en el equipo blanco es capital, tal y como se pudo ver en el último partido que jugaron los de Ancelotti ante el Espanyol. El italiano, a pesar de no verle cansado, tal y como aseguró en la rueda de prensa previa al partido, decidió que comenzase el duelo en el banquillo, mientras que la medular blanca se vino abajo con un Camavinga perdido, un Kroos lento, un Modric impreciso y un Valverde desbordado.
Sin descanso
Casemiro esta temporada sólo ha dejado de jugar en el duelo que ha midió al Real Madrid con el Mallorca en el estadio Santiago Bernabéu. En el resto de los partidos ha participado, completando seis, jugando más de una hora en dos y arrancado desde el banquillo el encuentro ante el Espanyol, donde completó la última media hora de partido.
Con Brasil la historia se repite. Completó los 90 minutos ante Chile y jugó 78’ ante Perú en el mes de septiembre. A todo esto, hay que añadirle la carga de minutos, que también hace mella en su cansancio. Por lo que esta semana de respiro le ha venido a la perfección para poner las pilas a tope.