El blog de Paloma García-Pelayo

Ni te imaginas cómo está el Rey

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En un tono de exclamación, pero sin aspavientos, las palabras que me llegan al otro lado del teléfono intentan resumir la difícil, grave e impensable situación por la que pasan el rey Felipe y su padre, don Juan Carlos. Un Rey y su padre; su predecesor en el Trono, investigado, denunciado en los medios y cuestionado públicamente. Pese a Botsuana, sus relaciones extramatrimoniales, el testimonio que lo implicaba directamente en supuestos delitos económicos y la investigación abierta en Suiza y posteriormente en España, nunca se pensó que llegaría a estos extremos. Que era complicado, sí, pero no hasta el punto de asemejarse a un exilio forzado. La versión oficial es evitar que viaje en plena pandemia y evitar que su vuelta ensombrezca el discurso del Rey en Navidad, en un momento tan delicado. No es muy creíble, pero es lo que hay. ¿Por qué nadie habla claro y nos explican por qué no vuelve de verdad?

Rey Felipe y don Juan Carlos/Gtres

La decisión de don Felipe de retirar a su padre la asignación anual del presupuesto de Casa Real en marzo pasado trazó la línea roja definitiva que separaban al rey Padre de la Institución. Cada uno en su sitio: don Felipe, al frente de la Corona y don Juan Carlos, apartado para siempre. Las informaciones publicadas en diferentes medios que aseguraban que Felipe VI era beneficiario de una sociedad ‘off-shore’ vinculada a una donación de 65 millones de euros para el rey Juan Carlos, proveniente de Arabia Saudita, le obligaron a mover ficha. El Rey negaba la mayor, renunciaba a su herencia y le retiraba a su padre su asignación anual, con cargo a los presupuestos de Casa Real, cercanos a los 200 millones de euros. No quería saber nada. Don Felipe, entre la obligación y la devoción. Primero la Institución y después, también. Desde entonces, las cosas no han hecho más que empeorar.

Don Juan Carlos y el rey Felipe VI en una imagen de archivo./Gtres

Don Juan Carlos y el rey Felipe VI en una imagen de archivo./Gtres

La fiscalía suiza investigaba desde 2018 la ruta de 65 millones de euros que transfirió en 2007 la casa real saudí a una fundación panameña vinculada al rey Juan Carlos y que acabó en una cuenta suiza a nombre de una amiga entrañable del monarca. La investigación pretendía además averiguar si ese dinero guardaba relación alguna con la adjudicación de las obras del Ave a la Meca a un consorcio de empresas españolas, negociación en la que intervino el rey Juan Carlos. Todo raro-raro-raro, pero la inviolabilidad del Rey en España imposibilitaba llegar más allá. No había acusación formal alguna contra don Juan Carlos; no estaba imputado ni procesado, pero su imagen se estampaba contra la realidad y los datos revelados por diferentes medios. El gran Rey al que siempre habrá que reconocer y agradecer su valioso e indispensable papel en la transición política española hacia la democracia, castigaba su legado con errores tan de bulto como suyos.

EL REY DE ESPAÑA, JUAN CARLOS I Y EL PRINCIPE FELIPE DE BORBON EN EL TROFEO «FREIXENET» DE VELA

Cuando este verano decidió trasladarse temporalmente fuera de España, dejar Zarzuela y explicar sus razones por escrito en una carta dirigida a su hijo Felipe, nunca pensó que se torcieran tantos las cosas. Se fue pensando en volver y en La Zarzuela lo despidieron con esa intención, doña Sofía también. El matrimonio estaba muerto, pero no los reyes que se quisieron, los que reinaron juntos, los compañeros de vida. La periodista Mari Angel Alcázar aseguró entonces en El Programa de Ana Rosa que dónde fuera don Juan Carlos a su regreso, allí iría la reina Sofía. El destino elegido para alejarse un tiempo, Abu Dabi (Emiratos Árabes), sería solo temporal.

Pasado el impacto que la decisión produjo en la opinión pública, don Juan Carlos comenzó a preparar 2 meses después su regreso a casa. Se fue triste, pero también con enfado. Según me confiaron entonces, mantenía el contacto con el rey Felipe, hablaban a menudo. En la Zarzuela sabían cómo se encontraba. Eso no ha cambiado, ni las llamadas con su hijo ni el que sepan cómo se encuentra realmente, después de que este jueves el diario Ara publicara que don Juan Carlos estaba ingresado en el Hospital Cleveland de Abu Dabi por Coronavirus. La Zarzuela lo ha desmentido rotundamente. No se encuentra ingresado. No suelen entrar en desmentidos, pero en esta ocasión no lo han dudado. No dicen más: no aclaran si, como también se ha publicado, ha estado ingresado anteriormente, si fue por Coronavirus o por otra causa relacionada con otras dolencias preexistentes. Dicen solo hasta dónde quieren confirmar, admitir o desmentir.

Alguien que bien lo sabe me asegura que, hasta en dos ocasiones, el rey Juan Carlos ha preparado su vuelta a España: primero en octubre y después en la tercera semana de noviembre. Una entrevista en la BBC que lo ponía contra las cuerdas abortaba el viaje de regreso en octubre. Después, la publicación del uso de tarjetas opacas por parte de don Juan Carlos y de algunos familiares, incluidos nietos, (ya ha pagado a Hacienda 678.393,72 € para regularizar su situación y evitar la vía penal) cancelaba los planes de vuelta de noviembre. Su regreso para pasar la Navidad en Madrid, previsto para esta semana, ha sido la tercera anulación en su agenda. “Está muy bien atendido y ha habido varios incondicionales que han ido a verle. Su hija Elena lo visitó a finales de noviembre. No tenía que haberse ido. Ahora todo se ha complicado y está demasiado lejos”, me aseguran desde un entorno cercano a Casa Real. La infanta Elena viajó a Abu Dabi el fin de semana del pasado 20 de noviembre.

“La decisión final es de Felipe”, concluye otra fuente bien informada, que sabe de la presión extenuante del Gobierno. ¿Y cómo está el Rey?, pregunto esperando que responda que don Felipe sabe muy bien lo que tiene que hacer y bla, bla, bla. Sin embargo, la respuesta es rotunda: “Ni te imaginas cómo esta el Rey. Está hecho polvo. Te lo aseguro”. Pues no, el que no vuelva no va a ser por la pandemia.

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