CASA GRIMALDI

Estefanía de Mónaco rompe con la realeza: el verdadero motivo de su retiro

Estefanía de Mónaco se retira de la vida institucional para dedicarse por completo a su labor social

Este 2025 se celebra el 15º aniversario de la residencia en Carpentras, uno de los proyectos más significativos de Estefanía

A sus 60 años, Estefanía de Mónaco reafirma su compromiso con la causa, alejándose del protocolo pero no del activismo

Estefanía de Mónaco en un evento en Mónaco. (Foto: Gtres)
Estefanía de Mónaco en un evento en Mónaco. (Foto: Gtres)
Marta Menéndez
  • Marta Menéndez
  • Televisión, moda y corazón. Periodista de vocación y comunicadora de formación, me he movido entre estudios de radio, redacciones digitales y bastidores de redes sociales. He narrado la actualidad en la 'Cadena SER', seguido la pista a las nuevas tendencias en 'El Independiente' y escrito sobre lifestyle y empresas en la 'Revista Capital'. En 'Diez Minutos', combiné redacción y estrategia digital como Community Manager. Ahora escribo en LOOK, donde cubro actualidad televisiva, moda, celebrities y realeza.
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A sus 60 años, la princesa Estefanía de Mónaco ha decidido dar un paso trascendental en su vida pública. Con una historia marcada por luces y sombras, la hermana del príncipe Alberto ha optado por dejar de lado su papel institucional dentro de la Casa Grimaldi para volcarse por completo en una causa que lleva defendiendo con pasión desde hace décadas: la lucha contra el VIH. A través de la asociación Fight Aids Mónaco, que ella misma preside, Estefanía ha demostrado un compromiso inquebrantable con las personas afectadas por esta enfermedad, ofreciendo apoyo emocional, asesoramiento y una plataforma para dar voz a quienes han sido silenciados por el estigma.

Este año 2025 marca un aniversario especialmente emotivo para la princesa: se celebran quince años de la apertura de la residencia en Carpentras, Francia, uno de los proyectos más significativos de su fundación. Este hogar ofrece un refugio digno para personas seropositivas en situación de vulnerabilidad, y es un símbolo tangible de la empatía y la acción concreta que han caracterizado el activismo de Estefanía. Durante el acto de conmemoración, celebrado a principios de junio, la princesa estuvo acompañada por su hija menor, Camille Gottlieb, lo que refleja el apoyo familiar que ha sabido cultivar en su camino solidario.

En una entrevista concedida a la revista francesa Point de Vue con motivo de esta celebración, Estefanía ha sido clara y contundente: su tiempo como figura oficial de la realeza ha llegado a su fin. «Es hora de jubilarme. Me lo merezco», ha dicho con serenidad. «Tengo 60 años, siento que he dado suficiente y, sobre todo, he dicho todo lo que tenía que decir». Con estas palabras, no sólo marca el fin de una etapa, sino que reafirma su deseo de seguir siendo una voz activa en las causas que realmente le importan. La princesa ya no desea hablar de sí misma ni ocupar portadas por motivos personales; ahora, su prioridad es dar visibilidad a la lucha contra el sida.

Este compromiso no es nuevo ni improvisado. La semilla de su activismo se plantó hace años, cuando una amiga cercana, madre soltera, fue diagnosticada con VIH. Frente al rechazo social y la falta de recursos que ella padeció, Estefanía encontró un propósito: luchar por un mundo en el que nadie tenga que enfrentarse solo a esta enfermedad. Desde entonces, ha liderado campañas, promovido iniciativas sociales y acompañado personalmente a quienes sufren las consecuencias no solo físicas, sino también sociales del virus.

A lo largo de los años, su papel como miembro de la realeza ha convivido con sus propias contradicciones. Estefanía ha vivido romances mediáticos, algunos de ellos con finales turbulentos, y ha sido protagonista de escándalos que ocuparon titulares en todo el mundo. Sin embargo, también ha sido una figura humana y cercana, que no ha temido mostrar sus imperfecciones ni renunciar a las normas tradicionales del protocolo. Su matrimonio con Daniel Ducruet y la posterior separación, su relación con el guardaespaldas Jean Raymond Gottlieb, y su breve matrimonio con el artista circense Adans López Peres son parte de esa historia compleja que ha sabido transformar en fortaleza.

Hoy, como madre de tres hijos y abuela de dos nietas, Estefanía se siente plena y en paz con su trayectoria. La vida familiar, su pasión por las causas sociales y el amor por el circo, una de sus grandes aficiones, la han llevado a redefinir su lugar en el mundo. Su decisión de alejarse del protagonismo institucional no implica, sin embargo, un retiro absoluto. «Para hablar de la lucha contra el sida en Mónaco y de las batallas que libramos, siempre estaré presente», asegura.

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