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Los 7 errores más comunes que afectan el sueño de los niños en verano

El exceso de pantallas y ciertos alimentos pueden provocar que los niños no duerman en verano

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El verano es una época del año que trae consigo muchas alegrías para los niños: las vacaciones escolares, los días largos y soleados, y la oportunidad de disfrutar de actividades al aire libre. Sin embargo, estas mismas características pueden también convertirse en desafíos significativos cuando se trata de mantener una rutina de sueño adecuada. A mediados de julio, muchos padres ya han experimentado dificultades para asegurar que sus hijos duerman bien, a pesar de haber intentado diversas técnicas y trucos discutidos anteriormente este mes. Por ello es importante también, profundizar en los errores más comunes que pueden estar afectando el sueño de los niños durante el verano y ofrecer soluciones prácticas para evitarlos.

El sueño es fundamental para el desarrollo y bienestar de los niños, y su calidad no debería verse comprometida por el cambio de estación. A menudo, la falta de una estructura clara durante las vacaciones puede llevar a horarios de sueño irregulares, lo que a su vez afecta el humor y el comportamiento diurno de los pequeños. Además, factores externos como el calor y la luz solar prolongada pueden interferir significativamente en la capacidad de los niños para conciliar el sueño y mantenerse dormidos. En un artículo anterior, ya exploramos varias estrategias para mejorar la calidad del sueño de los niños en verano, cómo  mantener una rutina constante y crear un ambiente propicio para el sueño. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, algunos errores comunes pueden persistir y sabotear el descanso nocturno de los niños.

Errores que afectan al sueño de los niños en verano

Es crucial entender que, aunque algunos factores parecen fuera de nuestro control, muchos de los problemas de sueño en los niños pueden ser gestionados con ajustes relativamente simples en su rutina diaria y en el entorno del hogar. Identificar y corregir estos errores puede hacer una gran diferencia en la calidad del sueño de los niños y, en consecuencia, en su bienestar general. A continuación, detallaremos los siete errores más comunes que afectan el sueño de los niños en verano, proporcionando consejos prácticos para cada uno de ellos.

Falta de rutina constante

Uno de los errores más comunes durante el verano es la falta de una rutina de sueño constante. Con las vacaciones y el cambio de actividades, es fácil caer en la tentación de dejar que los niños se acuesten y se levanten a distintas horas cada día. Sin embargo, esta irregularidad puede desajustar su reloj biológico, dificultando que concilien el sueño a una hora razonable. Es importante establecer horarios fijos para acostarse y levantarse, incluso durante las vacaciones, para mantener una estructura que favorezca un buen descanso.

Exceso de actividades diurnas

El verano invita a aprovechar al máximo el tiempo libre con numerosas actividades al aire libre, deportes, y juegos. Si bien es beneficioso para los niños estar activos, un exceso de actividades puede llevar a un sobre estímulo que dificulta la relajación al final del día. Es esencial balancear las actividades físicas con momentos de descanso y asegurarse de que haya un período de calma antes de la hora de dormir para facilitar la transición al sueño.

Exposición a pantallas antes de dormir

El uso de dispositivos electrónicos, como tablets, teléfonos móviles y televisores, es un problema creciente que afecta el sueño de los niños. La luz azul emitida por estas pantallas puede interferir con la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. Durante el verano, cuando los días son más largos y la rutina diaria puede ser menos estricta, es común que los niños pasen más tiempo frente a las pantallas. Limitar el uso de dispositivos electrónicos al menos una hora antes de dormir es crucial para mejorar la calidad del sueño.

Ambiente inadecuado para dormir

El entorno de sueño juega un papel fundamental en la calidad del descanso. En verano, el calor y la luz solar prolongada pueden crear un ambiente poco propicio para el sueño. Asegurarse de que la habitación esté fresca, oscura y tranquila es clave. Utilizar cortinas opacas para bloquear la luz del atardecer y amanecer, ventiladores o aire acondicionado para mantener una temperatura confortable, y minimizar el ruido exterior puede ayudar significativamente.

Consumo de alimentos y bebidas inapropiados

Los hábitos alimenticios también pueden influir en el sueño de los niños. Consumir comidas pesadas, azucaradas o bebidas con cafeína (como ciertos refrescos) cerca de la hora de dormir puede dificultar la conciliación del sueño. Es recomendable ofrecer cenas ligeras y evitar snacks poco antes de acostarse. Además, asegurar una buena hidratación durante el día, pero limitando la ingesta de líquidos justo antes de dormir, puede prevenir despertares nocturnos.

Falta de exposición a la luz natural durante el día

Aunque pueda parecer contradictorio, la exposición a la luz natural durante el día ayuda a regular el ciclo sueño-vigilia. Pasar tiempo al aire libre y recibir suficiente luz solar puede mejorar la producción de melatonina por la noche. En verano, es importante balancear el tiempo en interiores con actividades al aire libre, siempre cuidando de proteger la piel de los rayos solares directos durante las horas de mayor intensidad.

Ansiedad y cambios emocionales

El verano puede ser una época de cambios emocionales y ansiedad para los niños, especialmente si hay viajes, campamentos o cambios en la rutina familiar. Estos cambios pueden generar estrés y dificultar la capacidad de los niños para relajarse y dormir bien. Es fundamental mantener una comunicación abierta con los niños, ayudándoles a expresar sus sentimientos y preocupaciones. Implementar técnicas de relajación, como la lectura de un cuento antes de dormir o practicar la respiración profunda, puede ser beneficioso.

El verano, con sus múltiples cambios y oportunidades, puede presentar desafíos únicos para el sueño de los niños. Sin embargo, con un enfoque atento y proactivo, es posible mitigar estos problemas y asegurar que los pequeños disfruten de un sueño reparador. Establecer una rutina constante, equilibrar actividades, limitar la exposición a pantallas, crear un ambiente adecuado para dormir, cuidar la alimentación, promover la exposición a la luz natural y manejar la ansiedad son pasos clave para mejorar la calidad del sueño en esta temporada. Al corregir estos errores comunes, los padres pueden contribuir significativamente al bienestar y felicidad de sus hijos durante el verano y asegurarse de que duerman bien.