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Lidia Falcón: «Dejé mi piel y mis huesos y ahora se burlan de mí los nuevos señoritos de la izquierda»

«Dejé mi piel y mis huesos por la libertad y la democracia para que este señorito sea ahora diputado y senador», dice Lidia Falcón a OKDIARIO del diputado regional madrileño y senador, Eduardo Fernández Rubiño. Fernández Rubiño se presenta como activista LGTB+, tiene 29 años y pertenece a Más Madrid, el partido de Íñigo Errejón. No ha trabajado nunca en otra cosa que no sea la política y a su edad acumula ya dos cargos.

«Mi generación luchó, dejó muertos y torturados por la libertad y la democracia para que estos nuevos señoritos modernos que dirigen la izquierda se burlen de nosotros. Se creen que lo saben todo», dice la veterana presidenta del Partido Feminista. Lidia Falcón, de 85 años, fue detenida varias veces y torturada en el franquismo. Fernandez Rubiño, con 29 años y dos cargos, se burla de ella en Twitter porque Vox ha pedido su comparecencia en la Asamblea para hablar de la nueva Ley Trans que pretende aprobar Podemos y que Falcón rechaza.

Aquellos etarras vivieron liberados de aquello. Pero para Lidia Falcón aquella bomba, con la que no tuvo nada que ver, le supusieron 9 días de una brutal tortura. Tardó casi 40 años en poder hablar de ello. Pablo Iglesias, el mismo que ahora ni le coge el teléfono, usó aquel episodio en el Congreso contra el PP pocos días antes de que Rajoy perdiera la moción de censura en 2018. Billy el Niño murió de Covid el año pasado.

«Pido respeto a los nuevos señoritos de la izquierda», dijo a HOY RESPONDE, «como nosotros tuvimos con la generación de nuestros padres». «Ahora todo es banal y frívolo», se lamentó. «Lo serio aburre». Y reflexiona: «Son modernos… todo es moderno, pero los problemas son viejos y los de siempre: los pobres, el hambre…». «Que no nos digan estos modernillos que dirigen la izquierda cómo se construye una vida mejor». «Los dirigentes actuales de la izquierda -concluye- han despilfarrado el sacrificio de todos los que lucharon por la libertad y la democracia».