Duro golpe para la familia

Muere doña Ana, madre de Isabel Pantoja, a los 90 años

Isabel Pantoja, doña Ana
Isabel Pantoja junto a su madre, en una imagen tomada en 1980 / Gtres
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Mazazo para la familia Pantoja. Doña Ana Martín ha muerto a los 90 años de edad víctima de una enfermedad degenerativa que padecía desde hace tiempo, según ha informado el diario andaluz El Mira. El dolor se ha adueñado de la familia con el fallecimiento de la matriarca, especialmente de Isabel Pantoja, que llevaba años volcada en el cuidado de su madre. Fue el 17 de septiembre de 2021 cuando Kiko Hernández informó en Sálvame que había sido ingresada en un centro médico de Cádiz con un pronóstico grave. Una noticia que tristemente coincidía con el compromiso civil de su nieta, Anabel Pantoja, con Omar Sánchez, paso previo a la celebración de su boda este 1 de octubre en la isla canaria de La Graciosa.

Isabel Pantoja

Isabel Pantoja besa a su madre / Gtres

Isabel Pantoja era perfectamente consciente del trágico desenlace que le esperaba, sobre todo porque su madre sólo salía de casa para acudir a consultas médicas. El deterioro de su madre afectó muchísimo a la cantante hasta el punto de romper a llorar desconsoladamente en más de una ocasión, pero en solitario para evitar ser el centro de atención, según publicó en su momento ‘La Razón’.

A Isabel Pantoja se le arranca un trozo de sí misma con el deceso de su madre, quien era para ella un referente, la luz que ha marcado su camino. Un camino, valga la redundancia, que durante el último año había estado plagado de minas. La cantante vive recluida en Cantora y carga sobre su espalda el peso del conflicto abierto con Kiko Rivera. Madre e hijo se declararon la guerra a finales de 2020 después de una vida juntos. El pequeño del alma dejó de serlo para distanciarse de su progenitora. Hasta tal punto llegó el desencuentro que el Dj no era consciente del estado de su abuela una vez ingresada: «Sois muchos los que me estáis preguntado por el estado de salud de mi abuela. Yo no lo sé… Ya sabéis que yo no me hablo con mi familia y tampoco nadie me ha avisado. Me he enterado al igual que todos vosotros», comentaba en Instagram al enterarse de la hospitalización. A diferencia de con su madre, Kiko sí que estaba muy unido a su abuela y no pudo despedirse de ella durante los últimos meses de vida a raíz de las desavenencias con su madre.

Doña Ana Martin, Kiko Rivera, Isa Pantoja

Doña Ana, junto a unos jovencísimos Kiko Rivera e Isa Pantoja / Gtres

Doña Ana, la sombra de Isabel Pantoja

Doña Ana era una mujer muy carismática pese a que desde que Isabel Pantoja saltó a la fama vivió su vida en un segundo plano. Quien la conoció aseguró que tenía un brazo de hierro y que tomaba las decisiones más importantes de la familia desde la penumbra.

Madre e hija hacían un binomio prácticamente irrompible, algo que no era extensible al resto de la familia. Bastantes miembros de la familia Pantoja no querían saber nada de ella. Especialmente manifiesta era su animadversión con su sobrino Chiquetete y la mujer de éste, Carmen Gahona. Este distanciamiento se hizo evidente cuando ni doña Ana ni Isabel acudieron al tanatorio de Manuela Pantoja, madre del cantaor.

Con quien tampoco guardaba buena relación era con Isa Pantoja. Su nieta no quería trato alguno con ella, algo que dolía en lo más profundo a Isabel Pantoja. Todo lo contrario que su hermano. Kiko Rivera puso a su primera hija el nombre de Ana y tenía a su abuela en un pedestal. De hecho, reprendió públicamente la actitud de Chabelita con ella hace unos años: «Mi abuela tiene 87 años y está malita. ¿Tú vas a pasar por delante y no le vas a decir nada?».

Pantoja

Fotografía de la boda de Ana Martín con Juan Pantoja / Gtres

Tristemente fallecida, doña Ana se casó con Juan Pantoja el 30 de noviembre de 1952, pero enviudó en 1974. Fue el momento de ejercer el papel de madre y padre de manera simultánea con sus hijos. Era respetada y escuchada por todos, fue la mejor consejera de Isabel Pantoja durante su carrera delante de las cámaras y hasta que enfermó era habitual verla en las giras junto a la tonadillera. Nunca le faltó un buen consejo hacia los suyos ni tampoco tuvo problemas a la hora de poner el hombro cuando necesitaron llorar.  Una dedicación que sus hijos, especialmente Isabel le han devuelto hasta el último aliento de su vida. Descanse en paz.

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