EXCLUSIVA: Así ha llegado a Cantora la noticia de la muerte del padre de Irene Rosales
El padre de Irene Rosales fallecía esta madrugada en un hospital de Sevilla. Años de lucha contra una larga enfermedad que este jueves finalizaban rodeado de su familia, entre los que se encuentra su yerno Kiko Rivera, en plena crisis personal con su madre Isabel Pantoja. Esta mañana la noticia llegaba a Cantora. Ahora solo queda ver cómo reacciona. ¿Llamará a su hijo o a Irene?
La noticia del fallecimiento del padre de Irene Rosales llegaba a los medios a primera hora de la mañana y a Cantora un poco después. Era la abogada de la cantante, Cintia Ruiz, la encargada de marcar el número de uno de los móviles que suenan en la finca de Medina Sidonia donde vive Isabel con su madre y su hermano Agustín. Y ha sido precisamente él quien ha recibido la comunicación esta mañana de que el padre de Irene había fallecido. No tengo la confirmación, pero confío en que se lo haya transmitido a su hermana. Fue el propio Kiko Rivera quien explicaba en televisión la influencia que su tío Agustín ejercía sobre su madre, por eso mismo, solo espero que la despierte, si es que hace falta, y se lo diga lo antes posible.
Isabel Pantoja e Irene Rosales, durante el tanatorio por la madre de su nuera / Gtres
La muerte del padre de Irene Rosales marca un punto de inflexión en el cisma familiar entre Isabel Pantoja y su hijo Kiko. Si madre e hijo libran una durísima batalla mediática a cuenta de la gestión de la herencia del añorado diestro Francisco Rivera ‘Paquirri’ y otros reproches maternofiliales, quizá el fallecimiento de Manuel Rosales sea el punto de partida para acercarse, hablar y poner todo en orden, tanto en la herencia como en el corazón
Nada más recibir la noticia pensé, además de en la tristeza de Irene y su familia, en que sería una oportunidad para que Isabel Pantoja levantara el teléfono hablara con su hijo y con su nuera e incluso, para que fuera a darles cariño personalmente. Sí, ya sé que hay restricciones por la pandemia, pero también que hay excepciones y permisos para acudir, con ciertas medidas de seguridad, a la última despedida de familiares directos. La relación de Isabel Pantoja con la familia de Irene ha sido siempre mínima, pero, aun así: Manuel Rosales es consuegro de Isabel Pantoja, padre de su única nuera y suegro de su único hijo.
Las últimas horas habían sido especialmente difíciles y el padre de Irene, sedado y tranquilo, los dejaba tras más de diez años de lucha. Hombre sencillo, muy querido en su pueblo, Castilleja de la Cuesta, simpático y buena gente, según me cuenta quien bien lo conoció, Manuel Rosales trabajó en la distribución de una conocida marca de cerveza andaluza durante años. Desde que enfermó, su familia comenzó a cuidarlo hasta el último día, especialmente su mujer, Mayte. La madre de Irene Rosales fallecía este pasado febrero. Cuando aún no se ha recuperado de esta perdida, la muerte de su padre es un nuevo golpe en este terrible año para la sevillana. El enfrentamiento con su suegra, Isabel Pantoja, le han puesto en una delicada situación familiar que, además, ante la incomunicación de la artista con su hijo y con ella misma, se dirime en diferentes programas de televisión.
Kiko está muy cerca de su mujer, me consta. Sabe que la vida golpea a veces, pero también que hay que resistir. Me confían que está sacando fuerzas de donde no las tiene para apoyar a Irene. Pensé en ponerle un mensaje a Isabel, pero consideré segundos después, que quien tiene que decirle que reaccione, que no pierda un minuto más en hablar con su hijo, debe ser alguien cercano, de su familia o un íntimo amigo o amiga. Cuando hablé con ella tras las declaraciones de su hijo en el programa ‘Sábado Deluxe’ del pasado octubre, me permití sugerirle que cogiera un coche y se plantara en casa de su hijo para hablar con él. Me dijo que no, que esperaría, que había que darle tiempo. Guardo alguna confidencia concreta que me pidió expresamente que no revelara. Cumplo. Este último jueves de noviembre nunca se repetirá, ni el día de mañana ni el otro. La vida pasa. Madre e hijo, enfrentados. Ambos tienen un teléfono móvil a mano y mucho que hablar. Para explicarse no necesitan ningún requerimiento notarial.