La cuenta pendiente de los Reyes con la herencia millonaria de Balada
Cuando en noviembre del año 2009 falleció el empresario Juan Ignacio Balada Llabrés -soltero y sin hijos-, la Familia Real se llevó una inesperada sorpresa. Al procederse a la lectura de su testamento en una notaría de Ciudadela, se desveló que el empresario, que murió antes de alcanzar los 70 años, había decidido legar toda su fortuna a los entonces príncipes de Asturias, don Felipe y doña Letizia, así como a los ocho nietos de don Juan Carlos y doña Sofía. Balada Llabrés dejó escrito en su testamento que, en caso de que la Familia Real no aceptara la herencia, que ascendía a casi diez millones de euros de patrimonio, la totalidad de la misma fuese a parar al Estado de Israel.
Los Reyes don Felipe y doña Letizia en la Pascua Militar. / Gtres
Una decisión cuanto menos llamativa, ya que el empresario no conocía de nada a los actuales Reyes ni a otros miembros de la Familia Real y que fue una auténtica odisea para Zarzuela. Finalmente, los Reyes decidieron aceptar la herencia, tras muchas deliberaciones. En las últimas voluntades del empresario quedaba escrito que la mitad de su patrimonio iría para los Príncipes de Asturias y los ocho nietos de los entonces Reyes, mientras que la otra mitad debía destinarse a la creación de una fundación destinada a asuntos de interés general. Fue así como se creó la Fundación Hesperia, un ente del que don Felipe y doña Letizia son presidentes de honor y que se dedica a la investigación en el ámbito de las enfermedades raras y la inserción en el mercado de trabajo de jóvenes discapacitados en Menorca.
Ahora, más de diez años después de la muerte de Balada, los Reyes viajan a Menorca para la inauguración de la Farmacia Llabrés. Una antigua farmacia que ha sido rehabilitada para ejercer como centro de actividades de la Fundación Hesperia. Este inmueble era propiedad de Juan Ignacio Balada. Juan Ignacio era el hijo único del empresario Ramón Balada y Catalina Llabrés, que fue, curiosamente, la primera mujer farmacéutica de Baleares. A lo largo de los años consiguió acumular una importante fortuna, compuesta por diferentes bienes inmuebles y activos, entre los que destaca especialmente la Farmacia Llabrés. Este edificio está ubicado en una de las zonas más emblemáticas de la ciudad y por su arquitectura de carácter modernista ha sido catalogado como Bien de Interés Cultural.
El Rey Felipe en un acto en Zaragoza. / Casa de S.M. el Rey
La Farmacia Llabrés era, en origen, propiedad de la madre del empresario, Catalina pionera entre las mujeres farmacéuticas de Menorca. Tras licenciarse en Farmacia en la Universidad de Barcelona, en 1926 regresó a Menorca y su padre le ayudó a comprar una farmacia en Ciudadela. Se convirtió así en la primera mujer farmacéutica de la isla. Dos años después de su muerte, su hijo Juan Ignacio Balada heredó el la farmacia, pero la abandonó poco después.
El reparto de la herencia
Fue en el año 2015 cuando se concluyó el reparto de la herencia. Don Felipe y doña Letizia destinaron 368.050 euros a fines sociales y pagaron 682.544 euros en Impuestos de Sucesiones en Baleares por los bienes recibidos, según informaron fuentes de Zarzuela. Los inmuebles que correspondieron a Sus Majestades fueron donados a la Fundación Hesperia, y uno de ellos fue vendido en 2017, con el objetivo de para inyectar liquidez en la organización.
Sin embargo, a día de hoy, aún sigue sin venderse el palacete Balada, propiedad en la que residía el propio Juan Ignacio Balada. En este caso, la propiedad estaba destinada a los ocho nietos de los Reyes don Juan Carlos y doña Sofía. Ahora mismo está deshabitada y aún no se ha dirimido qué se hará con ella, al menos hasta que los ocho nietos cumplan la mayoría de edad, algo que no han hecho aún ni la Princesa Leonor, ni la Infanta Sofía ni Irene Urdangarin.
La Familia Real en un posado oficial en Zarzuela. / Casa de S.M. el Rey
Según ha trascendido, en el año 2021, el Ayuntamiento de Ciudadela solicitó a Casa Real, que le cediera el edificio, pero al parecer, el Palacio de la Zarzuela respondió con una negativa, dado que no todos los herederos son mayores de edad y, por tanto, el procedimiento requeriría el consentimiento de sus padres y una autorización judicial. Habrá que esperar a que todos ellos y ellas sean mayores de edad para descubrir cuál es el destino final de esta parte de la herencia. Es, por tanto, algo que aún tienen en común casi todos los miembros de la familia del Rey a pesar de las circunstancias que les han distanciado en los últimos tiempos.