HABLAN LOS EXPERTOS

De ministro a meme: la decadencia física de José Luis Ábalos, según un médico estético

Su caída en desgracia, tras el caso Koldo y su expulsión del PSOE, le ha pasado factura

Su imagen pública se ha convertido en un testimonio silencioso de ese declive

En contraste con esa apariencia descuidada, destaca el notable cambio a mejor en su dentadura

José Luis Ábalos en una foto de archivo. (Gtres)
José Luis Ábalos en una foto de archivo. (Gtres)
  • Rosa Torres
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José Luis Ábalos ya no está en el Gobierno, ni en el PSOE, ni siquiera en el mapa estético del siglo XXI. Su rostro —sin retoques, sin filtros, sin defensa— se ha convertido en el retrato más elocuente de una caída en desgracia. Consultamos a un médico estético para analizar cómo el poder, cuando no se cuida, también se cobra un precio visible.

La política transforma los rostros. A veces los endurece, otras los afila, pero siempre deja huella. En el caso de Ábalos, más que una transformación, ha sido una erosión. Exministro, escudero de Pedro Sánchez, superviviente de filtraciones, pasillos y escándalos, hoy aparece imputado por delitos como organización criminal, tráfico de influencias, cohecho y malversación. Su regreso a los titulares no obedece a un nuevo cargo, sino a su expulsión definitiva del partido, 16 meses después del estallido del caso Koldo.

José Luis Ábalos durante su visita a la Fundación José Ortega y Gasset en 2020. (Gtres)

José Luis Ábalos durante su visita a la Fundación José Ortega y Gasset en 2020. (Gtres)

Pero más allá de las comisiones parlamentarias y los sumarios judiciales, hay otro juicio en curso: el que emite el espejo. Su imagen pública es la prueba silenciosa del desgaste. El rostro del antiguo número dos del partido socialista parece contar su biografía en arrugas, flacidez y opacidad. Y lo que narra no es amable.

Quizá por eso despierta una mezcla contradictoria de repulsión y compasión. El hombre que —según audios filtrados— elegía prostitutas desde el móvil de su asesor Koldo, y que luego declaró en televisión sentir “asco” por esa actividad, ya no parece capaz ni de controlar su propio relato visual. Su presencia ha perdido firmeza: ni la voz ni el físico se defienden.

La estética descuidada de José Luis Ábalos

Nunca fue un político preocupado por la imagen. De complexión robusta, con barba entrecana y el cabello peinado hacia atrás, siempre proyectó una imagen entre resignada e irónica. Sin filtros, sin asesoría estética ni iluminación medida. En una era de políticos retocados —con contouring, injertos capilares y tratamientos de rejuvenecimiento— José Luis Ábalos representa la otra cara: la del abandono involuntario.

Pedro Sánchez y José Luis Ábalos en el acto final de campaña del Partido Socialista Obrero Español en 2019. (Gtres)

Pedro Sánchez y José Luis Ábalos en el acto final de campaña del Partido Socialista Obrero Español en 2019. (Gtres)

Su expresión transmite desgaste más que seguridad: piel flácida, mirada sin brillo, rasgos cansados. Como si cargara el peso de una verdad nunca dicha. El tiempo no solo ha pasado por él, sino que lo ha dejado expuesto.

El análisis médico-estético

“Desde el punto de vista clínico, su rostro muestra el efecto acumulado de estrés crónico, falta de descanso reparador y una exposición constante sin espacio para el autocuidado”, explica el Dr. Rodrigo Martínez, médico estético en Ma Belle Clinique (Madrid). «La piel pierde tono, la expresión se vuelve rígida, y la mirada, apagada. No hay signos de intervenciones como neuromoduladores para tratar las arrugas, rellenos, ni lifting. Tampoco de tratamientos básicos de mantenimiento».

José Luis Ábalos llegando a una reunión del Consejo de Ministros en el Palacio de la Moncloa en 2020. (Gtres)

José Luis Ábalos llegando a una reunión del Consejo de Ministros en el Palacio de la Moncloa en 2020. (Gtres)

En efecto, su cara ha envejecido al ritmo de su agenda política, sin intervención alguna que intente disimularlo. «Cuando el sistema nervioso está en alerta constante, la regeneración celular se bloquea. El resultado es lo que vemos: flacidez, fatiga crónica en la expresión y envejecimiento acelerado. El rostro ha seguido su curso con naturalidad, expresando de forma auténtica la historia que ha atravesado».

La única inversión: su sonrisa

Y, sin embargo, hay un detalle que rompe con ese descuido generalizado: sus dientes. Al comparar fotos de 2018 con otras recientes, se percibe un cambio nítido en su sonrisa: más blanca, más ordenada, más armónica. Todo indica que el exresponsable de Transportes se ha sometido a un tratamiento dental estético, posiblemente carillas o fundas de porcelana.

José Luis Ábalos, después de retocarse los dientes y antes... (Gtres)

José Luis Ábalos, después de retocarse los dientes y antes… (Gtres)

Y no es un detalle menor: las carillas de porcelana oscilan entre los 500 y 900 euros por pieza. Las de circonio, aún más sofisticadas, pueden alcanzar los 1.000 euros por diente. Una inversión que no se hace por accidente, sino por decisión. En su caso, tal vez la única imagen que decidió salvar.

Ni dieta, ni disciplina

A diferencia de otros líderes públicos, no se le conocen rutinas saludables, entrenadores personales ni hábitos relacionados con el bienestar. La única “dieta” vinculada a su nombre aparece en los informes de la UCO: más de 500.000 euros en gastos exentos entre 2018 y 2019. Nada que ver con batidos verdes o cenas equilibradas. Aunque esos miles de euros, según su entorno, corresponderían a gastos derivados de los viajes oficiales realizados por toda la delegación mientras estuvo al frente del Ministerio de Transporte.

Manuela Carmena, durante una reunión con el ministro José Luis Ábalos 2018. (Gtres)

Manuela Carmena, durante una reunión con el ministro José Luis Ábalos 2018. (Gtres)

No tiene un cuerpo cuidado… Vamos, que le da igual”, resume con crudeza una estilista que lo ha visto de cerca en actos institucionales.

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