Un médico estético pone precio al nuevo rostro de Víctor de Aldama
El empresario, relacionado con casos judiciales como el de Ábalos, ha cambiado mucho físicamente
El combo estético incluiría toxina botulínica, ácido hialurónico y vitaminas infiltradas
Todo se haría en menos de una hora y sin dejar rastro de expresión

En la era del retoque exprés —donde no basta con aplicarse un filtro cálido o posar bajo luz dorada de atardecer—, la belleza ha dejado de ser patrimonio exclusivo del feed de Instagram para colarse, jeringuilla en mano, en la piel real de quienes pisan platós, ruedas de prensa… o juzgados. Porque, queramos o no, en 2025 la toxina botulínica es tan ubicua como el traje gris marengo. Y no, no hablamos solo de actrices o influencers entregadas al ácido hialurónico. En Hollywood la vanidad es ya unisex, y lo mismo empieza a pasar, con algo más de disimulo, en España.
La lista de hombres que se «mejoran» con aguja es cada vez más extensa y explícita. Zac Efron justificó su mandíbula de superhéroe con un accidente doméstico —aunque el escepticismo permanece adherido a su mentón como un contorno bien marcado—. Simon Cowell confesó haberse convertido “en un personaje de película de terror” por abusar de los rellenos. Y Joe Jonas reconoció su idilio con Xeomin, el neuromodulador de los que quieren parecer frescos… sin pasarse. Así que sí: ellos también se pinchan, se alisan y se editan… pero en la vida real.
Víctor de Aldama posó en el photocall de los premios Naranja y Limón en Madrid. (Gtres)
Ahora bien, en nuestro país, eso de admitir que uno se ha retocado todavía chirría. Aquí preferimos el “yo no he hecho nada”. Ya lo hemos visto antes: la cara de agotamiento de Pedro Sánchez ha sido objeto de análisis casi tanto como sus decisiones políticas. Y José Luis Ábalos, que pasó de ministro a meme por su aspecto desaliñado, vivió un pequeño resurgir… al menos dental. Pero el caso de Víctor de Aldama va un paso más allá.
Empresario, abogado, expresidente del Zamora CF, cónsul honorario de Georgia en Zamora y protagonista habitual de titulares judiciales por su implicación en el caso Ábalos o la trama de los hidrocarburos, Aldama ha experimentado una transformación física digna de comentario… y de consulta estética.
Víctor de Aldama: del juzgado a la clínica de medicina estética
El doctor Miguel de la Peña, director de Clínicas Diego de León, no se muerde la lengua al analizar el rostro del señor de Aldama: «En las últimas apariciones en medios su rostro presenta un aspecto más rejuvenecido, especialmente en el tercio superior», asegura. Traducido al lenguaje no clínico: frente como espejo, entrecejo como lienzo virgen y patas de gallo evaporadas.
¿La posible razón? Un tratamiento con nombre casi infantil —“Bye Bye arrugas”— que, según el doctor, habría borrado todo rastro de expresión en la zona. «Podemos apreciar que hace unos meses su frente se caracterizaba por la presencia de líneas de expresión horizontales. Lo normal es que estas arrugas se intensifiquen y acentúen con el paso del tiempo. Sin embargo, en su caso, ahora se muestran más suavizadas y prácticamente inexistentes. Las cejas también aparecen ahora algo más proyectadas, sutilmente más elevadas en la cola, es decir, en ambos extremos».
Si nos fijamos en el vídeo de abajo, la frente de Aldama no se mueve al hablar.
🔴 URGENTE| Victor de Aldama confirma en Horizonte que el PSOE se ha financiado ilegalmente y que Sánchez lo sabía.
Tremendo….. pic.twitter.com/6AbXih1E9X
— Pedro Pineda Celis (@pedropcelis) June 12, 2025
De la Peña añade: “Esto podría deberse al efecto provocado por la toxina botulínica, que se caracteriza por una relajación de los músculos faciales. Esta relajación repercute en una frente más lisa, sin rastro de arrugas y con la piel más hidratada y jugosa». Un efecto clásico de este tratamiento, cada vez más solicitado por figuras públicas que desean mostrarse serenas, templadas… y si se puede, también inexpresivas.
El doctor apunta que en este sector —el político— hay cada vez más interés en aparentar “descanso y control emocional”, dos cosas que no siempre acompañan a las declaraciones judiciales. Y si, de paso, uno puede parecer diez años más joven por 400 euros y veinte minutos de sesión… pues mejor que mejor.
Más allá del entrecejo: contorno, mandíbula y vitaminas
Pero el lifting exprés no se detiene ahí. El análisis continúa con el tercio medio de su rostro: “Hay un cambio evidente en los pómulos”, explica de la Peña. Se trataría del famoso efecto contouring, logrado mediante ácido hialurónico en puntos estratégicos. Nada de polvos bronceadores: aquí se esculpe con aguja. Unos 500 euros por pómulo bien proyectado.


Víctor de Aldama llegando al juzgado. (Gtres)
Y ya que estamos, ¿por qué no un pequeño retoque en mandíbula y mentón? Según el doctor, también podrían haber sido ligeramente realzados para potenciar las “facciones masculinas”. El combo se completa con vitaminas infiltradas para dar luminosidad y tersura, una especie de zumo detox, pero directamente en la dermis. ¿Precio? Otros 300 euros. ¿Resultado? Piel hidratada y aspecto de “aquí no ha pasado nada”.
Porque si algo nos deja claro el rostro de Víctor de Aldama es que, en la era del botulínico, la justicia podrá ser ciega… pero las cámaras no. Y en un mundo donde los hombres ya no solo compiten por el poder, sino también por la mandíbula mejor perfilada, los pinchazos son los nuevos trajes a medida.
Crece un 10% su demanda de estética en hombres
La medicina estética ya no es solo cosa de mujeres. Según datos de Clínicas Diego de León, los hombres representan el 30% del consumo nacional de tratamientos estéticos, con un crecimiento del 10% respecto al año anterior y un repunte del 15% en verano.
Entre los tratamientos más solicitados: el “Bye Bye arrugas” con neuromoduladores, el perfilado de mandíbula, el contouring en pómulos, el tratamiento para el exceso de sudoración (STOP hiperhidrosis) y el suavizado de arrugas peribucales (Lip Lines). En cirugía, lo más demandado es el remodelado corporal 360, que esculpe el cuerpo con precisión milimétrica, seguido del injerto capilar, la blefaroplastia para rejuvenecer la mirada y la otoplastia para corregir las orejas.