MERECIDO HOMENAJE

La Reina Isabel elige al príncipe Andrés para acompañarla en el tributo al duque de Edimburgo

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  • Andrea Mori
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Sorprendente reaparición de la Reina Isabel junto al príncipe Andrés en una de las citas más importantes para la soberana en los últimos tiempos. Casi un año después de la muerte del duque de Edimburgo en abril de 2021, por fin se ha podido celebrar el homenaje en su recuerdo. La Abadía de Westminster, el mismo lugar en el que el Príncipe se casó con la Reina Isabel en el año 1947, ha sido el lugar elegido para un emotivo tributo al que han asistido numerosas personalidades, no solo del Reino Unido, sino también de diferentes partes del mundo. Una jornada difícil para la monarca, que en los últimos meses se ha tenido que enfrentar a diferentes contratiempos.

A pesar de que Isabel II ha cancelado varias citas por motivos de salud y que, además, los rumores sobre sus dificultades para caminar han sido una constante en los días pasados, la Reina no ha querido faltar a este homenaje al que, durante más de setenta años, ha sido ‘su roca’, tal como ella misma manifestó.  De hecho, ha trascendido que ha estado muy implicada en todos los preparativos de este tributo. Varias fuentes han apuntado a que la soberana ha estado recuperando fuerzas para poder estar hoy en Westminster y que, a pesar de que ahora cuenta con una silla de ruedas y un pequeño cochecito como los que se utilizan en los campos de golf para moverse por Windsor, su gran preocupación era que la vieran en la silla llegando al servicio. Para ella, es una imagen que quiere evitar a toda costa, pues le recuerda a su hermana, que seis meses antes de su muerte apareció en público precisamente en silla de ruedas.

Reina Isabel

La monarca en una reciente audiencia en Windsor. / Gtres

Una decisión de última hora

Fuentes oficiales del Palacio de Buckingham no han confirmado hasta esta misma mañana si la Reina finalmente podría asistir al tributo, dado que se han estado valorando diferentes opciones por sus dificultades de movilidad. La monarca ha viajado desde el Castillo de Windsor en compañía del que siempre ha sido su hijo preferido, el príncipe Andrés. Es la primera vez que se ve en público al duque de York después de que cerrara el acuerdo con Virginia Giuffre por la demanda de presunto abuso que la norteamericana presentó y que casi le hace sentar en el banquillo.

La Reina Isabel con el duque de Edimburgo a la salida. / Gtres

A pesar de las dificultades y los escándalos, el hecho de que Andrés haya sido quien acompañe a la Reina en este viaje es especialmente significativo, ya que deja claro que la monarca sigue apoyando a su hijo pese a todo y contradiciendo al príncipe Carlos, que ha marcado distancias con su hermano menor.

La Reina ha sido, como era de esperar, la última en llegar a Westminster, después de los invitados y de los miembros de la familia real. A diferencia de lo que ocurrió en el funeral por el duque de Edimburgo en la Capilla de San Jorge de Windsor, esta vez, la Reina no ha estado sola. Imposible olvidar la imagen de la soberana cabizbaja, vestida de negro y con mascarilla sentada sin nadie cerca en uno de los bancos de la capilla debido a las restricciones. Esta vez, ha contado con la cercanía de su familia, que no ha dejado de reconfortarla en todo momento.

Reina Isabel

La Reina Isabel de pie en el tributo a su marido. / Gtres

La monarca ha entrado por una puerta lateral del templo y apenas se la ha visto caminar unos pocos pasos. Isabel II ha vestido de verde, al igual que Camilla Parker, la princesa Ana o la Reina Letizia. La soberana ha ocupado un asiento especial al lado de su hijo mayor, el príncipe Carlos. Durante el servicio, se la ha podido ver visiblemente emocionada, con dificultad para contener las lágrimas, demostrando su admirable fortaleza y entereza.

Edimburgo

El príncipe Andrés acompaña a su madre. / Gtres

Una etapa complicada

Desde la muerte del duque de Edimburgo, la situación de la Reina Isabel ha estado marcada por importantes altibajos. La monarca continúa comprometida con su papel en la institución, pero ha tenido que reducir su agenda de manera considerable a la vez que su salud ha estado en el punto de mira. No solo se ha contagiado de coronavirus -que por fortuna ha superado-, sino que sus problemas de movilidad han aumentado. Pese a todo, la Reina mira con ilusión a los próximos meses, en los que el Reino Unido se volcará con las celebraciones con motivo de su Jubileo de Platino.

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