El Real Madrid se encuentra al borde de la eliminación en la Liga Endesa, antes siquiera de pisar las semifinales de un torneo imprevisto y dado a ciertas sorpresas, pero en el que muy poca gente esperaba que los blancos cayeran antes de las eliminatorias finales. Las derrotas ante Burgos y Andorra, dos equipos netamente inferiores a los de Pablo Laso, dejan tocada la estructura de un conjunto que ha pagado varios defectos concretos, claves para explicar los pinchazos.
En estos momentos, el Grupo B de la Fase Final de la Liga Endesa vive una situación rocambolesca, que sin embargo no esconde de manera asequible lo que debe suceder en el caso concreto del Real Madrid para poder optar a la clasificación. Los blancos deben ganar sí o sí al único equipo del grupo ya eliminado, Casademont Zaragoza, y esperar una victoria de Herbalife Gran Canaria sobre Valencia Basket. Si uno de estos dos supuestos no se producen, el Madrid estará fuera antes de semifinales.
La defensa brilla por su ausencia
A excepción del primer encuentro de la serie, en el que se batió a Gran Canaria con facilidad debido a un primer cuarto formidable, el Real Madrid ha recibido más de 85 puntos –87 ante Burgos, 90 ante Valencia y 91 de Andorra– en los tres encuentros más recientes. Así, y a pesar del triunfo con los taronja, es muy complicado imponerse a los rivales, por mucho que la preparación física no haya sido la óptima.
Campazzo está solo
Comenzó ante Gran Canaria con una cantidad de minutos bajísima, y Laprovittola y Llull con rendimiento notable, pero finalmente, ha vuelto a demostrarse que el Facu es, a día de hoy, el único ‘1’ fiable que tiene el Madrid en momentos de tensión. Llull está más enfocado que nunca a la anotación y girando hacia el escolta, donde podría estar su futuro cercano, y Campazzo, que ya se salió ante Valencia, mostró frente a Andorra que necesita un respiro en la dirección que, por el momento, sus compañeros no han sabido darle en partidos ajustados.
No saca partido de la profundidad
El Real Madrid cuenta con una de las plantillas más largas no sólo de España, sino de Europa. Pablo Laso ha demostrado confianza en prácticamente todos sus activos a lo largo de la temporada, pero lo cierto es que esa posibilidad de rotación, en lugar de favorecer a la frescura física de los jugadores, ha perjudicado al sistema, acusado de falta de ritmo y de aportación residual de algunos de sus efectivos, que aún no han comparecido en Valencia.
Falta un pívot suplente
La planificación del Real Madrid de cara a la próxima temporada no tenía prevista la llegada de jugadores de renombre, más allá de los que ya forman parte del plantel –y Alocén– pero si había una duda en la dirección deportiva era la de reforzar el puesto de pívot, y esta se ha acrecentado en este Playoff final. Mickey sigue dejando dudas en el puesto y por su condición de extracomunitario sólo disputó un partido, mientras Tavares necesita duplicarse en defensa y rebote para que su equipo pueda sumar buenos minutos sobre el parqué.
Momentos de relajación
En una situación complicada, como es sabido por todos, la tensión competitiva se convertía en innegociable para luchar por el título. El Madrid, fruto en ocasiones de la frustración al ver como no salían las cosas, y otra de mera relajación, ha dejado tramos negativos en todos los partidos que han sido devastadores en dos de ellos, ante equipos inferiores y con bajas que supieron conectarse al juego para acabar con la resistencia del Real y dejarle al borde de la eliminación.