Miguel Blesa, ¿el hijo que Linares nunca quiso tener?
Sus cenizas ya descansan en Linares, Jaén. Miguel Blesa ha terminado sus días en el mismo lugar que le vio nacer, el pueblo de su familia, donde vivió su infancia y donde se convirtió en un hombre de éxito, que aunque se trasladó a la capital, nunca se olvidó de sus orígenes. Los lugareños estaban orgullosos de que aquel chiquillo al que le gustaba jugar al balón en la calle Cervantes hubiera llegado a lo más alto. Ni más ni menos que a presidir el Consejo de Administración de Caja Madrid.
Muy pocos pudieron imaginar que el linarense al que tanto alababan sería el primer banquero que pisaría la cárcel tras la crisis, ni tampoco que volvería a copar titulares por haber acabado él mismo con su vida, según aseguró la autopsia de su fallecimiento el pasado jueves. Ahora, en la que parece ser la semana más complicada para sus más allegados, LOOK ha podido hablar con diferentes personas que formaron parte de su pasado en su pueblo natal de forma directa o indirecta, y han desvelado datos desconocidos hasta la fecha.
A las puertas del entierro de Miguel Blesa en Linares /Gtres
Varias son las incógnitas que en estos momento rezan en torno al pasado del financiero y varias son las cuestiones que se plantean. ¿Cómo se comportaba Blesa con sus vecinos?, ¿era tan generoso como decían?, ¿cuál fue la reacción de su pueblo cuando su reputación saltó por los aires? Según ha podido saber este medio, los vecinos sitúan a Miguel en cierto momento de su vida en una posición querida en la ciudad de Jaén. Eso sí, también confirman que esa imagen cayó poco despues en picado.
Miguel Blesa increpado por un preferentista a la salida de un juicio /Gtres
Pese a que muchos aseguran que pasaba desapercibido, sus vecinos recuerdan a este medio que aún en sus últimos años visitaba el pueblo a menudo. Blesa solía acudir a este municipio de la ciudad de Jaén en dos Audis oscuros, en uno iba él, normalmente acompañado de su mujer, Gema Gámez y en otro la escolta que solia acompañarlo. Silencioso y con mirada altiva, según recuerda, acudía de manera fiel al tradicional mercado de Navidad de Linares junto su mujer. Nunca fallaban.
¿Cómo ayudó Blesa a Linares?
Las fuentes consultadas por LOOK hacen memoria para recordar cuál fue la conducta de Blesa respecto a sus vecinos y a su amado Linares en su época de apogeo. El que fuera funcionario tenía tanto apego por su tierra que quién lo conoció señala que tiempo atrás, fue muy espléndido con esta y también con los alrededores de Jaén. Sus primeras ayudas comenzaron con Orcera, un pueblo situado a 88 kilómetros de Linares. Miguel no dudó en contribuir con la Parroquia Nuestra Señora Asunción, donde dejó un donativo de 23.000 euros para realizar las restauraciones que entonces se necesitaban. No obstante, no fue la única colaboración que hizo, pues junto a uno de sus hermanos cedió una vivienda, de la que no ha trascendido dato alguno hasta la fecha.
Ya en Linares, fundó en 1967 la ‘Hermandad del Sagrado Descendimiento y penas’, pero tras los primeros años se desentendió por completo. Así lo asegura el hermano mayor de la hermandad, Rubén: «Llevo aquí 25 años y jamás le he visto en una procesión. Solo siguen colaborando sus sobrinos».
El único legado que le quedaba al empresario en Linares era ‘Ainpe’, un centro ocupacional de personas con discapacidad que se construyó gracias a una subvención de Caja Madrid cuando Miguel era presidente. Aseguran a este medio que al estallar la polémica, la asociación quiso despojarse de la placa de agradecimiento en la que figuraba su nombre. Y así lo hizo. En mayo de 2015 fue retirada, aunque testigos presenciales aseguran que el nombre de Blesa seguía apareciendo en algunos carteles del lugar hasta este viernes. No se conformó con este centro y sus miras fueron más allá. Su intención fue la de continuar con ello y de hecho, puso todo su empeño en construir un segundo centro, aunque se quedó en los cimientos.
Miguel Blesa junto a Don Juan Carlos, Alberto Ruiz Gallardón, Beatriz Corredor y Miguel Blesa en un acto de Caja Madrid en el año 2009/Gtres
Sin embargo, hay más historias que sus vecinos relatan. Miguel Blesa también colaboró en las mejoras de los jardines de Santa Margarita, situados en las inmediaciones de la Plaza de toros en la que murió Manolete. También recuerdan con gracia que siempre se comentaba que si un vecino acudía a la caja de ahorro y le pedía ayuda «volvía con los bolsillos llenos».
Una imagen idílica para muchos, que se vio dinamitada por el escándalo de las tarjetas black que le condenó a seis años de prisión por apropiación indebida y administración desleal. Cuando el escándalo se hizo público las miradas que causaba a su paso dejaron de ser de admiración y se transformaron en curiosidad, desaprobación e incluso de vergüenza.
Él fue dándose cuenta y la actitud altiva que adoptaba cuando iba a ver a los familiares que aún le quedan allí, dio paso a una manera mucho más reservada de relacionarse y a una clara intención de pasar desapercibida. De hecho, mientras su madre vivió, los lugareños llamaban a su casa la ‘casa señorial’ porque tenían personal trabajando para ellos cuyo uniforme incluía una cofia. Cuando las cosas se pusieron feas y su madre falleció, Blesa ni siquiera volvió a pisar esa casa, cuando viajaba al pueblo se hospedaba en un hotel cercano, pero nunca allí.
Ahora descansa junto a sus padres en el panteón familiar y los vecinos de Linares tendrán que decidir si se quedan con el agradecimiento por el legado que les queda de él o el bochorno por los errores que parece ser que cometió.