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Kerber tumba a Serena Williams en la final de Australia

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Una de las mayores sorpresas de la historia del tenis se consumó en la pista central del Melbourne Park. Angelique Kerber venció (4-6, 6-3 y 4-6) a Serena Williams en su primera presencia en una final de Grand Slam. La número uno del mundo había triunfado en sus últimas ocho finales de torneo grande y todo hacía presagiar que vencer a la alemana sería una tarea sencilla. Sin embargo, Kerber firmó el mejor partido de su carrera y supo aprovecharse de los bajones de juego de su rival para conseguir su victoria más importante.

El mérito de Kerber se eleva aún más teniendo en cuenta que la pasada temporada fue eliminada en primera ronda del torneo y que su mejor resultado anterior era una cuarta ronda. A sus 28 años, la jugadora ha conseguido un triunfo más que atípico ganando su primer gran torneo en estas latitudes de su carrera.

Kerber fue mucho más lista que una Williams que estuvo imprecisa y desconcentrada durante gran parte del encuentro. La alemana apenas cometió errores y castigó a Serena cuando bajó mínimamente el pistón. En el primer set, firmó dos roturas de servicio ante la número uno, que además se mostraba insegura desde el fondo de la pista.

Serena intentó cambiar el chip para la segunda manga. Jugó de forma más conservadora y pareció coger más confianza desde el fondo de pista. Rompió el servicio a Kerber y se apuntó la manga de la forma autoritaria que todo el mundo esperaba.

Sin embargo, un nuevo bajón en el juego de Serena aconteció en el tercer set. Kerber, que había guardado energías inteligentemente, las sacó a relucir para devolver los winners de su rival y hacer que ésta se desesperara. La alemana se puso 2-5 y parecía tenerlo todo atado para su triunfo. Sin embargo, Serena firmó una rotura que pusio en pie al Melbourne Park. Con todo a favor, la número uno volvió a fallar con su saque y entregó en bandeja de plata el mayor triunfo en la carrera de Kerber.