BMW E1, el verdadero precursor de los i3 e i8

El BMW E1 es un vehículo nacido en 1991 con el objetivo de mostrar cómo iban a ser los coches 25 años después, con increíbles innovaciones y planteamientos que han tardado décadas en igualarse. Los BMW i3 y BMW i8 son herederos directos de este automóvil. Nunca llegó a producirse en serie, porque la tecnología de las baterías no lo permitía. Además, ni la sociedad, legislación e infraestructuras estaban preparadas para la llegada de los coches eléctricos.

En septiembre de aquel año, con motivo del Salón del Automóvil de Frankfurt, BMW dio a conocer al mundo el E1, todo un adelantado a su tiempo que hace ya un cuarto de siglo anticipaba la movilidad eléctrica tal y como la entendemos a día de hoy. Antes de esto, BMW Technik GmbH recibió el encargo de sacar adelante el proyecto, denominado internamente con el código Z11. La división de desarrollo técnico y tecnológico del grupo desarrolló el BMW E1 partiendo de cero. Los requisitos básicos fueron un rendimiento adecuado para el uso diario, una autonomía razonable, espacio suficiente para transportar a cuatro adultos con su equipaje y unos elevados estándares de seguridad, manteniendo su peso al mínimo. Apenas 10 meses después, el resultado se pudo contemplar en el Salón de Frankfurt, donde BMW expuso el concept E1, un vehículo de carácter completamente urbano y con un sistema de propulsión 100 % eléctrico.

El tamaño del BMW E1 lo encuadraría hoy en día dentro del segmento A.

El BMW E1 apenas medía 3.460 mm de largo, por 1.648 mm de ancho y 1.500 mm de alto, lo que hoy se consideraría un modelo del segmento A. Eso sí, contaba con una gran distancia entre ejes, que unida al avanzado estudio de diseño y ergonomía realizado por BMW Technik permitía disponer de un interior un amplio y versátil, con capacidad para desplazar cómodamente a cuatro adultos con todo su equipaje.

La arquitectura del BMW E1 era tan avanzada que sigue sorprendiendo hoy en día por sus conceptos de construcción ligera y seguridad. El bastidor estaba construido con aluminio extruido y la carrocería se elaboró con elementos plásticos creados a partir de polímeros reciclables. Es un planteamiento similar al del BMW i3, que añade a esta fórmula la fibra de carbono.

El BMW E1 alcanzó cifras récord, con un peso en vacío de apenas 907 kg. Por su parte, el peso de las baterías de larga duración —se preveían 5 años a pleno rendimiento, también todo un récord para la época— era de 200 kg. En materia de seguridad contaba, por primera vez, con estructuras de absorción de golpes delantera y trasera para aportar una mayor protección tanto a los pasajeros como a las baterías.

Avanzando un poco, en 1993, BMW desarrolló sus nuevas baterías “Zebra”, que mediante el uso de una combinación de Sodio, Níquel y Cloro (NaNiCl2), permitieron mejorar el rendimiento del BMW E1 y desarrollar otro concepto pionero que este modelo avanzó: el sistema de regeneración y recuperación de energía a partir de la deceleración y el frenado del coche.

La autonomía máxima declarada era de 160 km, más que suficientes para garantizar una movilidad de uso diario en entornos urbanos. El tiempo necesario para completar la recarga de las baterías era muy similar al actual. Desde una toma de corriente convencional eran necesarias de 6 a 8 horas de conexión, que se veían reducidas a tan sólo 2 horas si el coche se enchufaba a un cargador de alta potencia, que también recargaba 80 por ciento de la batería en apenas una hora.

Los 120 voltios de potencia que las baterías del BMW E1 entregaban, alimentaban un motor eléctrico íntegramente desarrollado por los ingenieros de BMW Technik. Ubicado sobre el eje trasero, esta mecánica entregaba una potencia de 32 kW (43 CV) y un par máximo de 150 Nm. Gracias a ello, el BMW E1 alcanzaba una velocidad máxima limitada de 120 km/h, con una aceleración de 0 a 50 km/h en 6 segundos.

La toma de conexión del BMW E1 se encontraba justo debajo de los famosos riñones de la parrilla delantera.

La arquitectura electrónica del BMW E1 era igualmente innovadora en aquellos años. Con solo dos módulos principales, se aseguraba el control inteligente del funcionamiento de todos los componentes eléctricos. La batalla contra el peso hizo que los ingenieros de BMW Technik realizaran un profundo trabajo de simplificación. Así, donde antes se precisaban numerosas conexiones y centralitas, el BMW E1 estableció importantes avances que han desembocado en las modernas arquitecturas actuales.

El BMW E1 también fue un pionero en diseño, aerodinámica y ergonomía. Fue, literalmente, aclamado tanto por el público presente en aquella edición del Salón de Frankfurt como por los principales medios de comunicación especializados, que llegaron a calificarlo como “el coche más avanzado del siglo”.

Se construyeron cinco prototipos diferentes del BMW E1 e incluso se presentó una versión actualizada del modelo, destinada al mercado norteamericano, en el Salón de Los Ángeles de 1992. Pero, como decíamos al principio, el BMW E1 nunca llegó a producirse en serie, lo que no le resta un ápice de importancia.