Opinión

Es necesario y urgente invertir en defensa

Como ya escribí en estas páginas hace unos meses, se hace imprescindible aumentar de manera decidida la inversión en defensa, tanto en nuestra contribución exigida en la OTAN como para estar mejor preparados para defender nuestras fronteras, en especial el flanco sur.

Por eso, es un inmenso error la carta de Sánchez al Secretario General de la OTAN en la que le dice que se niega a elevar el gasto en defensa al 5% del PIB, porque dice que eso acabaría con el Estado del Bienestar. Es un error porque España necesita incrementar el gasto en defensa, para estar mejor protegida, y es un error porque es una oportunidad para elaborar un presupuesto de base cero donde todo se replantee.

Y es un error el empecinarse en dicha equivocación, con la rueda de prensa que dio este domingo en La Moncloa, donde dijo que no iba a elevar el gasto en defensa -cuando sabemos que sí que lo va a tener que hacer en los próximos diez años-, y cuando dice que no hay que gastar más, sino mejor. Hombre, eso debería aplicárselo al conjunto del gasto absurdo e innecesario que alimenta en los presupuestos, a ver si lo asimila, pero en defensa habrá que gastar mejor, pero, además, hay que gastar más, porque es ridículo el nivel de inversión de España en dicha partida. Y eso es compatible con el Estado del Bienestar, pese a lo que diga Sánchez: no se trata de eliminar las dotaciones para servicios esenciales, sino de acabar con tanto gasto absurdo que sólo promueve redes clientelares. Se trata de eliminar ese gasto, de realizar reformas estructurales que hagan ganar eficiencia a los servicios esenciales, y se trata, con el ahorro de los gastos innecesarios, de incrementar el gasto en defensa. Toda esta maniobra de Sánchez se produce, por cierto, sin presupuestos, sin pasar por el Congreso y sin pretender rendir cuentas a nadie.

Como he dicho y mantengo, ese aumento de gasto en defensa no puede ser adicional al gasto presupuestario global actual, sino que hay que ajustar otras partidas innecesarias y aumentar la inversión en defensa. Y por eso, España no puede incrementar el gasto global. Sí ha de hacerlo en defensa, porque ha sido una partida infradotada, porque España tiene muchos riesgos en el flanco sur, aparte de los globales que asume por su pertenencia a la UE y a la OTAN, elementos que hace necesario un fuerte incremento en el gasto de defensa. Ahora bien, una cosa es que el gasto en defensa se incremente y otra es que sea un incremento adicional sobre el gasto global de todas las partidas. Eso es un inmenso error, porque por mucho que el gasto no compute artificialmente a efectos del cumplimiento de los objetivos de estabilidad, existe, incrementa las tensiones de gasto y, con ello, las tensiones en la estabilidad presupuestaria.

Y si hay dicho incremento adicional sin reducción de otros gastos innecesarios, ¿de dónde se nutriría? Obviamente, de los contribuyentes mediante más impuestos, o tendría que cubrirse mediante más déficit y más deuda, es decir, con impuestos futuros, porque, aunque no compute, hay que pagar el gasto. Por eso, es imprescindible reducir el gasto innecesario.

Es imprescindible llevar a cabo el incremento en el gasto en defensa, pero con la condición de la reducción simultánea de una cuantía equivalente en gastos innecesarios, porque el gasto global no puede aumentar más, ya que incluso debería reducirse; con el control de la ejecución y siempre con tramitación parlamentaria. Es una oportunidad perfecta para elaborar un presupuesto.

Sánchez se equivoca en su desafío a la OTAN -recuerden que por su cabeza pasó la idea de ser el secretario general de la Alianza Atlántica, qué fiasco habría supuesto, más o menos como su paso por la presidencia del Gobierno-. España es socio de ese club y debe cumplir con sus compromisos, no puede mirar para otro lado ni esperar a que otros nos resuelvan el problema.

Sánchez, en un último intento populista y electoralista, rodeado y acorralado por la presunta corrupción de su partido y de su entorno, trata, con esto, de distraer la atención, pero es una medida más de su irresponsabilidad, porque España debe cumplir con ese esfuerzo presupuestario acordado de inmediato -no dejarlo para los que vengan tras él- y, a cambio, debe reducir todo el gasto clientelar que desangra al presupuesto y a los contribuyentes, que, exhaustos, liquidan ahora con Hacienda el IRPF que durante todo el año les han confiscado para que acabe, de confirmarse las investigaciones, en el enriquecimiento de personas sin honra.

Eso es lo que hay que eliminar, pero el gasto en defensa hay que aumentarlo inmediatamente, como debe haber presupuestos inmediatamente, y, como no puede sacarlos adelante y no puede dar seguridad jurídica a España ante los casos de supuesta corrupción que asolan a su entorno, debe convocar elecciones inmediatamente y dejar que otro gobierno, el que los españoles decidan, pueda cumplir con los compromisos de España, como es el aumento del gasto en defensa establecido por la OTAN.