La historia contada sólo por una parte nunca suele ser completa. Lo correcto y adecuado es escuchar todas las versiones, aunque en este caso, esta versión no pueda tener testimonios grabados por puro miedo. No hay otro motivo. Estamos hablando, como no, de lo que está sucediendo con los vecinos del estadio Santiago Bernabéu y el ruido.
Una parte de la historia, la que no tiene el más mínimo inconveniente de hablar, es contada por aquellos vecinos que se escandalizan por los elevados decibelios que tienen que aguantar en sus domicilios cuando hay un concierto y por la gente que atrae estos espectáculos -realmente esto es lo que más les molesta-, aunque algún atrevido también mira al fútbol. A esos, se les debe recordar que sus casas se construyeron alrededor del coliseo madridista. Lo que estos vecinos opinan ya es sabido por todos, pero en este distrito de Chamartín, uno de los más pudientes de la capital de España, también hay otro bando, ese que está a favor de los conciertos del estadio Santiago Bernabéu por un motivo principal por encima de todo: «Mi casa valía 800.000 euros y ahora supera el millón. Se está revalorizando la zona».
Ese bando es más silencioso. No quiere líos. No quiere batallas. No utilizan las redes sociales para hacer, nunca mejor dicho, ruido. Ese bando prefiere no hablar ante las cámaras, prefiere mantener silencio, por un sólo motivo: tienen miedo. Temen las represarías de sus vecinos, esos con los que conviven y pasean por las mismas calles. Pero, sin dejarse ser grabados, también tienen su opinión y se debe contar, por mucho que moleste a los otros. Incluso, los periodistas de OKDIARIO que se acercaron a esta zona de Madrid presenciaron hasta discusiones de pareja por este motivo. Al hombre no le molestaba el ruido, mientras que la mujer presumía de tener una pancarta contraria a los conciertos en su fachada. ¿Cómo se resolvió el enfrentamiento? Ella le mandó a su casa a él mientras decía: «La casa es mía, éste está de prestado y la opinión la doy yo». De hecho, se llegó a inventar que su pareja era sorda para que no le pudiésemos preguntar. Curioso, cuanto menos.
«Esto es todo una maniobra de la izquierda y del PSOE», nos decía uno de los más dicharacheros. De los pocos que querían hablar, aunque eso sí, no se dejó grabar. «¿Qué quieres que los vecinos vayan a por mí?», nos aseguraba. Lo que sí nos dejó claro es que «hay mucha de política en todo esto», mientras presumía de ser aficionado del Atlético de Madrid, aunque en esto no podía apoyar más a su eterno rival capitalino.
Una de las voces más autorizadas de la zona, ya que es vecino y dueño de uno de los bares con más renombre y conocidos de los alrededores del Bernabéu, explicaba que estos vecinos, que «tienen mucho dinero y mucho tiempo», sólo miran «por ellos», sin importarles lo más mínimo los beneficios que pueda traer esto a la ciudad de Madrid.
La hostelería alza la voz con los vecinos del Bernabéu
Los bares también tienen mucho que decir en torno a este asunto. Hay disparidad de opiniones, pero todos los que se prestan a hablar coinciden en algo: «Los conciertos potencian el negocio». «Se nota ahora que se ha parado», nos comenta un hostelero de la zona del Bernabéu. La tónica, como decimos, es común, pero su consuelo son los partidos, con los que siguen compensando la ausencia de este tipo de eventos adicionales al fútbol.
Otro camarero de la zona entiende lo que contamos anteriormente, y es que la gente se niegue a hablar «por miedo». Pero lo que también es cierto es que la hostelería se está resintiendo por las quejas de «unos pocos» muy cercanos a la política que están removiendo y generando una situación anómala en la capital de España.
La principal queja de los vecinos es el gran flujo de gente que se da los días de concierto, algo que agradece totalmente la hostelería, pues para la economía los conciertos estaban siendo un cohete. «Por mí que vuelvan cuanto antes», es otra de las frases que más se escuchan alrededor del estadio del Real Madrid.
En el sondeo también se produce un caso llamativo, y es que uno de los negocios más próximos al recinto y que por lógica más se beneficiaba de los conciertos, se niega por completo a responder a las preguntas de este periódico. Y esto mismo se lo narramos a otro dueño de un negocio de la zona, que afirma que «Florentino Pérez lo solucionará todo». Este, en concreto, es socio desde 1981, por lo que es una voz más que autorizada y, por cierto, también vecino de la zona.
El miedo entre los vecinos del Bernabéu a ser reconocido y tachado de enemigo público en La Castellana es real y ni los hosteleros ni los cargos políticos están sabiendo como atajarlo, directamente se censura el ‘problema’ con el ruido anulando cualquier tipo de celebración ajena al fútbol y castigando así a la hostelería, a los propietarios que puedan enriquecerse legalmente de los eventos y también al propio Real Madrid
¿Quién es el valiente de la pancarta?
No tiene cara ni tampoco se sabe cuántos años tiene, ni siquiera si habita ahí, pero uno de los responsables del orden del edificio de esta comunidad que se ha hecho famosa por la pancarta que se ha atrevido a decir «sí al Bernabéu» dice con una pizca de desprecio que «es un propietario rico que de 365 días que tiene el año viaja 360», por lo que no deja claro si le conoce o no.
Otro vecino del bloque aboga por la normalidad y dar el brazo a torcer con el Real Madrid, que recordemos ofreció la instalación de ventanas insonorizantes a los vecinos más cercanos a su estadio. La mayoría se niega porque no está dispuesta a más obras, pero sí que hay otros que quizá por un miedo que ha quedado patente no se presten a decir sí a la propuesta del club blanco.