Las botellas de plástico ya no se hundirán en el mar con este invento español
Rafael Alcaide, el creador de esta innovadora idea, ha hecho posible que botellas y latas floten en el agua con una sencilla solución
Las botellas de plástico suponen un grave problema de contaminación mundial, un objeto de un solo uso que desechamos rápidamente una vez nos hemos bebido su contenido y que, desgraciadamente, lanzan al mar, los ríos o lagos.
Pero este problema puede tener una solución para su recogida cuando un gerundense, que estaba con su kayak en Gerona, vio varias botellas de plástico flotando en el mar. Ahí comenzó la historia de una patente que busca ser acogida por una empresa, que evita que botellas y latas se hundan y se descompongan en el agua durante siglos.
Las botellas de plástico o las latas que llegan al mar, que se hunden en los fondos acuáticos, podrían tener sus días contados si se implementara en su fabricación una burbuja de aire, el sencillo e innovador invento español patentado por Rafael Alcaide, el kayakista que se sintió frustrado al ver este residuo y que confiesa ser un gran amante del medioambiente.
Este gerundense que vive en Calonge, que se dedica como autónomo trabajando en el sector de la construcción, llegó a casa y nos cuenta que, entonces, «me vino un flash sobre ese momento y me surgió la idea».
El nacimiento de Gravity System
Cuestionó porqué las botellas de plástico tenían que acabar hundidas en los mares y su reacción fue llegar a casa, recopilar las que tenía, incluso las del contenedor de reciclaje, y comenzó a trabajar la idea. Relata que «empecé a manipularlas creando así una pequeña cámara de aire y, al ver que los envases no se hundían sino que se quedaban semisumergidos, comprendí que sería una gran idea».
«Unos días después busqué una empresa que se llama La Fábrica de Inventos, le pasé la información y me hicieron una búsqueda por si ya existía y, al decirme que no, decidí patentarlo», comenta Rafael, un invento que bautizó como Gravity System.
Un problema global
El problema de la contaminación marina es evidente, de carácter global, y su impacto en la biodiversidad en preocupante sobre todo si hacemos caso a los informes que continuamente se publican.
Se estima que unos ocho millones de toneladas de basura al año llegan a los mares y océanos, el equivalente al peso de 800 Torre Eiffel, un volumen suficiente para cubrir 34 veces la isla de Manhattan o una cantidad semejante al peso de 14.285 aviones Airbus A380.
Y sólo hablamos del volumen total de residuos que los humanos generamos pero, si nos centramos en el plástico, un 82% de la basura marina está compuesta por este material derivado del petróleo.
Más plásticos que peces
Poniendo el foco en las botellas de plástico en el mar, un estudio de la revista Science cuantificó la cantidad que llega a los océanos y su consecuencia te va a impresionar. Estos millones de toneladas de botellas de plástico que llegan al mar cada año da como predicción que en el año 2050 habrá en este medio más plásticos que peces.
¿Y dónde acaban estas botellas de plástico? Según el estudio una gran parte estaría hundida en el fondo del mar y otra parte de los plásticos se encontraría flotando en el mar, atrapados en remolinos y giros oceánicos.
Pero el principal problema es su degradación ya que una botella de plástico tarda cerca de 500 años en «desaparecer» y las latas de aluminio unos 200. El trasiego que sufre el plástico durante casi cinco cinco siglos hace que se agrieten y se rompan en fragmentos cada vez menores, produciendo lo que se denominan microplásticos y, a su vez también se convierten en sustancias que se mezclan con el mar.
Un alarmante problema
En España, según el informe de Greenpeace, Plásticos en los océanos, cada día se abandonan unos 30 millones de latas y botellas en España. Otro dato para la preocupación es que en nuestro país se arrojan 126 toneladas de plástico al mar cada día, la mayoría objetos de usar y tirar denominados PSU, plásticos de un sólo uso.
Todo esto hace pensar que estamos ante un alarmante problema de contaminación que incide directamente en la mortalidad de animales marinos y también pueden tener efectos dañinos en los humanos que los consumimos.
Rediseñar los envases
Y como parte de la solución, el creador de Gravity System, nos cuenta cómo se implementaría su invento en las millones de botellas y latas que se producen en el mundo. El proyecto consiste en rediseñar los envases creando una cámara del mismo material en su base, garantizando así su flotabilidad en mares, ríos y océanos sin perjudicar su contenido.
El sistema es muy sencillo, es crear una concavidad en su base que sería tapada con una simple tapa circular o similar pegada o fusionada. Alcaide apunta que «el coste no sería muy elevado ya que los fabricantes cuando crean una botella, ésta ya saldría con la concavidad, solo habría que pegar esta tapa. Dependiendo del fabricante y de la máquina podría variar, unos tres céntimos por botella».
Este inventor nos cuenta que «actualmente estamos buscando fabricantes que implanten este sistema en las botellas, pero muchos fabricantes prefieren verlo como un coste y no como un cometido medioambiental, ya que suelen gastar más dinero en marketing».
El 99% del plástico está hundido
Una burbuja de aire que puede abordar de una manera diferente «el gran problema global que tenemos con el plástico», apunta Rafael, que añade humildemente «que este proyecto puede que no sea una solución pero sí es una alternativa favorable hasta que se encuentre un material sustituyente al plástico que no contamine al medioambiente».
El inventor sabe de lo que habla, incluso aporta datos que ya tiene bien asimilados tales como que «los plásticos biodegradables actuales requieren materias primas muy costosas y también contaminantes», o que «más del 80% de la contaminación es de origen terrestre. Según datos de organizaciones como Oceana, el 99% del plástico se encuentra hundido. El 1% restante es el que vemos flotando».
Nos confiesa que «mi propósito es recoger estas botellas en la superficie o en la orilla para luego ser recicladas. Actualmente cuando vemos una botella en la superficie es porque tiene el tapón puesto, pero cuando estas botellas se rompen se sumergen inmediatamente dificultando así su recogida».
Plástico que flota
Además añade que «hay envases con otro tipo de plásticos que tienen más flotabilidad, pero con el tiempo se adhieren algas y suciedad y también terminan sumergidos».
Entre las ventajas de este invento español están que los envases que tengan este sistema seguirán flotando aunque se rompan, «siempre y cuando no se rompa la cámara que está protegida con el mismo envase», y que se puede aplicar a diferentes tamaños como por ejemplo garrafas de agua de ocho litros.
¿Qué ventajas tiene este sistema? En el caso de que llegasen las botellas al mar, con esta solución se quedarían semisumergidas con la ventaja de ser arrastradas por las olas hacia la orilla y ser recogidas para su reciclaje.
«Veo más positivo una botella que se pueda recoger en la superficie o en la orilla que no una botella hundida descomponiéndose por más de 500 años en las profundidades del mar. Rediseñando un objeto aplicando un poco de Física, podríamos reducir un problema global», sentencia Alcaide.
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