Paloma Rocasolano, discreta pero imbatible: su butaca de honor en los Premios Princesa de Asturias
Paloma Rocasolano ocupa un lugar privilegiado pero discreto en la platea de los Premios Princesa de Asturias
Para esta edición Paloma ha lucido un vestido negro con flores violetas, tacones bajos, cartera rosa palo y pendientes de perla
Su presencia refleja cercanía familiar y apoyo silencioso, mostrando complicidad con sus nietas y armonía con la Reina Sofía

Paloma Rocasolano, madre de la Reina Letizia y abuela de la princesa Leonor y la infanta Sofía, se ha convertido en un rostro habitual en los Premios Princesa de Asturias, cuya ceremonia se celebra cada año en el Teatro Campoamor de Oviedo. Su presencia, discreta pero constante, refleja no solo un apoyo familiar incondicional, sino también un profundo compromiso con los eventos institucionales que marcan la vida de su nieta mayor, la princesa de Asturias. Desde la boda de Letizia con Felipe de Borbón en 2004, Rocasolano ha asistido casi sin excepción a estas galas, convirtiéndose en un elemento de continuidad y familiaridad para la heredera de la Corona.
A diferencia de la Reina Sofía, que ocupa un palco propio reservado y en altura, Paloma Rocasolano se sitúa siempre en la platea, cerca del pasillo por el que transitan Letizia, Felipe y sus nietas. Esta ubicación estratégica le permite seguir de cerca todos los momentos importantes de la ceremonia, incluyendo la llegada de los galardonados y los discursos de Leonor. Es un puesto privilegiado sin ser protagonista, que le permite observar y participar de forma silenciosa en los instantes más significativos de la gala. La cercanía al paso de la Familia Real facilita gestos de complicidad que los fotógrafos suelen capturar, como el clásico choque de manos con sus nietas, un momento que evidencia la relación cercana y afectuosa que mantiene con ellas. Esta disposición también le permite reaccionar a los discursos y aplausos, mostrando orgullo sin necesidad de ocupar el centro del foco mediático, algo que caracteriza su estilo a lo largo de los años.

Paloma Rocasolano en los Premios Princesa de Asturias. (Foto: Gtres)
La trayectoria de Rocasolano en los Premios Princesa de Asturias muestra consistencia en su discreción. Con un perfil bajo, evita la exposición mediática excesiva, prefiriendo disfrutar del evento desde su asiento y participar activamente en la educación y formación de Leonor como futura heredera. Su asistencia refleja un equilibrio entre apoyo familiar y respeto por la etiqueta institucional. Solo en 2020, debido a las restricciones por la pandemia de COVID-19, estuvo ausente, marcando un año excepcional en su historial de presencias. Desde 2014, cuando Leonor asistió por primera vez con el título de princesa de Asturias, Paloma ha mostrado especial emoción durante los discursos y reconocimientos dirigidos a su nieta, reforzando el valor de su apoyo silencioso pero constante.
El look de Paloma Rocasolano en los Premios Princesa de Asturias 2025
En cuanto a su presencia estética, Paloma Rocasolano volvió a demostrar en 2025 un estilo elegante, sobrio y muy personal, capaz de combinar discreción con detalles de gran interés visual. Para esta edición de los Premios Princesa de Asturias, Rocasolano eligió un vestido corto negro con estampado floral violeta, un diseño primaveral que contrastaba con el inicio del otoño. La pieza, de la firma DKNY, se caracteriza por unas mangas globo que aportan volumen y un cuello en V que estiliza la silueta. Un sutil cinturón anudado ayuda a definir la figura, mientras que la falda acampanada y fluida proporciona comodidad total, permitiéndole moverse con naturalidad por la alfombra azul y durante la ceremonia.




Paloma Rocasolano en los Premios Princesa de Asturias. (Foto: Gtres)
Los complementos elegidos completan su look de manera armoniosa y discreta. Rocasolano optó por zapatos negros de tacón cuadrado bajo, prácticos y elegantes, junto con una cartera de mano alargada en color rosa palo que aportaba un toque de luz al conjunto. Sin embargo, los accesorios que más llamaron la atención fueron sus pendientes. Se trata de un par de caída con incrustaciones de oro blanco y una gran perla al final, idénticos a unos que ya lució el año pasado y que pertenecen al joyero de su hija, la reina Letizia. La perla, con una pequeña marca plateada, sugiere una conexión íntima y familiar con la monarca, un detalle que simboliza la cercanía entre madre e hija y el carácter afectuoso de su apoyo.