PLANES INFANTILES

José Ortega Cano se refugia en Costa Ballena con su hijo y sin Ana María en su verano más polémico

Ortega Cano en bici / Gtres
Ortega Cano en bici / Gtres

José Ortega Cano ha puesto rumbo al sur para disfrutar de unos días de vacaciones en el que está siendo uno de sus veranos más oscuros de los últimos tiempos. El destino elegido por el diestro para estos días de relax y desconexión no ha sido otro que Costa Ballena, complejo turístico gaditano en el que tiene una casa y al que se ha trasladado junto a su hijo José María y Marina, la mujer de confianza de la familia que siempre los acompaña y que, además, se ocupa de las tareas del hogar.

Los tres han sido vistos disfrutando de un agradable paseo en bicicleta por las calles del enclave y realizando algunas compras. Con semblantes serios y algo alicaídos, tanto Ortega como Marina se han mostrado muy atentos en todo momento del pequeño José María, quien los ha acompañado durante toda la mañana. Ha llamado la atención la ausencia de Ana María, que, aunque los primeros rumores apuntaban a que ella se trasladó a Cádiz en el momento en el que su hijo de nueve años empezó las vacaciones escolares, nadie sabe a ciencia cierta cuál es el paradero actual de la colaboradora después de que hace varias semanas desapareciese misteriosamente tanto de redes sociales como de Viva la vida, programa en el colaboraba cada fin de semana y al que llegó a faltar estando incluso convocada.

Ortega Cano en bici con su hijo / Gtres

Ortega Cano en bici con su hijo / Gtres

Hace unos días, su hermana, Carmen Aldón, confesó en conversaciones con Socialité, que lo último que ella sabía era que la diseñadora se encontraba en su casa de Madrid algo más tranquila e intentando terminar de solucionar sus diferencias con su marido: “Preocupa un poquito y yo no la quiero agobiar. Ahora mismo estamos muy lejos, a muchos kilómetros. Ahora está bien con su marido, su niño y con Marina. Creo, porque no la vemos. Solo sabemos que ella llama a mi madre, que pregunta por ella, pero nada más”, confesó al citado programa de televisión.

Sea como fuere, lo único cierto es que Ana María Aldón continúa recluida, al parecer, en alguna de sus casas, mientras su marido, su hijo y su chica de confianza intentan adaptarse a la rutina que suele marcar su estancia en Costa Ballena y que se resume en disfrutar de múltiples paseos en bicicleta y en realizar los recados diarios.

Ortega Cano en bici con su hijo / Gtres

Ortega Cano en bici con su hijo / Gtres

Sin embargo, a juzgar por las caras que se les ha visto tanto al diestro como a la mujer del servicio, parece que todavía hay algo pendiente de solventar en su núcleo familiar, el cual se situó en el punto de mira desde que empezaron a aflorar los rumores de crisis en el matrimonio formado por José Ortega Cano y Ana María Aldón a raíz de las polémicas declaraciones que realizó la colaboradora a cerca de su relación con el diestro. Se desconoce cuál es su situación actual, así como el estado de la gaditana tras salir a la luz que está de baja médica al verse superada por todo lo que se ha comentado sobre ella en las últimas semanas.

Estas imágenes en las que el maestro se muestra tranquilo, aunque visiblemente preocupado, han llegado tan solo unos días después de estallar contra la prensa y mostrar su peor cara durante una llamada telefónica que realizó a Sálvame. Cansado y sobrepasado por esta desagradable situación que cada vez se ha vuelto más insostenible, el diestro vio agotada su paciencia después de que Kiko Hernández contase lo que él mismo ha catalogado como una serie de “mentiras”. Así, además de contar su verdad, Ortega Cano quiso confesar lo tanto que le cansa el tener que estar siempre en boca de todos los medios de comunicación: “Estoy harto, no aguanto más. Estáis haciendo escarnio con mi vida y ya no aguanto más”, expresó un tanto enfadado.

Ortega Cano y Ana María con su hijo / Gtres

Ortega Cano y Ana María con su hijo / Gtres

Por si esto fuera poco, horas más tarde el diestro volvió a generar polémica al pagar con un taxi su enfado con la prensa. “Que me dejen tranquilo de una puñetera vez”, dijo el torero al mismo tiempo que golpeaba el cristal del vehículo al comprobar que era incapaz de abrir la puerta de atrás. Cuando por fin logró acceder al coche, pegó un fuerte portazo que, además de dejar perplejos al pequeño grupo de reporteros que se encontraba en el lugar, ha dado mucho de qué hablar.

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