UN PAPEL IMPORTANTE

Louise, la ‘princesa’ eclipsada que marca el camino de la nueva monarquía

Louise
Lady Louise Windsor
  • Andrea Mori
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Ha sido la ‘gran perjudicada’ del ascenso de sus padres. Después de conocerse la pasada semana que el rey Carlos había concedido el título de duque de Edimburgo a su hermano, el príncipe Eduardo, de manera vitalicia, la única que no ha experimentado ningún cambio en su estatus ha sido la hija mayor de los nuevos Duques. Mientras que el pequeño de la familia, James, ahora es conde de Wessex, Louise, la mayor, sigue siendo simplemente Lady Louise.

Los duques de Edimburgo en el Día de la Commonwealth. 

Una realidad con la que ha convivido desde su nacimiento. En 2003, cuando llegó al mundo, no recibió el título de princesa -a pesar de que, como nieta de la entonces soberana, le correspondía-, sino que, por deseo de sus padres, fue considerada como hija de condes, los de Wessex, que ahora son duques de Edimburgo. Unos años después, cuando nació su hermano, James, recibió el mismo tratamiento, pero ahora él ha heredado el título que durante muchos años llevó su padre y que fue, por cierto, una petición específica del príncipe Eduardo a su madre.

La situación de Lady Louise ha abierto muchos debates en diferentes ámbitos, por la desigualdad que mantiene, no solo respecto a su propio hermano, sino a otros miembros de la familia. Aunque podría tener el mismo estatus que las princesas Beatriz y Eugenia, ella no lleva título y sus circunstancias se asemejan más a la de los hijos de la princesa Ana, con un importante matiz. En el caso de los hijos de la Princesa Real, como nietos de la Reina Isabel por línea femenina, no se contemplaba que fueran príncipes, salvo que la monarca hubiera hecho algún tipo de modificación.

La Princesa Ana en Londres. / Gtres

La Princesa Ana en Londres. 

No obstante, Ana pidió específicamente que sus hijos no tuvieran título. En el caso de Eduardo, al igual que el del actual Rey -que además encarna la línea directa de la sucesión- o que el duque de York, al tratarse de línea masculina, sus hijos tienen derecho automático a títulos, por ser descendientes directos del soberano. Es una situación similar a la que ha ocurrido ahora con los hijos de los duques de Sussex. La princesa Ana, al ser mujer, no transmite su derecho a sus hijos -que sí están en la línea de sucesión, pero nada más-. Además, ella no quería que sus hijos tuvieran título, sino que se criaran como personas normales. Asimismo, el primer marido de la Princesa también rechazó la oferta de la Reina de un condado.

Y es que, a pesar de que las normas en torno a la sucesión cambiaron hace ya tiempo -por intervención de la Reina Isabel- para reflejar el orden de nacimiento y evitar que los hombres superen a las mujeres, las reglas en torno a los títulos nobiliarios siguen siendo las mismas que han sido durante siglos. Por esto, Louise, aunque sea la hija mayor del nuevo duque de Edimburgo, queda por detrás de su hermano en cuanto a los títulos.

Louise

Lady Louise con su madre en Balmoral con su familia. 

Sin embargo, la joven todavía tiene otra posibilidad. Según las archiconocidas Cartas Patentes del Rey Jorge V de 1917, la hija del príncipe Eduardo podría optar a ser conocida como Su Alteza Real la princesa Louise, en lugar de como Lady Louise. En esas Cartas Patentes, el monarca lo que pretendía -y que está muy en la línea de las ideas del actual rey Carlos-, es reducir el número de miembros de la Familia Real, limitándolos a los hijos del monarca y a sus nietos por línea masculina. Pero esta tendencia choca de manera frontal con la actualidad, ya que cierra las puertas a la línea femenina -como le pasaba a los hijos de la princesa Ana, aunque en su caso rechazara cualquier posibilidad de que sus hijos tuvieran título-. Sin embargo, al ser Louise nieta de la anterior Reina por vía masculina, puede optar a llevar un título de princesa, pese a que sus padres no quisieron eso ni para ella ni para su hermano cuando nacieron.

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Lady Louise con su madre en un acto oficial. 

No obstante, fuentes cercanas a la Familia Real consideran que es poco probable que la joven, que está a punto de cumplir 20 años, abogue por esta opción. De hecho, en una entrevista que la actual duquesa de Edimburgo concedió en el año 2021, justo antes de que su hija alcanzara la mayoría de edad, se refirió a este tema: «Hemos tratado de criar a nuestros hijos siendo conscientes de que es muy probable que tengan que trabajar para ganarse la vida». Unas palabras que dejan claro que Louise no va a formar parte del entramado de ‘La Firma’ y que, aunque tiene derecho a un título, prefiere mantener un perfil bajo. Una actitud que va en perfecta consonancia con la monarquía moderna de Carlos III. Una ‘royal’ discreta y perfectamente consciente de su papel en el mundo que decidió no ser princesa a pesar de que lo tenía al alcance y cuyo comportamiento es el fiel reflejo de cómo evolucionará la monarquía en el futuro. Sin lugar a dudas, la antítesis de Enrique y Meghan.

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