Isabel Pantoja se desinfla: las cifras ante su último concierto lo avalan
A las 21.30 de este mismo sábado Isabel Pantoja volverá a verse las caras con su público. Un público fiel, pero no tan multitudinario como a ella le gustaría. Las cosas han cambiado mucho para la tonadillera desde que el pasado 10 de noviembre se subiera al escenario del Teatro Real Carlos III de la localidad madrileña de Aranjuez y entonara aquel inolvidable “Sigo estado aquí”.
Sí. Sigue estando aquí. Pero no del todo. Volvió Isabel Pantoja, pero tal como ella misma dice en el tráiler del ‘biopic’ que está preparando, volvió una de las muchas Isabeles. Volvió “la del arte”. Ninguna más. Aunque se siente más Isabel que nunca. “Yo soy esa, aquella y la que los demás quieran”, afirma con fuerza, con una fuerza que cada vez parece más mermada.
Isabel Pantoja el día de la presentación de su gira en Aranjuez / Gtres
El comienzo de su gira fue apoteósico. Ella estaba exultante y el público con muchas de ganas de verla. Aranjuez era aquel día un hervidero de gente expectante. Se trataba de un regreso morboso. Volvía tras su paso por la cárcel. Volvía cuando muchos pensaban que jamás lo haría, y volvía con la promesa de quedarse. Había puesto toda la carne en el asador con su nuevo trabajo, con la gira ‘Hasta que se apague el sol’.
Aquella noche se brindó con champán. Un champán que disipó tan rápido como se conocieron las fechas de los próximos conciertos. Escasas. Muy pocas. Prueba de ello es que el concierto que este sábado tiene lugar viene después de tres meses y 21 días de silencio. Pero no es esta la única prueba de que Isabel se ha desinflado.
Su familia hizo piña para apoyarla en su concierto en Sevilla / Gtres
Para entender este declive hay que remontarse al pasado mes de junio. Pocos días antes del día 24, fecha de la cita de Isabel con su público sevillano, su tierra natal, sus hijos hacían un llamamiento en redes sociales para que la gente acudiera a ver a su madre. Hasta entonces esto jamás había ocurrido. No había sido necesario. Pero quedaban días para el que debía ser el gran concierto de la gira y quedaban muchas entradas por vender. Jugaba en casa y apostó fuerte. La cita tenía lugar en el estadio Olímpico La Cartuja, cuyo aforo es, ni más ni menos, de 60.000 personas. El chasco fue tan grande como las expectativas. Una vez celebrado se conoció el dato: 14.000 entradas vendidas. Ni siquiera la mitad de lo esperado.
Desde entonces las cosas cambiaron. Fueron irremediablemente a peor. El siguiente concierto, pocos días después, fue en Murcia, en la plaza de toros de La Condomina, aforo de 18.000 personas. Una expectativa más realista. Aunque tampoco pudo darse el gusto de colgar el cartel de ‘entradas agotadas’.
La cantante Isabel Pantoja durante uno de sus conciertos / Gtres
Después de ese concierto, se instaló el silencio. Pantoja volvió a Cantora y de allí solo ha salido para pasar unos días con sus hijos en Ibiza, unos días en los que, de no ser por algún fotógrafo avispado, hubieran pasado tan desapercibidos como el resto de sus días. Ella ha elegido vivir en la sombra y se esfuerza mucho porque así sea.
Ahora, casi cuatro meses después, ‘Hasta que se apague el Sol’ llega a Bilbao y lo hace con las menos pretensiones posibles. Cuando un artista pisa esta ciudad lo hace por la puerta grande, lo hace en el ‘Bilbao Exhibition Centre’, que tiene un aforo de 18.000 personas. Allí ha cantado Rihanna o más recientemente Maluma. Isabel Pantoja no lo hará. Para ella han reservado el estadio ‘Arena Miribilla’, con una capacidad mucho más limitada, 10.000 personas. Que no son pocas, pero es lo máximo que ahora mismo se considera que la tonadillera podría llegar a llenar. 50.000 personas menos que en Sevilla. Las cosas han empeorado. No cabe duda.