Más allá de lo que la moda pueda llegar a decir sobre una persona al echar un vistazo a su estilismo, refleja y habla directamente de la sociedad y de la situación concreta en la que ésta se encuentra. Más o menos, sería como uno de los índices culturales que nos explican qué está ocurriendo; y ese es uno de los motivos por los cuales hay quienes aún no comprenden el sentido de las pasarelas en los últimos años. Con sus más y con sus menos, las tendencias vuelven y se reciclan, y ya sabemos que tras una época de recesión o de problemas socioculturales o en un contexto de crisis sanitaria como el que vinimos hoy, la moda tiene mucho que expresar. Es ahí cuando entramos todos en escena. Estar en casa nos hizo convertir unos vaqueros y una camisa (por ejemplo) en el outfit de estar por casa, y ahora, que podemos salir, queremos expresar y llenar de vida y de color todos aquellos paseos solitarios y de preocupación.
La moda siempre invita a jugar, y en el momento en el que arrancaba una moda sartorial basada en un minimalismo, irrumpieron de repente las incesables ganas de jugar con la ropa, de arriesgar un poco más y de expresar todo lo que llevamos dentro. Se instaura entre nuestros estilos cierta tendencia al maximalismo, que podría traducir las ganas de evadirnos de un problema. En este caso, común en todo el planeta que llevamos viendo en 2021 y que parece llegar para quedarse.
Si aún no tienes muy claro en qué consiste el maximalismo, te diré que principalmente es el arte de combinar texturas, estampados, colores, y accesorios en un único look.
Para las más atrevidas, esas que vistan sin miedo a arriesgar mezclando diferentes conceptos, es una de las formas más comunes de expresión. Hoy esa tendencia se expande poco a poco en muchos armarios, motivando a nuestra imaginación a hacer de la moda todo un arte.
El estilo maximalista en muchos casos se interpreta como un ‘todo vale’, aunque sí que es cierto que, como en cualquier otra tendencia o movimiento, existen prescriptoras de estilo que consiguen resultados verdaderamente llamativos o imposibles. Los colores vivos adquieren importancia especial, y es que mientras que en el minimalismo los tonos neutros son los reyes, en el maximalismo, todo lo contrario. Así como las texturas y las formas también aparecen para hacer brillar y transmitir un mensaje diferente.
Los estilos de diferentes culturas tienen cabida en el mismo look, por ello conseguir equilibrar la balanza entre la fusión de prendas es otro de los objetivos del maximalismo; decorando el mayor número de partes del cuerpo. Aunque hemos de recordar que este estilo siempre se ha visto relacionado con el espectáculo, la extravagancia y el artificio. Un mensaje opuesto al ‘menos es más’ que tanto escuchamos últimamente.
Siluetas exageradas, con referencias visuales que sintetizan mensajes y acaparan miradas por su significado. Thierry Mugler y Gianni Versace son ejemplos claros de la historia de la moda en los años 80, que años más tarde fueron contrarrestados por estilos más austeros como el de Martin Margiela.
Así, se trata de una de las composiciones visuales que más atrae a diseñadores de todo el mundo y que inspira a creadores para hacer volar sus prendas sobre la pasarela cuando nos encontramos en ciclo de tendencia.
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