Lo que marca la moda de hoy viene del ayer. Con esto nos referimos a que todas las marcas que se fueron fundando en el último centenario se hicieron un nombre y han avanzado hasta el día de hoy. Toman nuevos rumbos y son más conceptuales, pero todos sus directores creativos mantienen viva la esencia. Cuando Yves Saint Laurent salió de la casa Dior en 1961 para montar su propio imperio, no sabía que su talento iba a hacer de su nombre algo eterno. Los clásicos están de moda y los iconos son el presente, así lo hemos podido ver en la nueva campaña de Saint Laurent con su nueva cara, una de las reinas del soul, Diana Ross.
Una amistad con Yves Saint Laurent
La cantante, que comenzó en 1967 en el trío The Supremes, pronto decidió deleitar al público con sus impresionantes solos. La relación entre ambos no era nueva, puesto que durante los años 70 era frecuente verla en Nueva York vistiendo prendas de su querido Yves Saint Laurent en las noches de Studio 54.
La historia nos ha enseñado que los iconos son eternos y Ross ha dado un golpe encima de la mesa para demostrar que sigue viva. El ejemplo de la reconocida cantante y actriz estadounidense es el último de una industria de la moda que quiere eliminar el edadismo e incluir delante de sus objetivos rostros de edades más avanzadas. Sólo tenemos que ver el ejemplo y destacar otros posados, el de Maggie Smith para Loewe o Faye Dunaway para Gucci.
Anthony Vacarello, actual director creativo de la maison, fue el encargado de dar la gran noticia. Fue una presentación digitalizada y muy adaptada a los tiempos que corren, puesto que lo desveló a través de un post de Instagram. Una reacción aclamada que puso en pie al mundo de la moda y, una vez más, la marca demostró su savoir faire.
Mucha gente se preguntaba por qué la elección de un nombre tan mítico, puesto que Diana Ross no es un perfil que sea muy afín al estilo que estaba llevando la marca. Solamente nos ha hecho falta mirar los retratos que le ha hecho el fotógrafo David Sims, con la nueva colección de primavera 2024, para quitarnos el aliento y, simplemente, deleitarnos con la imponencia de la cantante ante la cámara.
El black dress perfecto
Si analizamos las imágenes publicadas, podemos observar un concepto limpio y puro. Diana Ross no lleva collares ni pulseras, ningún ornamento que distraiga en la imagen. Su pelo alborotado hace que la imagen imponga sobre un black dress de alta costura y su mirada nos hace denotar el paso del tiempo. Una imagen simple, pero que tiene el poder de hablar por sí sola.
En la foto publicada por el director creativo, Ross irradia confianza y elegancia mientras lleva un impresionante traje de Saint Laurent. Su mirada penetrante y su postura segura capturan la atención de todos los que la ven. Y, como bien dice, una imagen vale más que mil palabras y esta foto habla por sí misma. En blanco y negro se transmite el mensaje que la marca quiere expresar. No es sólo vestir a un icono de la música, es demostrar la elegancia a cualquier edad y que Saint Laurent solo mira a la mujer.
