Opinión

El gran sajador del sanchismo

  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

No pueden con él, aunque lo intentan por todos los medios. Pablo Hernández de Cos, profesional de gran prestigio aquí y acullá, no necesita gritar, ni estar permanentemente en el alambre del aspaviento.

Con analizar las medidas del Gobierno en áreas de su competencia, esto es, la economía en general y las financieras en particular, tiene suficiente. Es comprensible el odio que le profesan desde las instancias progubernamentales –casi tanto como a Vicente Vallés, que a diario hace algo parecido desde su informativo– porque con dos enfoques y palabra y media los pone mirando a Coria. No pueden cesarle –como ocurrió con el presidente del Instituto Nacional de Estadística– porque le protege el Estatuto del Gobernador, pero sacuden desprestigio fatuo a cada ocasión.

Hernández de Cos desde su solvencia profesional y su prestigio personal se ha convertido en el gran sajador del pus sanchista; sobre todo, cuando se dan ínfulas de estadistas y retuercen la verdad o apelan directamente a las mentiras. Supongo su incomodidad al tener que relacionarse con personas que no le llegan a la suela del zapato. Es lo que hay, señores.

Bien analizado, el Banco de España, que perdió partes de sus competencias al entrar España en la Unión Europea y su zona euro, actúa como guardián de la ortodoxia y estrecha su vigilancia sobre el sector financiero. Se limita a analizar con la frialdad de los dígitos la coyuntura económica y emite dictámenes rigurosos y recomendaciones a las que el Gobierno no hace caso alguno.

Se trata de la única institución a la que las garras del leviatán monclovita no han llegado. No por falta de ganas. Es la única institución que mantiene su independencia y su prestigio sin dejarse contaminar por los intereses de una persona y de su grupo o grupos. Cuando cumpla su mandato legal, Hernández de Cos se incorporará a la Ley de Incompatibilidades y enfilará su jubilación con toda la auctóritas de la que carece el otro.