El ‘regalo envenenado’ que Meghan Markle hará a su bebé
El primer hijo de la pareja nacerá la próxima primavera, justo un año después de su enlace.
Dicen que cuando nace un niño suele venir con un pan bajo el brazo, pero la llegada del hijo de los duques de Sussex la próxima primavera va a traer unas cuantas sorpresas para la Familia Real Británica. Al margen de la gran alegría que va a suponer su nacimiento, el pequeño -o pequeña- trae consigo un pequeño detalle , gracias a su madre, Meghan Markle, que podría no resultar tan agradable para sus padres, e incluso para otros miembros de la familia, incluida la reina Isabel.
Aunque el niño nacerá en Reino Unido y tendrá por derecho la nacionalidad británica, al ser hijo de una estadounidense, puede reclamar la estadounidense cuando alcance la mayoría de edad. A simple vista, para cualquier persona normal, esto podría ser una ventaja y resultaría lógico que lo pidiera, independientemente de si su madre mantiene o no su ciudadanía norteamericana, algo que no se ha confirmado aún.
Harry y Meghan en una imagen de archivo / Gtres
Según sostiene el Departamento de Estado norteamericano, «una persona nacida en el extranjero de un matrimonio de un estadounidense con un foráneo adquiere la ciudadanía en virtud del artículo 301 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA), si uno de sus padres ha residido en los Estados Unidos o una de sus regiones periféricas antes del nacimiento de la persona». Es necesario que el progenitor haya pasado al menos cinco años, dos de ellos después de haber cumplido los 14. Esta situación se cumple en el caso de Meghan Markle, de manera que sus futuros hijos pueden optar a la ciudadanía norteamericana si así lo desean.
Meghan Markle y el Príncipe Harry el día de su boda / Gtres
Sin embargo, pese a tener este derecho, la doble nacionalidad implica algunos riesgos. Por ejemplo, no pueden recibir ayuda diplomática del Reino Unido en caso de encontrarse en Estados Unidos. Pero esto no es lo más preocupante.
Aunque Meghan lleva algo menos de un año casada con el Príncipe, todavía está en proceso de obtener la nacionalidad británica. Esto no es un trámite automático, sino que conlleva varios pasos. Al seguir siendo aún norteamericana, todavía tiene que rendir cuentas al fisco de su país de origen. Y es que el sistema tributario estadounidense se basa en la ciudadanía y no en la residencia. De esta manera, a día de hoy, en Estados Unidos pueden acceder a la información fiscal de los Duques. Esto podría evitarse en el momento en que Meghan pase a ser plenamente británica, pero si en el futuro su hijo solicita la ciudadanía, la economía de la Familia Real, podría verse expuesta de nuevo. No podemos olvidar que los duques de Sussex han recibido importantes regalos de la Reina y de otros miembros y esa información no tendría por qué estar en conocimiento de nadie más que las autoridades británicas.