¿Por qué no canta Isabel Pantoja?

Isabel Pantoja vive el peor momento profesional de su carrera tras pasar un año sin pisar un escenario. Una de las grandes, millones de discos vendidos y una legión de fans en España y Latinoamérica, la artista ha desaparecido de los escenarios desde su última actuación en enero del año pasado. Muero en el intento de averiguar la razón. No saben, no contestan. Bien es verdad que no es la primera vez que ha estado ausente. Dejó de cantar por voluntad propia cuando tuvo a su hijo Kiko y años después, al anunciar que se tomaba un año sabático tras hacerse pública la relación sentimental que había iniciado con el exalcalde de Marbella Julián Muñoz, en 2003.

Ha llovido mucho desde entonces y tras su romance con Muñoz, que acabó con el encarcelamiento del exedil en julio de 2006, ella ingresó también en prisión, en noviembre de 2014, acusada de blanqueo de capitales. Nunca más se dijeron eso de “Gitana, ¿tú me quieres? Más que a mí”, respondía ella.

Pantoja cumplió su condena y ha pagado su deuda con la justicia. Ya pasó, pero nada volverá a ser como antes. Desde que recuperara su libertad en octubre de 2016, la cantante ha ido recomponiendo su vida junto a los suyos, intramuros de Cantora, la finca que heredaron de Paquirri ella y su hijo Kiko, entre el cariño de su familia, deudas y malos recuerdos de su paso por Alcalá de Guadaira, ese lugar que no se nombra.

En su regreso a los escenarios, en noviembre de ese mismo año, presentó “Hasta que se apague el Sol”, un trabajo grabado con el mexicano Juan Gabriel poco antes de ingresar en prisión. La expectación, apoyada por una gran promoción, era máxima. Era su vuelta, muy esperada por sus fans y por los medios. De blanco, con un rosario en la cintura, y melena suelta, un cañón de luz la apuntó en escena y entonó el primer verso que sonó autobiográfico: “Sigo estando aquí”. Ese día, en el teatro Carlos III de Aranjuez, Pantoja deslumbró como el sol invictus que celebra el final de los días oscuros. Seis canciones y cero preguntas. Ella volvía a cantar y punto.

Había vuelto y comenzó una gira por varias ciudades españolas, Chile y Perú. Un total de seis ciudades en España, tras su presentación en Aranjuez, más Chile – en Viña del Mar y Santiago- y en Lima (Perú). Sus fans no fallaron y la aplaudieron entusiasmados como siempre, pero, efectivamente, nada volvería a ser como antes. Ni las cifras de ventas fueron las mismas (se publicó que el disco llegó a vender 20.000 copias) ni los conciertos tan numerosos. Su última actuación, el 13 de enero de 2018, cumplió este domingo el triste aniversario de la muerte de una fan, Rosa Delia Nuez, de 58 años, a quien llamaban la Pantoja de Canarias por su devoción a la artista, y que falleció mientras hacía cola para ver a su idolatrada Isabel, en el Gran Canaria Arena de Las Palmas.

Las malas noticias continuaron. Un mes después, en febrero del pasado año, se vio obligada a cancelar su minigira por Estados Unidos. La embajada americana en Madrid le denegó el visado para viajar, según explicó en un comunicado la discográfica Universal Music, valedora de la reaparición de Isabel Pantoja, a través de su oficina de management y promotora GTS. La compañía informó que se posponían las actuaciones previstas en Miami y en Puerto Rico, “debido al visado de la artista, concedido en primera instancia por la embajada norteamericana pero denegado días atrás en una segunda revisión”. Ahí no valía sacar los dientes. La cantante acudió en dos ocasiones a la Embajada, pero el visado le fue denegado. Según la información que recabé entonces, los antecedentes penales de Isabel fueron clave para que le denegaran el permiso. Sé que se dijo que la razón fue que se negó a pedir perdón por el delito cometido. Tengo más que dudas sobre esa versión. ¿Te comprometes con promotores, anuncias los conciertos, las fechas, se pone en marcha la venta de entradas y luego se trata sólo de no pedir perdón? Además, había anunciado ya anteriormente dos actuaciones en los mismos escenarios americanos, el James L. Knight Center de Miami y el Coliseo José Miguel Agrelot, de San Juan de Puerto Rico, para el 13 y 15 de octubre del año anterior, esto es, 2017. La tragedia que dejó a su paso el huracán María, que costó miles de vida en Puerto Rico y Florida, obligó a la cancelación inmediata de estas primeras fechas, pero entiendo que Pantoja y su equipo tuvieron que solicitar el visado con anterioridad ya entonces, ¿no?

El peso de los antecedentes penales es mayor que cualquier orgullo mal entendido. Que desaparezcan es una cuestión de plazos y de que el interesado lo solicite y siga los trámites oportunos. En cuanto pase este 2019 que acabamos de estrenar, será diferente. Pero ¿y en España? ¿Por qué Pantoja no canta la Pantoja? ¿Qué ocurre, no quiere cantar o no la contratan? La discográfica anunció una “extensa gira”, pero me temo que lo de extensa se quedó en eso, un anuncio, un reclamo. La hemos visto en septiembre pasado como imagen de una firma de cosméticos, pero cantar, cantar, no lo hace desde hace tiempo. Desde Universal Music, que confirma la vigencia de su contrato, “a día de hoy”, sin responder sobre su finalización porque “es confidencial”, me remiten a la oficina de management GTS para saber del calendario de actuaciones. Ahí llega de nuevo el vacío, la nada. Me sorprende que una oficina de prensa no informe y mucho más que una promotora dé la callada por respuesta. Serán órdenes, supongo.

Retirada en su casa, más protagonista de las andanzas de sus hijos Kiko e Isa que de ella misma, Pantoja está en dique seco desde hace un año. Sus fans lo lamentan.