Els carrers seran sempre dels chorizos
En los últimos días la segunda ciudad más poblada de Cataluña, l’Hospitalet de Llobregat, ha incrementado su ya endémica crisis de seguridad ciudadana. Esta población, que es gobernada por el PSC desde 1979, se ha convertido en sinónimo de delincuentes campando a sus anchas. No es de extrañar siendo una urbe pegada a Barcelona, la capital europea del delito impune. Por cierto, también gobernada por los socialistas en la última década, porque recordemos que con Ada Colau el PSC tenía a su cargo el área de seguridad de la ciudad.
El grupo municipal de Vox en L’Hospitalet ha denunciado que una banda integrada por cuarenta jóvenes de origen magrebí están asolando Santa Eulalia, Gornal y Bellvitge. En este último barrio se están formando patrullas ciudadanas integradas por vecinos y hace un par de semanas hubo una manifestación que reunió a más de mil personas delante de la ermita románica, que es el monumento más emblemático de la zona. ¿La respuesta municipal? Tocar el pito para que sus asociaciones ‘amigas’ le quitaran hierro al asunto.
Puedo dar testimonio que este sábado por la tarde, que estaba a medio camino entre Santa Eulalia y Gornal, había vecinos alertando que la gente evitara pasar por ciertas zonas porque la banda de los cuarenta chorizos estaban actuando. Y a los quince minutos empezaron a aparecer coches de la Guardia Urbana por allí. El boca a boca está funcionando para intentar paliar donde no llega el Ayuntamiento. Y es que en redes sociales se multiplican las denuncias de patinetes y teléfonos móviles.
Es lo mismo que está pasando en otros barrios del entorno de Barcelona que se han convertido en zonas ‘no go’ para la policía. Estos barrios de L’Hospitalet todavía no lo son, pero en un par de años se pueden convertir en imposibles de controlar por las fuerzas del orden. La política socialista de mirar hacia otro lado ante los graves problemas de inseguridad causados en parte por algunos inmigrantes ilegales que no han venido a trabajar – a diferencia de la gran mayoría que sí buscan una vida honrada – y que prefieren atracar al prójimo, le va a acabar pasando factura.
Y es que buena parte de estas ciudades del entorno de Barcelona asoladas por la delincuencia están gobernadas por el PSC. Los vecinos a lo mejor no castigan a los socialistas por su sectaria política lingüística o por haber puesto las instituciones democráticas al servicio del separatismo. Pero si un vecino ve que le roban el móvil a su hijo, o le dan un empujón a su madre para robarle el monedero, eso le indigna rápidamente.
Por supuesto, dentro de la gran ola de delincuencia que asola a Barcelona y su entorno hay muchísimos delincuentes españoles, no se trata de pensar que la inmigración es la única causa del aumento de la inseguridad. Si buena parte de Cataluña se ha convertido en un chollo para los chorizos es debido a la política permisiva y buenista de socialistas y Comunes/Sumar, y con el apoyo del resto del separatismo. Si pones fácil delinquir, aumentarán los delitos. Si la policía es cuestionada y no se respeta su autoridad por una buena parte de la clase política catalana, es fácil que los malhechores también le pierdan el respeto a los agentes del orden.
Cuando desde las instituciones catalanas se ha hecho apología de la desobediencia y de la falta de respeto a las leyes no puede extrañar que se haya instalado un clima en el que todo vale. Cuando se deslegitima a la Policía Nacional y a la Guardia Civil como si fueran cuerpos franquistas y se les quiere expulsar de Cataluña, no puede sorprender que los chorizos piensen que esto es Jauja. Cuando un partido antisistema y con jóvenes que ejercen la violencia política – la CUP – ha llegado a presidir la comisión del Parlament dedicada a supervisar la acción de los Mossos, el respeto a las fuerzas del orden se deteriora.
Cuando personajes que se dedicaron a quemar contenedores, destrozar el centro de las ciudades y agredir a policías son convertidos en héroes por parte del separatismo que ha gobernado o ha dado apoyo a los gobernantes, el concepto de seguridad ciudadana se desvanece. Los socialistas están siendo víctimas en los feudos que gobiernan de su política de connivencia y apoyo al secesionismo. El problema es que no le puede echar la culpa a nadie. La Guardia Urbana la dirigen ellos. Los Mossos d’Esquadra los dirigen ellos. La Policía Nacional y la Guardia civil los dirigen ellos. Solo les queda ver como su apoyo electoral se va a ir deteriorando a medida que la delincuencia siga apoderándose de las calles. Porque el lema «els carrers seran sempre nostres» ya no es el lema del separatismo, lo es de los chorizos. Por mucho que los socialistas traten de desviar la atención hablando de ‘bulos’ los vecinos saben cuándo los delincuentes campan a sus anchas en su barrio.
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