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Por qué la piel de Rosalía parece un filtro: los retoques estéticos que logran ese acabado

En plena era LUX, la artista luce una imagen pulida, equilibrada y luminosa

A nivel facial, su cambio encaja con la evolución natural de los veintitantos a los treinta y pocos, aunque hay 'apoyos' estéticos

Para analizarlo, hablamos con la doctora Alba Ruiz Allende

Rosalía en un evento público, luciendo un maquillaje pulido y un estilismo minimalista en negro. (Foto: Gtres)
Rosalía en un evento público, luciendo un maquillaje pulido y un estilismo minimalista en negro. (Foto: Gtres)
  • Rosa Torres
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Si hay una estrella capaz de mover masas, incendiar redes y provocar que medio planeta haga zoom en una foto, esa es Rosalía. La catalana lleva años en lo más alto, dictando tendencias en cada paso y demostrando que su impacto va mucho más allá de la música. En 2025 ha lanzado LUX, una era más luminosa y experimental que ha venido acompañada de una estética aún más pulida. Desde aquellas cejas gruesas que llevó antes de que fueran una obsesión universal hasta las uñas escultóricas que convirtieron el nail art en fenómeno global, la Motomami siempre ha sabido cómo marcar un antes y un después.

Pero hay algo que genera debate desde hace tiempo: su cara siempre perfecta. Esa armonía, ese brillo, ese «tengo buena cara hasta sin dormir» que desconcierta al público. ¿Es genética o hay truco? Para despejar dudas hablamos con la doctora Alba Ruiz Allende, especialista en medicina estética y directora de clínica en la calle Velázquez 57 de Madrid.

Rosalía en un momento casual por la calle, con un look natural y relajado. (Foto: Gtres)

Rosalía en un momento casual por la calle, con un look natural y relajado. (Foto: Gtres)

Rosalía se retoca, sí… pero con sensatez

Lo primero que deja claro es que no ve nada exagerado en Rosalía. Cero rastros de cirugías que cambien la cara. Para ella, lo que se aprecia es más bien «tratamientos sutiles y bien planificados, que realzan sin transformar». Justo el tipo de resultados que buscan las celebridades que quieren seguir pareciendo ellas mismas… solo en su mejor versión.

Y es verdad que entre los veinte y los treinta y pocos el rostro cambia solo: la mandíbula se define, las facciones se asientan y la piel se vuelve más estable. Pero eso no descarta pequeños ajustes estratégicos. Como explica Ruiz, podrían ser «ligeros volúmenes en pómulo, un retoque de ojeras, neuromoduladores y tratamientos de textura».

Rosalía durante una presentación pública, con un estilismo en tonos cálidos y gesto sonriente. (Foto: Gtres)

Rosalía durante una presentación pública, con un estilismo en tonos cálidos y gesto sonriente. (Foto: Gtres)

¿Qué significa esto en la práctica? Los volúmenes en pómulo ayudan a recuperar soporte y a levantar ópticamente la cara, lo que da ese efecto de ‘buena estructura’ sin parecer que te has puesto nada. Los retoques de ojeras suavizan hundimientos y sombras, dejando una mirada descansada aunque no hayas dormido ocho horas.

Y los neuromoduladores (los encargados de relajar las arrugas de expresión, como la de entrecejo o las patas de gallo) se aplican en dosis mínimas para que la piel se vea lisa pero natural, sin rigidez. A eso se suman los tratamientos de textura, que afinan el poro y aportan luz. En conjunto, son cambios muy sutiles que dan descanso, equilibrio y luminosidad sin que el resultado «huela a retoque». Ese trabajo tan bien hecho que solo se nota porque no se nota.

Su nariz: el eterno debate

Si hay una parte de su rostro que Internet analiza desde 2018 como si fuera un caso de estudio, es su nariz. Miles de comparativas, teorías, vídeos al milímetro… Pero la experta rebaja el misterio: los cambios no apuntan a una rinoplastia tradicional. «Si hay modificaciones, son muy discretas y más compatibles con retoques mínimamente invasivos que con una cirugía evidente», asegura.

Es decir, nada de grandes transformaciones. Quizá una rinomodelación puntual para suavizar líneas o dar un poco más de armonía. Lo justo para afinar sin alterar. Por eso nadie termina de ponerse de acuerdo: porque no hay señales claras de quirófano (la rinomodelación se hace con rellenos y cambia la forma de la nariz sin operar, mientras que la rinoplastia es una cirugía que modifica la estructura de hueso y cartílago).

Su piel: el misterio de la luminosidad total

La cantante brilla siempre: en concierto, en un aeropuerto al amanecer o en un selfie en pijama. La doctora lo explica sin rodeos: no es magia, es constancia. Una piel así suele ser el resultado de combinar láseres suaves que unifican el tono, peelings médicos que renuevan, inyectables muy ligeros que hidratan desde dentro y una rutina rigurosa.  También pueden entrar vitaminas, nutricosmética y tratamientos en cabina. Nada extravagante, pero sí muy constante.

Lo importante, recalca Ruiz, es que no hay exceso: «Lo más destacable es la naturalidad». Nada inflamado, nada congelado, nada artificial.

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