28º ANIVERSARIO

La discreta vida de Ana Villa, la ex mujer de Antonio que eligió vivir a la sombra de los Flores

Ana Villa y su hija, Alba Flores/ Gtres
Ana Villa y su hija, Alba Flores/ Gtres
Marta Huertas
  • Marta Huertas
  • Periodista especializada en televisión, crónica social y lifestyle.
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La primavera es una época del año un tanto agridulce para la familia Flores. Hace 28 años, concretamente un 16 de mayo de 1995, Lola Flores fallecía en Madrid víctima de un cáncer de mama con el que llevaba luchando más de una década. Una pérdida que dejaba a su familia rota de dolor, el cual, sin esperarlo, se incrementó tan solo dos semanas después, cuando su hijo, Antonio Flores, se marchaba con 33 años tras no superar la muerte de su madre. El cantante fue hallado muerto en su cabaña de madera de la finca El Lerele por Irene Chamorro, su última novia. Nada más conocerse la noticia, las especulaciones sobre la causa de la muerte no cesaron y fue precisamente Chamorro quien desmintió en las páginas de la revista Pronto, que hubiera muerto por una sobredosis: «Sufrió un infarto, esa fue la causa de su muerte. Estaba limpio. Miré la caja de pastillas y vi que seguían allí, no se había excedido con la dosis diaria. Se dijeron muchas mentiras sobre las causas de su fallecimiento».

Con su marcha, Antonio Flores dejaba tras de sí una hija de tan solo ocho años (Alba Flores), fruto de su relación con Ana Villa, la mujer con la que llegó a subirse al altar el 19 de marzo de 1986. Aunque en un principio este enlace se vio como una etapa de estabilidad para el artista lo cierto es que pocos años después de nacer su hija, la pareja decidía separarse y continuar por caminos separados. A pesar del fin de su romance, la relación que mantuvieron hasta el fin de sus días fue buena. De hecho, Villa declaró en el mismo tanatorio que había perdido «mucho más que al padre de su hija»: «Antonio era el único hombre con el que he compartido mi vida. Lo quería por encima de todo. Nunca dejé de quererle. Y ahora le quiero más todavía», decía por aquel entonces.

Ana Villa y Alba Flores/ Gtres

Ana Villa y Alba Flores/ Gtres

El perfil bajo por el que siempre decidió optar ante las cámaras no cambio después de la tragedia. En un principio abrió una tienda de antigüedades para después reconducir su vida profesional hacia el mundo del teatro, consiguiendo ser una gran productora en Lazona, una empresa ubicada en la capital que realiza series películas y obras de teatro. A pesar de que en cierta parte esto podría posicionarle cerca de los focos, lo cierto es que nada más lejos de la realidad. Fuentes cercanas a su entorno confirmaron a Vanity Fair que «no dará entrevistas de ningún tipo».

Una de las pocas declaraciones que ha hecho a los medios a lo largo de estos años fue en 2018, cuando acompañó a su hija Alba Flores a una sesión de fotos para la revista citada líneas más arriba. Allí, reconoció que Alba era «el amor de su vida» y que, en cierta manera, le recordaba mucho a su familia paterna: «Mi hija es como su tía Rosario. La gente cree que se parece a Lola, pero ese parecido solo es físico. A quien se parecen las dos es al Pescaílla», decía. Estas palabras hacen referencia a la buena relación que sigue manteniendo con su familia política. Sin ir más lejos, hace tan solo unos meses, pudimos verla en la inauguración del museo que se abrió en homenaje a la que fue su suegra, Lola Flores.

La familia Flores/ Gtres

La familia Flores/ Gtres

A pesar del nivel mediático que suponía ir a la inauguración, Ana Villa consiguió esquivar el foco de las cámaras, siendo fiel a los hilos más herméticos con los que siempre ha ido tejiendo su vida tras el fallecimiento de Antonio Flores. Lo cierto es que poco más se sabe acerca de su ámbito más personal. Se desconoce si en algún momento llegó a rehacer su vida sentimentalmente hablando, ya que los medios de comunicación siempre han respetado la intimidad que en repetidas ocasiones ha pedido desde su más absoluto silencio.

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