La mejor versión del Real Madrid ha vuelto y una buena parte de culpa tiene Zinedine Zidane. El entrenador francés, que fue muy cuestionado en los primeros meses de competición, ha ganado el crédito perdido en los últimos partidos donde el conjunto blanco ha vuelto a ser un equipo coral que juega bien y enamora. El sobresaliente partido ante el PSG denota que hay motivos para la ilusión, pero con cautela.
Tras alguna noche de zozobra como la de París o Mallorca, Zidane estuvo en el disparadero con el nombre de José Mourinho pululando en el ambiente, pero el entrenador francés ha logrado recuperar la mejor versión del equipo. Ahora el Real Madrid ataca, defiende bien, se asocia con coherencia, presiona en bloque alto y todas esas virtudes se pudieron ver ante el PSG en uno de los mejores partidos de los últimos años. Los dos goles en los últimos minutos del PSG enturbiaron el resultado pero no le quitaron esencia al buen juego mostrado por el equipo madridista.
Y toda esa mejoría está relacionada con el buen momento de forma de algunos jugadores que parecían condenados al ostracismo después de un pasado año tedioso. El mayor ejemplo de ello son Marcelo e Isco, que parecían perdidos para la causa pero que ante el PSG recuperaron aquella gran versión que fue vital para ganar cuatro Champions en cinco años. En especial el malagueño, que fue la gran sorpresa de Zidane en el equipo titular ante el PSG y que rindió de forma sobresaliente siendo la punta del rombo puesto en el campo por el francés.
Así que el Real Madrid tiene motivos para el optimismo. La buena imagen mostrada ante Leganés, Betis (a pesar del tropiezo en el Bernabéu), Eibar, Real Sociedad y PSG hacen presagiar algo bueno. Desde la noche fatídica de Mallorca, la imagen del equipo ha cambiado de forma radical y eso hace que Zidane recupere su crédito.
El Clásico, en el punto de mira
El nuevo Real Madrid de Zidane tendrá un examen de aúpa el próximo 18 de diciembre a las 21.00 horas, cuando tendrá que visitar el Camp Nou para enfrentarse al Barcelona. Después de superar con nota su primera prueba ante un grande con el PSG, el Clásico será un buen termómetro para medir a un equipo que ha mostrado dos caras, la buena y la mala, durante el primer tramo de competición. Ahora reina la ilusión en el Bernabéu y, salvo debacle en Vitoria o Valencia, el Real Madrid acudirá a Barcelona en pleno crecimiento.
