El Barça encoge sin Messi
Leo Messi llegó demasiado tarde al rescate del Barcelona. Dos puntos de nueve posibles en una semana resumen la situación de crisis que viven los culés, peleados con el juego bonito y con un banquillo mediocre. La entrada del argentino en la segunda mitad cambió la cara a unos barcelonistas que hicieron una malísima primera parte con escasez de fluidez en el juego y con Piqué nuevamente señalado por habilitar a De Marcos en el gol del Athletic.
Entró Messi a los 10 minutos de la segunda mitad y el Barcelona pareció otro. Velocidad de balón, desborde, ocasiones y punch, pero fue insuficiente para remontar a unos bilbaínos muy bien plantados en el Camp Nou. Coutinho primero y luego Messi se encontraron con la madera. Tuvo que ser Munir, a seis minutos del final, el que salvó un punto para los locales.
Ernesto Valverde optó por rotar a Leo Messi en una auténtica sorpresa teniendo en cuenta lo reciente de la derrota ante el Leganés. Al txingurri no le tembló el pulso pensando en la Champions y vaya si lo pagó su equipo, totalmente desubicado sin su estrella y apenas reconocible en un juego donde primaron los unos contra uno de Dembélé y Coutinho sobre el fútbol de toque.
El Athletic, que ya en la época Valverde, salía a presionar alto al Camp Nou tuvo el pretexto idóneo para incomodar a un Barcelona que no fluía con Arturo Vidal dejando claro que no encaja en el sistema actual. Las ocasiones se repartieron entre Luis Suárez e Iñaki Williams. El uruguayo, que sigue estando fuera de forma, permitió a Unai lucirse en un par de intentonas, mientras que el delantero bilbaíno tuvo una clarísima llegando a desbordar a Ter Stegen pero luego no sabiendo remachar la jugada. Aduriz no hubiese perdonado eso jamás.
El Barça estaba tieso y lo evidenciaba en su piel un Gerard Piqué que pidió una pastilla de glucosa en medio del partido. El central azulgrana, en la picota por sus últimas actuaciones y hoy con el brazalete de capitán en su brazo, agregó más debate a su estado de forma tras ser el jugador que habilitó la posición de De Marcos para el gol del Athletic.
El tanto visitante vino tras un choque en tres cuartos de campo entre Raúl García –omnipresente y polémico como siempre– y Dembélé cayendo el balón en el flanco zurdo en la bota de Susaeta. El centrocampista vio la entrada de De Marcos a la espalda de Sergi Roberto para que éste rematase con todo de forma acrobática y batiese a Ter Stegen. El Barça pidió VAR, pero quedó demostrado que Piqué se quedó descolgado para el fuera de juego.
Los culés buscaron la reacción empujando al Athletic hacia su propia área, pero Unai exhibió su madurez teniendo templanza ante las intentonas de Súarez y Coutinho. El Barça era excesivamente predecible. Sin Messi no había ni magia ni chispa. Los locales estaban en apuros al descanso y algo debía de cambiar.
Messi lo cambia todo, pero tarde
Y vaya que si cambiaron las cosas. Valverde dio 10 minutos de tregua al Athletic antes de meter a Busquets y Messi para cambiar la cara del partido. Los culés pasaron de mover el balón como jubilados a profesionales con un Leo que entró dando sensación de peligro en cada aparición que hacía.
Coutinho fue el que más agradeció la llegada de un socio digno y es que de Vidal a Messi hay una galaxia de diferencia. El brasileño estrelló contra el larguero una volea al cuarto de la segunda parte y el festival de Leo siguió minuto tras minuto con un Athletic que sobrevivía como podía.
Messi no estaba afinado en la definición como demostró estrellando otro balón contra la madera. Valverde vio que hacía falta un ratón de área y rectificó una serie de malas decisiones durante el partido metiendo a Munir, quien empataría el choque a cinco minutos del final.
Unai Simón hizo un paradón ante un disparo de Messi y el rechace cayó en el argentino, quien haciendo alarde de otra genialidad, decidió darle el balón a un Munir que estaba mejor colocado para empujarla. La muralla de los leones había caído. El Barça se sentía capaz de todo.
Luis Suárez, en claro fuera de juego, anotaba el 2-1 en fuera de juego, bien anulado por el colegiado Jaime Latre dos minutos después. El Barça se volcó con Piqué como improvisado ariete y todo el Athletic acumulando hombres en el centro para cerrar a Messi.
El Barcelona lo intentó hasta el final, pero Valverde pecó de exceso de confianza ante sus antiguos pupilos. Messi entró tarde y los culés han tirado siete puntos en una semana, un balance terrible. Lo peor de todo es que el Camp Nou ha dejado de ser inexpugnable con dos empates en cada ante equipos que precisamente no son fuertes lejos de su feudo. Toca reflexionar, pero suenan tambores de crisis en Can Barça.
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