Brahim Díaz fue, sin duda, el nombre propio en el partido de ida de los octavos de final de la Champions. Su antológico gol ante el Leipzig permite a los de Ancelotti llegar con ventaja a la vuelta que se disputará dentro de tres semanas en el Santiago Bernabéu. Una jugada en la que hizo alarde de todas sus habilidades: fortaleza física, velocidad de conducción y un gran disparo, algo con lo que ya deslumbraba en la cantera del Málaga FC cuando apenas tenía ocho años y realizaba todo tipo de diabluras sobre el césped.
El malagueño ya dejaba a todos alucinados con su gran técnica, su facilidad para regatear a los rivales y su velocidad con el balón pegado a los pies que le permitía convertirse en un jugador escurridizo para las defensas rivales que no encontraba forma de frenarle. Sin duda, una muestra de lo que ha continuado mostrando desde que se convirtió en futbolista profesional.
La carrera de Brahim se disparó desde muy temprano. Con solo 14 años el Manchester City apostó fuerte por él y le presentó una oferta irrechazable. Para ello, fue determinante el papel de Pellegrini técnico ‘citizen’ en aquel momento- que conocía bien al futbolista de su etapa en el club malacitano. Su buena relación con el jeque que en aquel momento tenía la propiedad del club permitió que el Málaga FC se desprendiera de una de sus joyas de futuro.
En la cantera del Manchester City pronto comenzó a despuntar. Su habilidad con el balón en los pies había sido pocas veces vista en la ciudad deportiva ‘citizen’ lo que le valió para llegar a debutar profesionalmente con el primer equipo en un partido de Copa de la Liga frente al Swansea. Sin embargo, con la llegada al banquillo de Pep Guardiola su situación en el club cambió propiciado en gran parte por el gran desembolso en fichajes que comenzó a realizar el club.
Regreso a España
El de Sampedor, experto en hacer brillar a jugadores de la cantera como ya demostró en el FC Barcelona con Busquets y Pedro, no vio el suficiente potencial en el malagueño que, a medida que se acercaba el final de su contrato, comenzó a recibir ofertas de otros clubes. Fue entonces cuando el Real Madrid se fijó en él y acabó pagando 17 millones de euros más variables por el futbolista en lo que era una clara apuesta de futuro.
En invierno de 2019 llegó al Real Madrid y, aunque se adaptó rápidamente al vestuario, apenas contó con la confianza de Zinedine Zidane que tan solo le permitía jugar minutos residuales en partidos de Copa o con la Liga sentenciada. A pesar de que sus actuaciones no pasaban desapercibidas, la falta de minutos y oportunidades le llevaron a buscar una cesión fuera del club blanco.
Como ocurrió en el caso de Carvajal, este fue el trampolín definitivo en su carrera. Los dos años que pasó en el AC Milan le convirtieron en un jugador de élite. Fue capaz de convertirse en pieza angular de un equipo histórico en Europa y de llevar al conjunto ‘rossonero’ a la semifinal de la Champions League. Ahora, tras un inicio de temporada complicado, ha conseguido convencer a Ancelotti y está aprovechando con creces las oportunidades que tiene. Las puertas del once madridista y de la selección se encuentran abiertas de par en par para este talento malagueño.