SEGÚN PIERS MORGAN

Las 10 claves para sobrevivir y prosperar en “La Firma” que marcaron la vida de Felipe de Edimburgo

El duque de Edimburgo ha sido a lo largo de sus años como miembro de la familia real todo un ejemplo de conducta al servicio de la institución

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  • Andrea Mori
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La reina madre fue una de las figuras públicas más queridas de la Casa Windsor. Isabel Bowes Lyon no solo disfrutó de una celebración por todo lo alto cuando llegó a los cien años, sino que, a su muerte, a los 101 años, tuvo un funeral ceremonial acorde con su estatus y con el cariño del pueblo británico. Felipe de Edimburgo, fallecido hace apenas unos días, no podrá ni celebrar su llegada al siglo de edad ni tampoco tendrá unas exequias por todo lo alto. No solo por la situación de emergencia sanitaria actual, sino también por su propio deseo. Sin embargo, entre el Duque y su suegra siempre hubo una conexión especial que tiene mucho que ver con el hecho de ser consortes.

Felipe de Edimburgo

La Reina y el duque de Edimburgo en una imagen de archivo / Gtres

Para la reina madre, su máxima era: «nunca te quejes, nunca expliques y que rara vez se te oiga hablar en público». Una sentencia que le fue muy útil a lo largo de su extensa vida. De hecho, la mayor parte de los británicos apenas tenían idea de lo que pensaba y sentía la consorte de Jorge VI y, a pesar de ello, falleció siendo una de las personas más queridas de la familia Windsor. Algo muy similar a lo que ha ocurrido ahora con Felipe de Edimburgo, quien ha pasado los últimos 70 años a la sombra de la Corona.

Mientras que el marido de la reina Isabel y su suegra fueron discretos en sus sentimientos y opiniones a la vez que firmes en su carácter, los miembros más jóvenes de la familia real muestran una actitud más emotiva, hasta cierto punto endeble, algo que no casa con los principios que ellos han llevado a lo largo de su vida.

La reina madre, Elizabeth Bowes Lyon / Gtres

A lo largo de estos últimos días se ha hablado mucho, tanto dentro del círculo de la familia real como fuera, del legado del príncipe Felipe, de la herencia moral que deja y de sus sacrificios. El marido de la reina Isabel es el artífice del concepto de “La Firma” del que tanto se ha hablado últimamente y por la que sacrificó todos sus deseos y aspiraciones. Una forma de vida al servicio de un bien superior a la que Felipe supo adaptarse con maestría y que, según el periodista Piers Morgan -el mayor detractor de Meghan Markle- se basa en 10 claves que vamos a exponer.

1)El ego, a un lado: El biógrafo del príncipe Felipe, Gyles Brandreth, ha revelado en alguna ocasión que el Duque aseguraba que el ego hay que dejarlo al margen: «es un gran error pensar en uno mismo. Nadie está interesado en ti a largo plazo. No busques la popularidad, no dura. Recuerda que la atención se debe a la posición que tienes el privilegio de ocupar, no a quién eres. Si crees que todo se trata de ti, nunca serás feliz.»

2)Prohibido lloriquear:  Felipe  podía ser extremadamente brusco y cascarrabias en privado, siempre a puerta cerrada. Era consciente de que el público británico nunca toleraría escuchar a las personas más privilegiadas del país quejarse de lo horribles que eran sus vidas.

3) Trabajar duro: El Duque se tomaba su deber muy en serio y lo cumplió con mucha diligencia: llevó a cabo más de 22.191 compromisos en solitario, pronunció 5.493 discursos, fue patrocinador, presidente o miembro de 837 organizaciones y viajó a 143 países en forma oficial.

Felipe de Edimburgo en una imagen de archivo / Gtres

4) Lectura: fue un ávido lector, con una biblioteca personal en el Palacio de Buckingham que albergaba más de 11.000 libros, la mayoría de ellos sobre religión, conservación y vida silvestre, deporte, poesía y arte. Creía firmemente que a través de la lectura llega el conocimiento y a través del conocimiento llega la sabiduría.

5) Evitar el escándalo: aunque a lo largo de los años hubo algunos rumores difamatorios sobre la supuesta mala conducta de Felipe, siempre los negó. En más de 70 años de servicio público, siempre fue muy honesto y discreto, nada más allá de alguna metedura de pata verbal, sobre todo bromas divertidas e inofensivas.

6) Nada de entrevistas: es importante no hablar de uno mismo. Gyles Brandreth dijo que el Duque pensó que la decisión de Meghan y Harry de otorgarle a Oprah Winfrey, una entrevista televisiva en horario de máxima audiencia era una «locura» y que «no saldría nada bueno de ello». Pensaba lo mismo sobre todas las otras grandes entrevistas que dieron miembros de la familia, desde Diana y Carlos, hasta la entrevista de Andrés sobre su amistad con Jeffrey Epstein.

Harry y Meghan, durante la entrevista con Oprah Winfrey / CBS

Harry y Meghan, durante la entrevista con Oprah Winfrey / CBS

7) Deporte y moderación: la salud y el ejercicio eran muy importantes para él. Apenas tomaba una copa de vez en cuando, dejó de fumar antes de casarse y solía realizar una rutina de ejercicios militares a diario. Como resultado, tenía un sistema inmunológico fantástico.

8) Los pies en la tierra: hay una anécdota curiosa que contaba Lynton Westray, un hombre afroamericano que trabajaba como mayordomo en la Casa Blanca. Hablaba de una visita de la Reina y el Príncipe a la Casa Blanca. Después de la cena, Felipe fue solo al Salón Rojo, al lado del comedor estatal, donde Westray y otro camarero estaban sirviendo licores. Él le preguntó si quería una copa y el Duque contestó: “Tomaré uno si me dejas servirlo”. El marido de la Reina lo hizo y ambos estuvieron charlando un rato. De hecho, incluso llegó a decirle que si iban a Londres, debían acercarse a Buckingham a visitarlo.

9) Perseverancia: Felipe de Edimburgo era de una generación que creía en el poder de la resistencia y la rigidez. Hablando sobre su experiencia en la Segunda Guerra Mundial, dijo: ‘No teníamos consejeros corriendo cada vez que alguien disparaba un arma y preguntaba’ ¿Estás bien? ¿Estás seguro de que no tienes un problema espantoso? Simplemente sigue adelante ‘, solía comentar.

10) Busca tu mejor versión: nadie es perfecto, pero sí podemos intentar matizar nuestros defectos y resaltar nuestras virtudes. El Duque admitió en ocasiones que era  irascible, difícil y exigente, pero sus intenciones eran  honorables y siempre trató de hacer lo correcto. Por encima de todo, el príncipe Felipe de Edimburgo fue fiel a sí mismo y eso es algo por lo que merece ser recordado.

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