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Milagro en Las Ventas: una espectacular cogida a José Rojo queda sólo en puntos y contusiones

Milagro en las Ventas: José Rojo sufrió este domingo, durante la segunda novillada en la temporada de Las Ventas, tan solo «dos puntazos en la cara anterior del tórax y en la región inframandibular derecha y contusiones en rótula derecha y tendón de Aquiles izquierdo. Pronóstico leve, salvo complicaciones, que no le impide continuar la lidia», se precisa en el parte médico. Tras la espeluznante cogida al entrar a matar al segundo novillo de Sánchez Herrero en Las Ventas, la fría tarde se quedó más gélida con el momento de tensión vivido.

José Rojo fue llevado inmediatamente a la enfermería para ser examinado por el equipo médico de Las Ventas y poder determinar que su pronóstico, afortunadamente, era «leve, salvo complicaciones».

Y es que, el novillero extremeño se imponía al astado, antes de ser cogido, a pesar de que le empujaba con sus potentes embestidas hacia las tablas. Rojo supo torear con audacia hasta que decidió entrar a matar. Así, tras el aviso,  el novillero incrustó la espada con maestría, para acto seguido y sin poder remediarlo, el astado le lanzara una peligrosa cornada desde el  chalequillo hasta casi el cuello. El extremeño cayó posteriormente al suelo. Por suerte, todo fue un susto y un milagro a la vez, teniendo en cuenta lo que pudo haber ocurrido con un toro imprevisible.

Festejos como este, en el que la escasa raza de los utreros de Sánchez Herrero también contribuyó a llevarlo hacia la nada, solo pueden cambiar su negro guion cuando hay toreros capaces de dar un paso adelante y de sobreponerse a tantos factores en contra.

Y más aún después de que, para encoger todavía más los ánimos, se viviera una escena tan dramática como la de la cogida sufrida por José Rojo al entrar a matar al segundo novillo, aunque, milagrosamente, el percance no pasara de tener más que unas leves consecuencias.

Pero Daniel Barbero dio ese paso al frente y no se arredró en ningún momento, como demostró cuando, tras ese escalofriante percance, recibió al tercero de la tarde con una larga cambiada de rodilla cargada de intención y de decisión

El utrero de Sánchez Herrero se desfondó en los primeros compases del trasteo de muleta y le impidió concretar, pero el sexto, con algo más de duración, permitió a Barbero, ahora sí, mostrar que, además de esa fuerza mental, atesora también suficientes virtudes técnicas y artísticas.

Apenas fueron tres o cuatro tandas de pases las que aguantó con cierto recorrido el fino y serio novillo, y el abulense las aprovecho para cuajarle una docena de muletazos largos y pulseados, muy asentado siempre sobre la arena, por los que, tras una estocada de tardío efecto, se le pidió una oreja que la presidencia no quiso conceder.

Olsina falló mucho con el descabello, hasta el punto de que le sonaron los tres avisos a la hora de rematar al novillo que cogió a Rojo, lo que no deja de ser un inmerecido agravio solo achacable a esa gran laguna reglamentaria que hace que el tiempo siga corriendo para el compañero que solo viene a sustituir al herido.

Porque durante los diez minutos anteriores Rojo se había jugado el pellejo ante las oleadas de un manso rajado y temperamental al que tuvo que lidiar con una muleta constantemente descontrolada por el viento.

Se libró José Rojo varias veces del percance durante la faena, al igual que dos de sus banderilleros, pero ya no pudo hacerlo al entrar a matar, cuando el astifino ejemplar de Sánchez Hererero le prendió por el pecho y le zarandeó violentamente, durante unos segundos espeluznantes.

Ficha del festejo:

Seis novillos de Sánchez Herrero, el 4º como sobrero al devolverse por flojo el primero de la tarde, de serio y armónico trapío, con un escaso fondo de raza, casi todos fueron a menos o se rajaron a la defensiva. Destacaron por su mejor condición cuarto y sexto.

Carlos Olsina, de grosella y oro: estocada trasera tendida (palmas); estocada baja atravesada y seis descabellos (silencio tras dos avisos).

José Rojo, de corinto y oro: estocada delantera atravesada con cogida e ingreso en la enfermería, y 16 descabellos de Olsina (silencio tras tres avisos); estocada trasera y descabello (ovación).

Daniel Barbero, de verde botella y oro: pinchazo y estocada (silencio tras aviso); estocada desprendida (vuelta al ruedo tras petición de oreja y aviso).