PIEZAS CON HISTORIA

Las esmeraldas ‘perdidas’ de Victoria Eugenia

La esposa de Alfonso XIII recibió de su madrina, Eugenia de Montijo, una serie de esmeraldas que tuvo que subastar en el exilio.

Victoria Eugenia
La reina Victoria Eugenia en una imagen de archivo / Gtres
  • Andrea Mori
    • Actualizado:

No es ningún secreto que la reina Letizia no es una gran amante de la joyas. La esposa de Felipe VI prefiere las alhajas discretas a las grandes piezas, aunque cuando la ocasión lo requiere, luce con maestría las joyas más destacables de la Corona, en especial, las que pertenecen al lote ‘de pasar’ que especificó la reina Victoria Eugenia. Piezas en su mayoría de diamantes -también perlas-, que la hoy reina no duda en utilizar cuando es necesario.

Reina Letizia

La reina Letizia con unos pendientes de esmeraldas / Gtres

No obstante, doña Letizia también cuenta con importantes piezas propias, así como la hemos visto en ocasiones con joyas prestadas de otras características, como son los zafiros, los rubíes o las esmeraldas. Sin embargo, parece que estas últimas piedras no se encuentran, a día de hoy, entre sus predilectas, a tenor por las escasas veces en las que la hemos visto con joyas con este tipo de piedras.

Las esmeraldas de Eugenia de Montijo

El pasado mes de abril se cumplieron 50 años de la muerte de la reina Victoria Eugenia. Precisamente a ella se debe el lote de joyas de pasar al que solo deberían tener acceso las reinas de España -no siempre ha sido así-. Sin embargo, hay una serie de joyas que la esposa del rey Alfonso XIII no incluyó en este lote, bien porque prefirió legarlas a sus hijas o bien por otros motivos. Entre estas se encuentra un espectacular conjunto de esmeraldas que la Reina recibió ‘por sorpresa’ de su madrina, la emperatriz Eugenia de Montijo.

En torno a 1858, la esposa de Napoleón III encargó una corona de hojas de fresa de diamantes y esmeraldas al joyero parisino Eugène Fontenay. Una pieza que contaba con grandes esmeraldas de talla rectangular y que se llevó al exilio en 1871. Fue en el año 1906 cuando Eugenia le regaló a Victoria Eugenia un abanico por su boda. Un regalo que la Reina no recibió con mucho entusiasmo y guardó en un cajón, hasta que un día, tras la muerte de la Emperatriz, lo sacó de su estuche y descubrió diez enormes esmeraldas debajo. Hay otra versión que dice que la esposa de Alfonso XIII recibió el abanico como herencia en 1920 y tardó varios meses en descubrir las piezas.

Victoria Eugenia

La reina Victoria Eugenia junto a Alfonso XIII en una imagen de archivo / Gtres

En ese momento, la Reina decidió hacer varias piezas con las piedras e incluso las engastó en la tiara de Cartier. Sin embargo, ya en el exilio, Victoria Eugenia puso a la venta las joyas, en una subasta en Berna, en principio para pagar la boda de su nieto, el rey Juan Carlos. El collar lo compró Cartier y varias de las esmeraldas se engastaron en un nuevo collar que utilizó Farah Diba junto a la tiara de esmeraldas de Soraya. Tras la caída de la monarquía en Irán, todas las joyas quedaron en el Banco Central de Teherán y aunque no se ha confirmado, se cree que el régimen libanés las vendió a Rose-Marie Chagoury. Sea como fuere, es poco probable que estas piezas vuelvan alguna vez al joyero español.

Lo último en Estilo

Últimas noticias