Ricardo de Burgos Bengoetxea no tardó en dejarle las cosas claras al Real Madrid. El colegiado de la final de la Copa del Rey le sacó una amarilla a Carlo Ancelotti en el minuto 25, en la primera oportunidad que tuvo, por reclamar una clara mano de Gerard Martín en el centro del campo. Después de toda la polémica desatada en la previa del Clásico, el árbitro mostró que iba a ser impasible con el conjunto blanco.
El colegiado vasco no dudó en aplicar la ley del miedo impuesta por el Comité Técnico de Árbitros esta temporada, que consiste en mostrar amarillas a la mínima por protestar, y que se está cebando sobre todo con el Real Madrid. De hecho, el propio Ancelotti ha sido sancionado ya este curso por acumulación de tarjetas, no pudiendo dirigir el partido de los blancos contra el Alavés en Liga al cumplir ciclo.
El partido llegaba caliente debido a lo sucedido el viernes, cuando el Madrid se negó a entrenar en La Cartuja, a acudir a la rueda de prensa prevista de Ancelotti y Modric y a la cena posterior de la RFEF con ambas directivas. Incluso corrió riesgo de celebrarse la final, por una posible retirada del conjunto blanco después del aquelarre montado por los árbitros de la final, con amenazas de González Fuertes –árbitro del VAR– al club blanco.