Sólo dos horas de autonomía y lesiones en los agentes: balance de las 157 motos eléctricas del Seprona

Algo más de dos años después de la adquisición por parte de la Guardia Civil de 157 motos eléctricas para el Seprona, una decisión que en su día levantó mucha polémica tanto en las redes sociales como en el colectivo de la Guardia Civil, hemos querido saber qué ha pasado con ellas.

Para conocer toda esta evolución y hacer un balance nos tendremos que remontar a diciembre del año 2022, momento en que desde el Ministerio del Interior se anunció que «la Guardia Civil contará, por primera vez, con motocicletas eléctricas para el Seprona» tras desembolsar 2.189.000 euros.

Sin embargo, no entraron en servicio dentro del Seprona hasta febrero de 2023, cuando comenzaron a utilizarse en labores de patrullaje y vigilancia medioambiental.

Dentro del Plan de Sostenibilidad

En la nota de presentación de las motos eléctricas, el ministerio de Marlaska señalaba que estas nuevas 157 motos eléctricas del Seprona suponía «un aumento del 16% de la flota de estos vehículos y es la adquisición más numerosa que se ha hecho a un cuerpo policial en España».

En esa fría mañana de diciembre la entonces directora general de la Guardia Civil, María Gámez, estuvo presente esta mañana en el acto de entrega de estos nuevos vehículos eléctricos en Madrid destacando que «la incorporación de vehículos eléctricos e híbridos es una apuesta de la Guardia Civil que se recoge en su Plan de Sostenibilidad».

Estas motocicletas marca Zero, modelo FX ZF7.2, que fueron adquiridas a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia por más de dos millones de euros, casi 14.000 por unidad, siguen patrullando por distintos puntos de España.

Críticas a la autonomía

Desde su anuncio, el dato que más llamó la atención, y supuso uno de los grandes detonadores de comentarios y críticas, fue el de la autonomía de estas motos eléctricas recién adquiridas para el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil.

El propio Ministerio del Interior reflejaba en la información que la Zero disponía de «una autonomía de hasta cuatro horas. Además, incluyen un kit policial con parrilla trasera y bolsa de transporte, pilotos y sirena policial, protectores de puño y defensa de protección de bajos y laterales».

«Es una motocicleta que destaca por su agilidad, su economía de utilización y la ecología de su funcionamiento. Especialmente silenciosa, es idónea para la mayoría de servicios del entorno rural», apostillaba la nota de prensa.

Sólo dos horas de autonomía

Sin embargo, la realidad más de dos años después es muy distinta, según nos apunta David González Sequera, secretario de Formación y Especialidades de la Asociación Profesional Justicia Guardia Civil JUCIL, componente del cuerpo especialista del Seprona.

El representante de JUCIL nos indica que estas motos eléctricas «claramente no ofrecen las prestaciones que las de combustión y cuando salen con ellas no saben a ciencia cierta la autonomía que tienen… No es forma ni material adecuado para prestar el servicio».

El punto más crítico, el de la autonomía de cuatro horas, no se cumple, según indican desde la asociación profesional explicando que «en pruebas reales se ha comprobado que ésta se reduce a 68 km en vías de circunvalación y, en terrenos más exigentes, apenas alcanza dos horas de uso efectivo, lo que limita seriamente su utilidad para patrullas prolongadas en campo abierto».

Piden su retirada

Desde JUCIL ponen en cuestión si son realmente adecuadas para moverse por el campo y la montaña, explicando que estas Zero pueden ser útiles en ciudades y entornos urbanos, «ya que su autonomía es suficiente para desplazamientos cortos y su funcionamiento eléctrico reduce la contaminación acústica y ambiental».

«Sin embargo, en campo y montaña, su autonomía se queda corta y su diseño presenta limitaciones claras para su uso en terrenos exigentes. Por esta razón, la asociación JUCIL ha solicitado su retirada, argumentando que no son prácticas para el servicio del Seprona», reclaman.

Sin batería durante el servicio

Otra de las restricciones de esta adquisición estriba en la comparación con las motocicletas tradicionales de combustión. En este sentido, las motos eléctricas elegidas para el Seprona «presentan limitaciones evidentes en recorridos largos y en terrenos difíciles. Además, la incertidumbre sobre su autonomía puede generar estrés en los agentes, que deben calcular cuidadosamente sus desplazamientos para evitar quedarse sin batería en mitad del servicio», añade González Sequera.

Junto con la autonomía, calificada como «insuficiente» por JUCIL, también está la larga espera para la recarga de la batería calificado de «elevado» por el miembro de la asociación profesional, «ya que en un cargador doméstico puede tardar hasta 7 horas en recuperar su carga completa».

Accidentes y lesiones

Gracias a la información aportada por JUCIL, conocemos que las motos eléctricas del Seprona también son causantes de lesiones o de momentos peligrosos para los agentes

Otro problema es que los agentes del Seprona no han recibido formación previa en la conducción de motocicletas eléctricas, lo que ha provocado accidentes con lesiones y daños materiales debido al manejo diferente que tienen respecto a las motos de combustión.

Entre los peligros a los que se enfrentan los usuarios de las motos eléctricas de este cuerpo de la Guardia Civil está la eliminación del guardabarros delantero, denuncia JUCIL. Esta ausencia anota la asociación, «infringe el Reglamento General de Vehículos (Real Decreto 2822/1998) y permite que grava, piedras y barro sean proyectados a gran velocidad, poniendo en peligro al conductor, al vehículo y a otros usuarios de la vía».

Otra de las deficiencias de estos vehículos de dos ruedas se encuentra en las defensas laterales, «peligrosas, porque impiden la maniobra de apoyo con la pierna, aumentando el riesgo de lesiones. Además, sobresalen demasiado y pueden golpear contra troncos, rocas o ramas, obstaculizando el paso», relatan desde esta entidad.

Deficiencias del vehículo

Pero este largo listado de deficiencias y peligros no acaba aquí. Lo más llamativo de estas motos eléctricas del Seprona está en las ruedas que han puesto en este modelo. Son señaladas como «inadecuadas» por JUCIL para conducción todoterreno, ya que las motos carecen de neumáticos de tacos específicos para campo, «lo que dificulta su uso en terrenos irregulares».

Otro punto débil de esta adquisición está en la transmisión por correa, que convierte a esta moto eléctrica en vulnerable, «lo que supone un problema en recorridos por el campo, ya que elementos como ramas o piedras pueden provocar averías o incluso accidentes», concluye David González Sequera.

Controversia por su rendimiento

Las 157 motos eléctricas continúan en servicio «aunque han generado controversia debido a su rendimiento en entornos rurales y montañosos, donde no siempre cumplen con los requisitos operativos necesarios para el trabajo del Seprona», concluye el representante de JUCIL.

Desde OKGREEN/OKDIARIO, nos hemos puesto en contacto con el gabinete de prensa de la Guardia Civil para poder contrastar estos datos sin obtener respuesta hasta el momento.