Nueva década

El equilibrio imposible de Iker Casillas

El exmarido de Sara Carbonero se adentra en los 40 años en plena búsqueda del perfecto equilibro en su vida tras la tempestad.

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  • Alberto Ardila
  • Periodista especializado en crónica social, exclusivas y televisión.
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Iker Casillas cumple 40 años. Un aniversario especial, y no solo porque inaugure su cuarta década, sino por el momento personal en el que sopla las velas. Si echase la vista hacia atrás vería cómo su vida ha dado un giro de 180 grados desde que hace diez cumpliera los 30. La salida del club de su vida, una mudanza a otro país, un infarto de miocardio, su retirada del fútbol, su divorcio de Sara Carbonero y un hecho que detesta profundamente: convertirse en protagonista de la crónica social.

Aprovecha su tiempo libre para pasear junto a su perro / Gtres

Iker está siendo centro de todas las miradas por cuestiones privadas / Gtres

Quizás demasiados cambios para alguien adaptado a la estabilidad y a vivir alejado de los focos mediáticos. Para una persona que se acostumbró a salir en prensa por sus paradas salvadoras y no por supuestos líos de faldas. No cuesta imaginar que el mostoleño no esté cómodo con este nuevo rol y ya ha mostrado en alguna que otra ocasión su malestar cuando las cámaras le han perseguido, acusando a los medios de «acoso» y mandando un comunicado oficial anunciando medidas legales. «Estoy cansado de ver a distintas personas que se inventan historias relacionadas conmigo, por lo que he tomado la decisión de que mis abogados inicien las correspondientes demandas», avisaba.

Echando un vistazo al 20 de mayo de hace justo un año, Iker Casillas estaba al revés que ahora. Tenía el amor pero no trabajo. Su relación con la periodista estaba viva aún. Lamentablemente, no podía disfrutar del fútbol al no tener su corazón en óptimas condiciones para el deporte de élite. Eran los meses previos a anunciar su decisión más dolorosa: colgar las botas.

Además ya ha iniciado los eventos en calidad de director adjunto de la Fundación Real Madrid / Gtres

Su trabajo diario consiste en acudir a eventos en calidad de director adjunto de la Fundación Real Madrid / Gtres

Paradójicamente, su situación este año es contraria. Se acabó el amor pero goza de un puesto de trabajo, y no de uno cualquiera sino en el club de sus amores. El pasado mes de diciembre se hacía oficial su incorporación como director adjunto a la Fundación Real Madrid. Sus comienzos fueron un tanto tibios ya que pasaron meses hasta ver el debut físico de Casillas en su nuevo cargo. Sorprendió sobremanera el sueldo que iba a percibir por su nueva condición: 0 euros. Así se establece en el artículo 15 (apartado D) del código ético que rige al personal del Madrid: «los máximos responsables de la Fundación y miembros del Patronato no perciben remuneración económica, siendo su cargo absolutamente gratuito». No obstante, Iker Casillas percibe ingresos por la explotación de sus derechos de imagen y por los compromisos publicitarios que tiene. De cobrar millones de euros de su equipo a no ganar ni un euro. De tener una historia feliz de amor a no tenerla. La vida al revés.

En mayo de 2019 sus prioridades cambiaron por completo. Desde que sufriera un infarto de miocardio que lo amenazó por completo, el exjugador de la Selección Española decidió centrarse en disfrutar de la vida. Sus negocios quedaron también relegados a un segundo plano hasta el punto que desde el 2019 no hay datos de actividad de sus empresas. Su día a día en Madrid consiste en acudir a las oficinas del Real Madrid cuando es menester, abanderar los valores del club y cuando tiene tiempo libre juega un partido de pádel o abre el álbum de recuerdos de su Instagram. Los fines de semana los pasa en su pueblo de Ávila con la gente que le ha visto crecer, tomando algo en la calle Mayor de Navalacruz. Ahí es donde se ve al verdadero Iker Casillas y donde busca la manera de encontrar el equilibrio imposible.

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