Un partido clave para el Real Madrid, y un trámite dentro del desmantelamiento del Khimki. La presión de ganar pudo con el conjunto blanco en el primero de sus dos choques como visitantes en Rusia, y lo que debía ser un triunfo seguro se convirtió en una derrota, ajustadísima pero de cajón, ante el colista de la Euroliga. El Madrid se perdió en Moscú (78-77) y acabó pagándolo, con el resultado de complicarse mucho no sólo sus opciones de ser cabeza de serie al término de la fase regular, sino incluso de entrar en los Playoffs por el título.
La semana rusa del Real Madrid comenzaba en Moscú, con una visita trampa ante el colista de la competición. El Khimki, anárquico por definición y en plena deconstrucción, con varias piezas rescindiendo o por rescindir sus contratos de forma inminente y sin ganar desde la jornada 9, recibía al equipo de Pablo Laso, entre cuyos problemas destaca el overbooking en la enfermería, con Randolph, Llull, Thompkins y Rudy de baja por lesión. Cuatro pesos pesados del vestuario en un partido clave, por lo apretado de la clasificación.
Khimki había ganado, antes del comienzo del partido, escasos dos partidos de los 26 disputados hasta la fecha. Antes del choque, una de sus piezas, Bertans, rescindía oficialmente su contrato con la entidad, mientras Jordan Mickey, una de las grandes estrellas y ex madridista, apuntaba también a marcharse junto a otro de los grandes activos, el veterano Errick McCollum.
Todo hacía indicar una victoria, incluso asequible, para el Madrid, pero el apagón en ataque, sin un base referencia, ejerció de contrapeso en las apuestas y acabó dejando al Real sin ideas y necesitado de una reacción al descanso. Khimki sólo tenía tres vías, la de los defenestrados McCollum y Mickey y la de la estrella anárquica Shved, pero las aprovechaba al máximo para marcharse a vestuarios ocho arriba, descolocando al Madrid.
Remontada frustrada
Los blancos necesitaban del triple para volver al partido, y por medio de Causeur, Laprovittola y, sobre todo, un gran Jaycee Carroll, pudo volver al partido por pleno derecho. Mención aparte merece la acción del escolta norteamericano, que con cinco triples, tres de ellos consecutivos, se echó el equipo a la espalda para devolver las tablas y poner a los suyos de nuevo como favoritos en el encuentro.
Sin embargo, el elemento diferencial, el que gana partidos, brilla por su ausencia en este Real Madrid. Deck se impone por carácter, pero acumula limitaciones que frenan su techo, y Tavares, el mejor indiscutiblemente en defensa, no es el faro ofensivo que necesita el equipo. Así las cosas, y con Abalde en preocupante desconexión, el Madrid quedó a merced del acierto de Mickey y la inspiración de Shved en los minutos finales. Pudo sentenciar por medio de Deck, pero falló, y en la última posesión, con uno abajo, la jugada de Laso para Causeur acabó en una nueva pérdida y una derrota durísima para los blancos.