Champions League: Real Madrid-Atlético

Al Atlético le falla el detalle menos esperado

Galán descuidó su espalda primero y la zaga rojiblanca en general ocupó mal los espacios en el tanto de Brahim

Simeone que hablaba de detalles en la previa vio como le falló lo que nunca suele fallarle: la defensa

Brahim es magia pura

Atlético
Griezmann y Lino durante el partido contra el Real Madrid. (EFE)

Simeone hablaba 24 horas antes del derbi de Champions de detalles. «Eso marcará el partido», aseguraba. Quien se iba a esperar que el detalle que iba a descompensar la balanza en su contra iba ser el que tantas veces la ha inclinado a su favor. El Atlético tuvo dos desconexiones defensivas, que nunca se le atribuyen a un equipo del Cholo, y el Madrid castigó con dos bofetones. Uno de Rodrygo y otro de Brahim.

De ocasiones de gol no abundó la serie protagonizada en el Bernabéu. De emoción, para los aficionados de Real Madrid y Atlético, rebosó. El fútbol es un estado de ánimo, lo notó el equipo de Ancelotti en sus arreones. Ambos en los inicios de cada parte. Faltó concentración en la zaga rojiblanca para evitar los dos zarpazos blancos. Demasiada distancia entre Galán y Lenglet en el primero y mala ocupación de los espacios en el segundo.

Porque el área de Oblak estaba poblada de camisetas rojiblancas cuando Brahim gambeteó y fusiló. Tantas elásticas colchoneras había que impidieron la visión al meta esloveno. Para cuando la quiso ver, el balón ya había entrado. Dos errores poco comunes en las defensas de Simeone, aunque Julián da oxígeno a los rojiblancos que se aferran a su estadio para la remontada.

Julián Álvarez lo vuelve a hacer

El argentino lo hace todo en este Atlético. Bajó a involucrarse en la salida de balón, se dejó caer a banda e hizo lo que mejor sabe hacer: marcar gol. Golazo. Recortó a Camavinga y la colocó imposible para Courtois. De nuevo batió al arquero belga, como hace poco menos de un mes en idéntico escenario. Su tanto permite a los de Simeone respirar y llevar la eliminatoria con vida al Metropolitano, donde espera un ambiente abrasador.

De Paul, de menos a más

Durante los prolegómenos del partido, en las conversaciones en clave atlética se coló el nombre de un De Paul de estatus renovado. Hace tiempo que cambió los pitos por aplausos. Su partido en el Bernabéu fue un reflejo de la trayectoria rojiblanca. Apagado en el inicio, algo errático con el balón y empujado por el ímpetu rival y con mejor versión al final. Con el paso del partido fue entrando en temperatura hasta volver a erigirse como la brújula rojiblanca.

Galán se activó tarde

El partido fue más rápido que la cabeza de Galán. En la mente del lateral todavía sonaban los acordes del himno de la Champions cuando Rodrygo le atropelló como un tren de mercancías. Ganó su espalda y para cuando Lenglet quiso reaccionar, Oblak ya tenía que sacar el balón de la red. La primera en la frente. El golpe le dejó secuelas a Galán en forma de imprecisiones y erróneas toma de decisiones. Eso sí, el correr del cronómetro le permitió activarse. Fue acumulando buenas posesiones y sumándose en ataque. Evitó ser superado por la situación inicial.

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